lunes, 14 de noviembre de 2011
Merkel, Leipzig, neonazis
La "vergüenza" de Merkel por la trama ultraderechista reabre debate sobre NPD
Gemma Casadevall
Leipzig (Alemania), 14 nov (EFE).- La amenaza de un terrorismo de ultraderecha en Alemania planeó hoy sobre el congreso de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel, bajo el impacto de la "vergüenza" confesada por la canciller por la existencia de una banda asesina de neonazis durante años inmune a la acción policial.
Del tema oficial del congreso de Leipzig -el futuro de Europa y la búsqueda de remedios a la crisis- pasó el partido que preside la canciller a reabrir el debate sobre una eventual prohibición del Partido Nacional Democrático (NPD), el principal aglutinante de los ambientes neonazis del país.
Merkel, el secretario general de la CDU, Hermann Gröhe, y una veintena de delegados firmaron una moción, incluida a última hora en la agenda, para "replantear" una solicitud de prohibición al Tribunal Constitucional (TC), órgano competente en la materia.
El Tribunal ya rechazó, en 2000 y tras un largo proceso, una solicitud presentada conjuntamente por el Gobierno y el Parlamento. Las razones del rechazo fueron formales, ya que parte de las pruebas se apuntalaban en testimonios de infiltrados, que el TC desestimó.
Merkel plantea ahora una revisión de ese proceso, con la moción presentada tras calificar la canciller desde Leipzig de "vergüenza para Alemania" la existencia de una trama terrorista, revelada a raíz del suicidio de dos neonazis, presuntos asesinos de al menos nueve inmigrantes y una agente de la policía, entre 2000 y 2007.
En la moción firmada por Merkel, la CDU se declara "consternada" por esos asesinatos, que revelan la determinación de la ultraderecha de luchar "con métodos terroristas" contra el Estado de derecho.
La existencia de esa célula ha "desenmascarado definitivamente" la brutalidad y desprecio de la democracia entre esos grupos, prosigue el texto, que ratifica el compromiso de la CDU para esclarecer el caso y endurecer la lucha contra la ultraderecha.
Merkel parece dispuesta a iniciar un proceso en el que su propio ministro de Interior, Hans-Peter Friedrich, no confía.
Según el ministro, de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), para llevarlo adelante se debe prescindir de los infiltrados. Y ello equivaldría a prescindir, también, de esa fuente de información.
La perspectiva de Friedrich incide en el papel de los infiltrados, mientras en Alemania los medios se preguntan cómo pasó desapercibida la acción de la célula de neonazis, identificada como Clandestinidad Nacionalsocialista, cuyos tres principales miembros era conocidos de la Policía desde la década de 1990.
Se trata de Uwe Mundlos y Uwe Böhnhardt, de 38 y 34 años, dos atracadores de bancos, además de neonazis, cuyos cuerpos aparecieron en una autocaravana incendiada en Eisenach (este) el 4 de noviembre, más Beate Zschäpe, de 36 años, quien incendió la vivienda común en Zwickau, también en el este, inmediatamente después.
Tras el hallazgo de una pistola en la caravana, más un arma policial en la vivienda, se ha reconstruido la pista asesina del grupo entre 2000 y 2007. La detención, el domingo, de un presunto cómplice, asimismo en contacto con esa célula desde los 90, completó lo que hasta ahora se conoce de esa presunta trama terrorista.
Al menos dos de ellos -los atracadores muertos- militaron en el NPD, formación con unos 6.900 militantes que precisamente el domingo eligió a Holger Apfel, representante de su ala más radical y reconocido antisemita, como su nuevo presidente.
Apfel, quien tomó el relevo del "histórico" líder del NPD y rival interno, Udo Voigt, se estrenó en la jefatura con un discurso en que anunció el paso al "radicalismo serio" para recuperar la militancia perdida en los últimos años.
El congreso se realizó en Neuruppin (este) a puerta cerrada, entre protestas ciudadanas en la calle por la autorización de ese foro y sin presencia de medios en los debates.
El NPD, con escaños en las cámaras de los estados de Sajonia y Mecklemburgo Antepomerania (este), ha perdido en los últimos años un tercio de su militancia, lo que unido a varias sanciones por irregularidades contables le ha colocado al borde de la ruina.
Para tratar de paliar esa situación y cerrar filas se fusionó a principio de año con la Unión del Pueblo Alemán (DVU), partido algo más moderado dentro del ámbito de la ultraderecha.
Ninguna de estas formaciones obtuvo nunca escaños en el Parlamento federal (Bundestag) por no haber alcanzado el mínimo del 5 % de votos necesarios para acceder a la Cámara. EFE
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