jueves, 21 de diciembre de 2023

Donald, el regenerador


Tusk empieza con su “limpieza” democrática 


Joana Serra


El primer ministro polaco, Donald Tusk, se puso manos a la obra en su prometida “regeneración democrática” y empezó a hacer limpieza entre los medios de comunicación públicos, mientras dicta las primeras iniciativas parlamentarias destinadas a revocar la controvertida reforma del poder judicial. Se trata de los dos estamentos más claramente politizados durante los ocho años en que ejerció el poder el ultraconservador partido Ley y Justicia (PiS), al que hace una semana arrebató el liderazgo el bloque europeista liderado por Tusk.

El primer paso, en lo que se refiere a la renovación de las estructuras de los medios de comunicación públicos, fue el cese de las cúpulas de la radiotelevisión estatal (TVP y RP) y de la agencia de noticias PAP. Correspondió al ministerio de Cultura emitir las órdenes pertinentes para una medida incluida entre las prioridades de la coalición de gobierno, integrada por la liberal Plataforma Cívica (PO) de Tusk, la centrista Tercera Vía y la izquierda moderada de Lewica. Casi de inmediato, se concentraron ante la sede de TVP un grupo de diputados del ahora opositor PiS, algunos de los cuales permanecieron durante toda la noche en el edificio. Hasta ahí se personó también en líder del partido, Jaroslaw Kaczynski, a modo de apoyo solidario al ente público.

La enemistad entre el PO de Tusk y los medios públicos controlados por el PiS es más que evidente. Durante la campaña electoral pasada, especialmente la televisión estatal repitió sin reparos las consignas del PiS. Acusó al líder europeísta de servir más a Bruselas que a su país o de haber practicado en su anterior etapa como jefe de gobierno -entre 2007 y 2014- una política de “consentimiento” a Vladímir Putin semejante a la que se imputa a Alemania, lo que a su juicio envalentonó al presidente ruso y precipitó la invasión de Ucrania.

Pese a estas campañas mediátiacas, el bloque de Tusk obtuvo tras las elecciones generales de octubre la superioridad parlamentaria que precisa para gobernar. El PiS, por su parte, defendió su posición de primera fuerza, pero sin mayoría ni socios en los que apoyarse.

El partido de Kaczsynki y del exprimer ministro Mateusz Morawiecki pasaron a la oposición tras un intento fallido de investidura. Pero siguen contando con el apoyo del presidente del país, Andrzej Duda, fiel al PiS aunque formalmente dejó en suspenso su militancia al acceder al cargo, en 2015.

Duda alzó la voz ahora contra el cese de las cúpulas de los medios de comunicación y advirtió de que los propósitos de Tusk de desmantelar estos entes o cortarles las partidas presupuestarias de que disponen son anticonstitucionales. La advertencia del jefe de Estado va más allá de lo simbólico o del apoyo solidario. El cargo presidencial es eminentemente representativo, pero entre sus atribuciones están la de firmar o refrendar leyes, así como remitirlas a la justicia para su revisión.

Precisamente es el poder judicial el siguiente gran objetivo de la regeneración democrática prometida por Tusk al acceder finalmente al poder, hace una semana, dos meses después de su victoria electoral. El PiS ha consagrado buena parte de sus ocho años al frente del gobierno polaco a reestructurar los órganos judiciales hasta dejarlos bajo un fuerte control del estamento político, especialmente en lo que compete a la designación de los jueces. Esta línea le valió sucesivas amonestaciones y expedientes de la Comisión Europea (CE), por socavar el principio de la independencia judicial.

La confrontación con Bruselas derivó incluso en la congelación de fondos de recuperación postpandemia destinados a Varsovia. Inmediatamente después de su victoria electoral, y sin esperar a consumar su investidura, Tusk se puso a negociar con la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, las condiciones para el futuro desbloqueo de estos fondos. Ahora el Parlamento empezó a dar los pasos necesarios para revocar las sucesivas leyes que conforman la controvertida reforma judicial de la etapa PiS. En primer lugar, se aprobó una resolución por la que se declara ilegal la designación de los jueces de las audiencias territoriales, emanados directamente del poder político.

Son muchos y muy complejos los procedimientos que deberá salvar el equipo de Tusk y su mayoría parlamentaria hasta lograr la regeneración pretendida. El presidente Duda puede apurar los plazos para cualquier requerimiento, de acuerdo a la estrategia que siguió ya como jefe del Estado para retrasar la investidura de Tusk. Primero encargó la formación de gobierno a Morawiecki, pese a que obviamente no tenía la mayoría que precisaba; así asistió Polonia a la protocolaria jura de cara uno de los miembros de un nuevo ejecutivo aún del PiS, que se sabía tendría una existencia efímera, puesto que tampoco superaría el voto de confianza del Parlamento.

Tusk, sin embargo, logró tomar posesión un día antes de la celebración del Consejo Europeo, lo que le permitió acudir a la cita con el resto de los líderes de la UE ya representando a la nueva Polonia, europeísta y bajo liderazgo liberal.

Las tensiones entre el gobierno y el presidente se estima que perdurarán o incluso se acentuarán hasta las próximas elecciones presidenciales, previstas para 2025. Hasta entonces, a Tusk no le queda otro remedio que la coexistencia no solo con la fuerte oposición parlamentaria del PiS, sino también con una jefatura del Estado afin a ésta.