jueves, 20 de julio de 2023

Pirómanos

 La autorización de otra quema del Corán desata la ira islámica sobre Suecia

Joana Serra




La convocatoria a otra quema autorizada del Corán, la tercera en pocos meses, ha colocado a Suecia al borde de la ruptura con Irak entre violentas protestas en Bagdad y la expulsión de la embajadora nórdica de la capital iraquí. A las imágenes de la sede diplomática sueca en llamas, tomada por centenares de seguidores del líder chíita Muqtada al Sadr, siguieron las condenas del gobierno de Estocolmo, acusando a Bagdad de “dejar hacer” a los asaltantes. Es decir, de no proteger la embajada y su personal, lo que vulnera la Convención de Viena. Estados Unidos y la Unión Europea (UE) expresaron su respaldo a Estocolmo, mientras el gobierno del primer ministro Mohamed Shia al Sudani condenaba el nuevo “insulto” perpetrado desde la capital sueca. Es decir, la convocatoria a otra quema del libro sagrado musulmán, así como de una bandera iraquí.

Las medidas inmediatas fueron la retirada del encargado de negocios iraquí de Suecia, así como la expulsión de la embajadora. Pero Bagdad había advertido de antemano que, de producirse otra provocación, el siguiente paso sería la ruptura de relaciones diplomáticas.

El detonante de la ira islámica sobre Suecia, país que sigue pendiente de la ratificación de Turquía para su ingreso en la OTAN, fue la convocatoria lanzada por Salwan Momika, un refugiado iraquí de 37 años, anunciando una quema pública del Corán en Estocolmo, así como de la bandera de su país de origen. El lugar elegido fue la embajada iraquí. En junio había llevado a cabo una acciónparecida ante la gran mezquita de la capital sueca. Antes de proceder a la quema,restregóahí un trozo de tocino sobre el libro sagrado.

Ya entonces levantó las protestas del mundo islámico, incluido el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, que vio reforzada su tesis de que Suecia acoge como refugiados a enemigos del IslamLa acción de Momika siguió el modelo marcado unos meses antes por un reconocido agitador neonazi sueco-danés, Rasmus Paludan, quien ha llevado a cabo sucesivos actos islamófobos tanto en Dinamarca como en Suecia.

La Constitución sueca ampara dichas acciones bajo el precepto de la libertad de expresión y frente a las críticas de quienes lo consideran una ofensa, una provocación o una incitación al odio islamófobo. El gobierno del conservador Ulf Kristersson ha condenado cada una de estas manifestaciones y expresado su repudio por estas provocadoras acciones. Pero argumentado que no puede impedir actos respaldados por la Constitución de su país.

Las acciones del Momika y de Paludan no se consideran manifestaciones que puedan alterar el orden público, ya que intervienen en ella una o dos personas –como en el caso del refugiado iraquí, que actuó junto a un compatriota-. Se desarrollan bajo un notable cordón policial para evitar disturbios. En la de este jueves fue difícil para los medios concentrados en el lugar reconocer de inmediato si llegó o no a quemar el Corán, por encontrarse a cierta distancia del desarrollo de los hechos. Sí se observó que pateaban el libro sagrado y trataban de prenderle fuego, lo que entraña de por sí blasfemia.

El acto en Estocolmo se produjo una semana después de que Erdogan levantara su veto al ingreso sueco en la OTAN. Lo hizo en la víspera de la cumbre de la Alianza celebrada en Vilnia (Lituania) y a la espera de que se consume la ratificación por parte del parlamento turco a l ingreso en otoño. Estocolmo, Ankara y la OTAN llevaban meses negociando el sí de Turquía a la incorporación del país nórdico en la Alianza. Erdogan, que sí dio anteriormente el visto bueno al ingreso solicitado en paralelo por Finlandia, exigía la extradición de centenares de opositores kurdos. Suecia accedió a reformar su ley antiterrorista tipificando como terrorismo el apoyo o la financiación de formaciones como el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), en busca del acercamiento con AnkaraFinalmente Erdogan accedió a retirar sus objecciones, en una negociación en la que supuestamente jugó un papel determinante la decisión de Estados Unidos de vender a Ankara los aviones de combate F-16 que ansía Turquía.

El asalto nocturno a la embajada sueca de Bagdad se derivó del simple anuncio de otra quema autorizada del Corán por Estocolmo. Los vídeos difundidos a través de redes sociales presentaban a centenares de manifestantesirrumpiendo en el recinto y prendiendo fuego en un ala del edificio. Las imágenes recordaban no solo a otras recientes protestas contra Suecia en Irak, Turquía, Emiratos Árabes, Jordania o Marruecos, sino a las más sangrientas registradas en 2005 a raíz de la publicación por el diario danés “Jyllands Posten” de doce caricaturas de Mahoma. La más famosa fue la del dibujante Kurt Westergaard, que presentaba al profeta con una bomba a modo de turbante. El dibujo fue reproducido solidariamente por numerosos medios europeos. El diario satírico francés “Charlie Hebdo” ilustró repetidamente sus portadas con la controvertida caricatura, la última en 2012. Es decir, tres años antes del atentado yihadista contra su redacción en que murieron doce personas, entre ellas varios de sus legendarios dibujantes.