sábado, 19 de agosto de 2023

Gira royal



Zelenski pide a Suecia sus cazas “Gripen”, en una visita sacudida por nuevos ataques en Ucrania

Joana Serra

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, acudió este sábado a Estocolmo en busca de más apoyo militar, concretamente los cazas de fabricación sueca “Gripen”, y la perspectiva de poder producir próximamente en Ucrania los blindados CV-90s, 50 unidades de los cuales fueron suministrados ya por Suecia a su país.

Su visita no había sido previamente anunciada por razones de seguridad. Y, algo inusual, le acompañó su esposa Olena. Junto al encuentro con el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, Zelenski tenía en su agenda una reunión con el rey Carlos Gustavo, según anunció el propio mandatario ucraniano a través de su cuenta en X -o twitter- en un primer mensaje difundido a su llegada a Estocolmo.

La ayuda militar era la cuestión prioritaria de su visita. Pero el bombardeo con un misil Iskander en el corazón de la ciudad de Chernígov, a 140 kilómetros de Kiev, trasladó la tragedia diaria que vive su país a Estocolmo. “Quiero expresarle mi profunda condolencia por este nuevo acto de brutalidad”, dijo Kristersson, en su comparencia conjunta con Zelenski, tras la reunión mantenida en Harpsund, la hermosa residencia de verano del jefe del gobierno sueco, a unos 100 kilómetros de la capital. Por entonces, el bombardeo ruso había dejado ya siete víctimas mortales confirmadas y una treintena de heridos. 

La visita de Zelenski se produjo unos días después de que Estocolmo anunciara un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania, lo que eleva el total de su contribución desde el inicio de la invasión rusa a unos 1.500 millones de euros.

Estocolmo es un firme aliado de Kiev, en lo que influye también el propio temor nórdico hacia Moscú. Suecia abandonó su tradicional neutralidad militar el año pasado, precisamente a raíz del inicio de la invasión, cuando pidió juntamente con Finlandia el ingreso en la OTAN.

La visita de Zelenski no había sido anunciada previamente, como suele ocurrir en viajes al extranjero especialmente sensibles del líder ucraniano. Pocos días antes, Suecia había elevado la alerta antiterrorista al nivel cuatro -de los cinco posibles-. La medida se atribuyó, entre otros factores, a las amenazas y las protestas violentas generadas en el mundo islámico por las quemas públicas -bajo autorización policial- del Corán que se han dado desde hace unos meses tanto en Suecia como en Dinamarca. El mismo viernes hubo una de estas acciones por parte de un refugiado iraquí, Salwan Momika, quien ha protagonizado ya varias de estas quemas pública ante embajadas de su país de origen o ante la iraní. Asimismo ha llevado a cabo acciones parecidas un destacado neonazi sueco danés, Rasmus Paludan, tanto en Suecia como en Dinamarca.

El caso de Suecia es complejo, puesto que tiene aún pendiente de Turquía su proceso de incorporación como miembro de pleno derecho en la OTAN. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, mantuvo durante meses bloqueado el ingreso sueco. En la última cumbre de la OTAN, celebrada en la capital lituana, Vilna, el líder turco anunció su desbloqueo, pero no se espera la ratificación formal por parte de Ankara antes del otoño.

Turquía está entre los países de población mayoritariamente musulmana que ha condenado estas quemas. El gobierno de Kristersson ha expresado su repudio absoluto a estas acciones, pero explicado que no se pueden prohibir por estar respaldadas por el precepto de la libertad de expresión de la Constitución del país. Su ejecutivo estudia cómo restringirlas, cuando menos, si se convocan ante embajadas extranjeras o ante mezquitas.