viernes, 17 de marzo de 2023

Varsovia desafía

 

Los MiG-29 polacos o la siguiente línea roja 





                                                                                                  


                                                                                                                                                  Marina Ferrer

El anuncio de Polonia y Eslovaquia de entregar cazas MiG29 a Ucrania es un salto cualitativo para para Kiev, que hasta ahora no recibió aviones de combate occidentales de sus aliados. Que Polonia estaba está determinada a dar ese paso quedó claro ya en marzo de 2020, unas semanas después del inicio de la invasión rusa. Varsovia propuso entonces transferir sus aviones de combate, de fabricación soviética, a la base estadounidense de Ramstein, en Alemania, para ponerlos desde ahí a disposición de Ucrania. Washington zanjó la cuestión con un no, que transmitió por teléfono su secretario de Estado, Lloyd Austin, a su colega polaco, Mariusz Blaszczak.

Berlín respiró aliviado. La idea de que partieran desde su territorio aviones de combate de la OTAN en apoyo de Ucrania hacía temer una escalada. Es decir, la entrada de la Alianza Atlántica como parte activa de la guerra, algo que descartan tanto el presidente estadounidense, Joe Biden, como el canciller alemán, Olaf Scholz.

La llamada de Austin a Blaszczak fue el 9 de marzo de 2022. Un año y unos pocos días después, el presidente polaco, Andrzej Duda anunció este miércoles el envío “en unos pocos días” de cuatro de sus MiG29. Eslovaquia se sumó 24 horas después a esta iniciativa con otros 13 aparatos. Para Varsovia, sería la primera fase de una acción conjunta entre varios aliados, sin concretar. El Kremlin respondió ya acusando a la OTAN de involucrarse aún más en la guerra.

Berlín podría haberse inhibido. Pero el propio Duda le implicó en la operación, al afirmar que los cuatro MiG29 que enviará a Kiev son parte de la docena de aparatos traspasados a su país a principios de los 90 y procedentes de la extinta República Democrática Alemana (RDA). Es decir, la Alemania comunista que quedó disuelta e incorporada a la República Federal de Alemania (RFA) por el Tratado de Unidad de 1990.

Teóricamente, y en virtud de la llamada cláusula del destino final, Polonia solo podría entregar esos aviones de combate a Ucrania con la autorización alemana. Más o menos la situación que se dio con los Leopard2, los carros de combate de fabricación y licencia germana, que ningún aliado pudo transferir a Ucrania hasta que Alemania, tras semanas de tensiones, dio luz verde.

El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, dijo desconocer la procedencia de los aviones comprometidos por Varsovia. El portavoz de Scholz, Steffen Hebestreit, insistió luego en que para Alemania toda cuestión relacionada con el apoyo a Kiev se decide “en consenso” con los aliados occidentales. Ratificó asimismo que no consta ninguna petición por parte polaca sobre los MiG-19.

La situación ahora no es la hace un año. Alemania, Estados Unidos y los restantes aliados occidentales han traspasado ya algunas líneas rojas. Cada una de ellas dejó en el aire la pregunta de cuál será la siguiente. En el envío de dos batallones de Leopard2 participaron Alemania, Polonia, España, Portugal, Noruega y Canadá, entre otros aliados. Todos esos países brindaron en su territorio la instrucción militar precisa a miles de soldados ucranianos.

La norma de que ningún soldado de un país de la OTAN entrará activamente en esa guerra se cumple. Como también ocurrirá con los MiG-29, cuyo manejo conocen los pilotos de guerra ucranianos. Los cazas de fabricación soviética fueron diseñados en la Guerra Fría como respuesta a los MdDonnell Douglas F-15, F-16 Falcon y F/A-18. Se exportaron a países satélite -algunos de ellos, actuales miembros de la OTAN- y siguen en activo en las fuerzas aéreas rusas.

Polonia acordó en julio del año pasado la compra de 48 aviones FA-50 a Corea del Sur -además de 180 tanques K2- y está pendiente de recibir F-15 estadounidenses. El traspaso dse de los MiG a Kiev encaja en la renovación de su ejército.