martes, 8 de agosto de 2023

El viejo Kaczynski

 Polonia irá a las urnas altamente polarizada y reforzando fronteras


Joana Serra




Polonia irá a las urnas el próximo 15 de octubre, en un clima político altamente polarizado o hasta tóxico y en situación de alerta en las fronteras. El presidente del país, Andrzej Duda, formalmente independiente pero vinculado al gubernamental partido Ley y Justicia (PiS), convocó elecciones parlamentarias para el segundo domingo de octubre, dentro de los plazos establecidos para el fin de la actual legislatura.

Antes incluso de su anuncio se escuchaba ya el fragor de la pre-campaña entre el PiS, el partido del primer ministro Mateusz Morawiecki y con Jaroslaz Kaczynski en la jefatura, y la Plataforma Cívica (PO) del expresidente del Parlamento Europeo Donald Tusk. Hay un tercer partido en liza, la llamada Confederación, una formación claramente ultraderechista, con un discurso más xenófobo, además de antiabortista, que el PiS de Kaczynki. Los sondeos le pronostican un 10 % de los votos frente al 30 % para el ultraconservador partido gubernamental. A la PO se le estima algún decimal por debajo de ese 30 %. Pero mientras que la tendencia es a la baja para el PiS, en el poder de forma ininterrumpida desde 2015, la oposición liberal del exprimer ministro Tusk, está remontando.

Kaczynski, el hombre fuerte de la política polaca, empezó a lanzar el anzuelo en dirección a la hipotética tercera fuerza, la Confederación. Ha endurecido aún más su discurso anti-inmigración y busca sin disimulos atraerse al electorado de este partido.

Una alianza futura entre el PiS y esa fuerza añadiría virulencia a las tensas relaciones entre Varsovia y Bruselas, en medio de los sucesivos expedientes que la Comisión Europea (UE) ha abierto contra Polonia, sea por su controvertida reforma del poder judicial –atentatoria contra la independencia de la justicia--, por sus campañas contra el colectivo LGTBI o contra la libertad de prensa.

Los ánimos entre Bruselas y Varsovia se calentaron ya estos días. Esta vez, no por alguna renovada amonestación de la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, sino por unas declaraciones procedentes del jefe del grupo parlamentario del Partido Popular Europeo (PPE), el asimismo alemán Manfred Weber. Fue en una entrevista a la televisión pública germana ZDF, ante la que Weber colocó al PiS al nivel de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y la Agrupación Nacional de Marine Le Pen. Para Weber, son partidos adversos a los fundamentos del Estado de Derecho. El político alemán, de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), representa al sector más derechista entre los conservadores de Alemania, que como el resto del espectro parlamentario del país descarta toda cooperación con la AfD.

Morawiecki reaccionó a las palabras de Weber calibrándolo de interferencia en la política de su país y de apoyo a la campaña de Tusk, al que el primer ministro polaco califica de “auxiliar” o “secretario” del PPE.

Los ánimos están caldeados a escala interna y también externa. Polonia venía reclamando de la OTAN que refuerce su flanco este desde mucho antes del inicio de la invasión rusa de Ucrania. Ahora está incrementado sus efectivos militares, policiales y hasta paramilitares a lo largo de los 400 kilómetros de su frontera con Bielorrusia. En 2021 construyó ya una valla de 5,5 metros de alto en 180 kilómetros de esa franja para protegerse de la llamada “guerra híbrida” lanzada desde Minsk, en forma de inmigración irregular lanzada sobre su territorio. La presencia de milicianos del grupo Wagner en Bielorrusia acrecientan, para Varsovia, los peligros procedentes del gran aliado del Kremlin que es el presidente del país vecino, Alekandr Lukashenko.