miércoles, 30 de junio de 2010

Merkel apuesta contra el mejor. Merkel y los hombres (III)

 

El candidat de la CDU és el favorit per rellevar el dimitit Köhler

 

Wulff s'enfronta al carismàtic opositor Gauck


Tot i que els alemanys viuen aquests dies pendents del Mundial de Sud-àfrica, la seva selecció avui no juga i les dues cadenes de la televisió pública transmetran un enfrontament insòlit: l'elecció del president que ha de substituir Hort Köhler, dimitit un mes enrere. Els dos equips són les files de la cancellera Angela Merkel, impulsora de la candidatura al càrrec del baró regional Christian Wulff, el primer ministre de la Baixa Saxònia, contra la renascuda aliança entre socialdemòcrates i verds, que presenta el carismàtic Joachim Gauck, un teòleg dissident de l'etapa de l'Alemanya comunista, que deu el seu bon nom a la feina feta durant l'era de Helmut Kohl, quan s'encarregava dels arxius de la STASI després de la caiguda del Mur. Gauck és un home a qui els alemanys consideren un model d'integritat.
Mai l'elecció d'un president de la República, un càrrec representatiu, havia desfermat tanta expectació. Es tracta d'una elecció de conseqüències que podrien ser dramàtiques per a Merkel. L'elecció de Wulff, amb reputació d'estrateg molt més dur del que dibuixen les seves formes amables, es donava per segura quan la cancellera el va designar com a solució ràpida a la sorprenent dimissió de Köhler per unes declaracions que vinculaven les missions de l'exèrcit a l'estranger amb interessos econòmics del país. Merkel va voler tapar la tempesta de mala sintonia amb el cap d'Estat, també de la CDU que ella presideix, amb la designació d'un successor fàcil en un temps rècord.
L'Assemblea Federal
¿Pot perdre la votació, Wulff, que amb 51 anys seria el president més jove del país? La lògica diu que no, perquè la coalició que lidera Merkel té una vintena de vots de més a l'Assemblea Federal –una cambra mixta formada pels 622 diputats de la cambra baixa del Parlament, el Bundestag, més un nombre igual d'enviats dels lands–, però Wulff no les té totes.
En una situació de feblesa permanent com la de Merkel tot es percep com a dramàtic. Els grans mitjans de comunicació han enaltit la figura de Gauck fins a fer la impressió que realment és un home imprescindible per al país. La seva designació es va interpretar com un autogol de Merkel, perquè si no fos el candidat de l'oposició hauria recolzat amb passió aquesta figura de l'Est, com ella, pastor protestant, com el seu pare, i capaç de fer discursos savis. Aquesta és la feina amb què s'identifica un bon president: tocar la fibra al ciutadà en situacions solemnes i aixecar-li la moral en temps de crisi. A més, té la funció de ratificar lleis, qüestió que es diu que va ser el motiu real de la dimissió de Köhler, exresponsable de l'FMI i disconforme amb els plans anticrisi de Merkel.

martes, 29 de junio de 2010

La patada hacia arriba de Merkel


Wulff, de eterno rebelde a la sombra de Kohl a barón domesticado por Merkel

Gemma Casadevall

Berlín, 29 jun (EFE).- El primer ministro de Baja Sajonia, Christian Wulff, aspira a convertirse este miércoles en el presidente más joven de la República Federal de Alemania (RFA), desde su posición de eterno rebelde durante la "era Helmut Kohl", convertido ahora en candidato fiel de Angela Merkel.




La canciller lanzó su candidatura hace un mes como solución de emergencia a la intempestiva dimisión del presidente Horst Köhler -por razones aún no aclaradas- y ante la oposición interna al nombre que saltó como primera opción para un relevo más espectacular, la ministra de Trabajo, Ursula von der Leyen.
Desde entonces, a Wulff, hombre con reputación de estratega mucho más duro de lo que su eterna sonrisa y suaves maneras hacen pensar, ha tenido que lidiar con la dudas de sus propias filas sobre si es la persona adecuada para el primer cargo representativo del país.
Por si fuera poco, la oposición socialdemócrata-verde se sacó de la manga un as, el independiente y ex disidente al régimen germano-oriental Joachim Gauck, como candidato alternativo que la propia Merkel habría apoyado con fervor, de haber surgido la idea de sus propias filas y no de las del adversario.
Wulff no ha perdido pese a ello la sonrisa o, si lo ha hecho, ha sido en privado. De 51 años y desde 2003 al frente del gobierno de Baja Sajonia, el candidato de Merkel a presidente es hombre avezado en encajar reveses políticos sin abandonar su tono suave.
El cargo presidencial no estaba en los planes de un político que se ganó el apodo de "joven salvaje" en tiempos de Kohl en la Cancillería y cuyo nombre se identificó en el pasado como rival interno de Merkel, al que el ejercicio del poder ha domesticado.
Wulff dejó atrás su perfil de rebelde en la Unión Cristianodemócrata (CDU) desde que asumió el liderazgo de su "Land", donde gobierna en coalición con el Partido Liberal.
Baja Sajonia, con capital en Hannover, es un estado federado identificado con el consorcio automovilístico Volkswagen -cuya sede central está en Wolfsburgo-. Wulff arrebató en 2003 el gobierno a Sigmar Gabriel, heredero regional del entonces canciller Gerhard Schröder y ahora presidente del Partido Socialdemócrata (SPD).
Antes de llegar a ese puesto, Wulff encajó dos derrotas seguidas en el "Land" ante Schröder, jefe del Gobierno de Baja Sajonia desde 1990 a 1998, año en que arrebató la cancillería a Kohl.
Ya en el cargo, Wulff limó sus perfiles de renovador en las filas democristianas, aunque retuvo su aura de líder ambicioso, al acecho de alcanzar, cuando la ocasión lo permitiera, los máximos puestos del país, incluida la Cancillería.
La dimisión de Köhler -teóricamente, por unas inoportunas declaraciones justificando misiones internacionales del Ejército por los intereses económicos de Alemania- trastocó esos planes por la Presidencia, cargo que en la RFA tiene un sesgo apartidista.
Nacido en Osnabrück (Baja Sajonia), jurista y en las filas de la CDU desde 1975, Wulff será, de lograr la elección, el segundo católico en el cargo tras Heinrich Lübke (presidente del país entre 1959 y 1969).
Entre él, su esposa Bettina y su hijo de dos años, rejuvenecerán los aires del Palacio de Bellevue, la sede presidencial.
Desde que, cuatro años atrás, se divorció de su primera esposa, Wulff y su actual mujer, más el bebé, son presencia habitual de la prensa del corazón alemana y las tertulias televisivas, como exponente de familia alemana moderna. EFE
gc/jcb/ig



Joachim, el intachable enemigo


Gauck, el candidato perfecto de la oposición que quita el sueño a Merkel



Gemma Casadevall

Berlín, 29 jun (EFE).- Independiente, disidente en tiempos de la Alemania comunista y convertido por Helmut Kohl en tutor de los archivos de la Stasi, Joachim Gauck aspira a la presidencia alemana como candidato de la oposición, con un perfil hecho tan a medida para el cargo que quita el sueño a las filas de Angela Merkel.
De 70 años, teólogo e impecable orador, Gauck tiene a su favor las simpatías ciudadanas, de los medios y hasta de un sector de las coalición de centro-derecha de la canciller, quien a su vez se ha deshecho en halagos a quien, como ella, creció en territorio de la extinta República Democrática Alemana (RDA).
De decidirse la elección presidencial por sufragio universal -y no por parte de la Asamblea Federal, donde las filas de Merkel tienen una mayoría de unos 21 delegados-, se le daría por prácticamente garantizado el máximo cargo representativo del país.
Lo único que se opone a que se convierta en el décimo presidente del país es la disciplina de partido de las filas de la canciller, ya que una victoria de Gauck sería fatal para Merkel.
Nacido en Rostock (norte de Alemania) el 24 de enero de 1940, hijo de un capitán deportado a Siberia en 1950 y fundador luego del Neues Forum -o plataforma de la disidencia de la Revolución Pacífica contra la RDA-, la biografía y el talante conciliador de Gauck le convierten en adversario a temer, con o sin mayoría asegurada.
Su designación por la oposición socialdemócrata-verde, un día después de que Merkel diese a conocer la candidatura de sus filas -Christian Wulff, barón regional de Baja Sajonia-, fue encajada por la coalición de la canciller como un desafío y una amenaza.
"Soy realista y sé contar. Asumo la candidatura con sentido de la responsabilidad y como parte de una sociedad en la que siempre defendí los valores de la libertad y la democracia", dijo entonces Gauck, para desgranar a continuación un discurso improvisado que bien hubiera encajado en la ceremonia de asunción presidencial.
La oposición necesitaba un candidato digno, en la derrota matemática o en la victoria por sorpresa, y lo encontró en Gauck, apuntalándose en el principio constitucional de que la presidencia está por encima de partidismos -hasta ahora, la mayoría de los presidentes dejó en suspenso su militancia mientras ocupó el cargo-.
Gauck representa para los alemanes la conciliación, la consciencia y el coraje en la defensa de la democracia, como dijo la propia Merkel, en un mensaje de felicitación por su 70 cumpleaños.
De hijo de un deportado que no vio a su padre en años, pasó a pastor evangélico -como el padre de Merkel-, para sumarse a la disidencia ante la represión de la RDA en el ámbito eclesiástico.
Kohl le convirtió, tras la caída del Muro y la reunificación, en director del departamento federal para la tutela de los archivos de la Stasi, la policía política comunista.
Desempeñó ese cargo hasta el año 2000, pero la institución que custodia los gigantescos archivos se sigue llamando "Oficina Gauck", por el sello que imprimió al organismo.
A Gauck se le identificó con el espíritu de justicia, no de revanchismo, capaz de poner el dedo en la llaga, sin arrugarse.
A este pastor protestante, padre de cuatro hijos, divorciado y desde 1990 con una nueva compañera sentimental, periodista, se le auguran pocas posibilidades de imponerse en la votación.
La mera presentación de su candidatura fue, sin embargo, un gol a la canciller. Cada voto que se le escape será una victoria moral para la oposición y, por contra, un voto cerrado a Wulff será interpretado como reflejo del pánico en sus filas. EFE
gc/jcb/mcd

miércoles, 23 de junio de 2010

Madiba, este no fue tu Mundial

¿Qué ha hecho Mandela para merecer esto?


Gemma Casadevall Johannesburgo, 23 jun (EFE).- La estatua de dos toneladas y medio de Nelson Mandela, ante el centro comercial de Sandton, en Johannesburgo, el Museo del Apartheid y el antiguo gueto negro de Soweto se convirtieron con el Mundial en socorrido plató para la foto de recuerdo de la afición, entre partido y partido.
"¡Honduras, Honduras!", canta y salta un corro de hondureños, ante un cámara de una televisión argentina, a los pies del monumento al héroe, en la Nelson Mandela Square. A metro y medio, otro grupo similar les sale al paso al grito "México, México, México", asimismo con los correspondientes uniformes y amuletos de su selección.
"Veintisiete años en la cárcel para que te acabes viendo así", dice, irónico, Bernard, ex ingeniero de 70 años, ahora taxista extraoficial, mirando la estatua plantada en 2004, semioculta tras una carpa mundialistas de Sony y junto al Shopping Center del barrio que concentra hoteles de lujo y centro neurálgico de la FIFA.
A Bernard, blanco, lo del Mandela Square no le parece ni mejor ni peor que las procesiones de aficionados que, a veces sin siquiera descolgarse la bandera o la vuvuzela de la espalda, el Museo del Apartheid, alejado del centro urbano y camino a Soweto.
"Un día os llevamos de 'shopping', al otro el Museo, al tercero al gueto. Todo lo que lleve el apellido Mandela es un imán turístico. Pobre, si se viera... Pero es buen hombre, seguro que hasta se alegra por nosotros", prosigue el taxista ocasional.
Las villas de lujo de los negros acomodados de Soweto, el gueto a unos 20 kilómetros de Johannesburgo creado en 1904, cuando las autoridades retiraron a la población negra de la capital, es punto de partida del recorrido por lo que ahora es un distrito con casi cuatro millones de habitantes, tan negros como los de entonces.
"Es un 'apartheid' a la inversa. Yo, aunque quisiera, no podría vivir aquí. Primero, porque soy blanco; segundo porque no tengo el dinero suficiente para pagarme una casa así, con piscina", se lamenta otro taxista ocasional, Marc, sobre los cincuenta y desempleado, que jura no ser racista, pero habla como si lo fuera.
Las casas con piscina de los negros ricos es la cara elitista de la moneda de Soweto. La otra son las barracas de techo de uralita, sin agua corriente ni electricidad, paralelo a una Villa Miseria bonaerense o las favelas de Sao Paulo, en que cualquier muchacho se presta a hacer de guía e incluso a llevarte al interior de uno de los habitáculos donde viven varias familias.
"¿En tu país hay sitios así?", pregunta "B" -como se hace llamar-, al visitante, al que instruye sobre a quién se puede o no fotografías y a quién dejar una propina para evitar la avalancha de niños corriendo alrededor. "Dale a éste y él los reparte", dice, "B", el administrador de las propinas de los visitantes.
A la villa ilegal de Soweto se adentran unas decenas de turistas -ahí, no uniformados con los colores de su selección-; las zonas acomodadas, más la villa de lujo de Winnie Mandela o la casa-museo del ex presidente son visita obligada de los grandes circuitos.
Ante la casa de Mandela danza una comparsa zulú para los visitantes llegados en grandes autocares, sea para recorrer la antigua vivienda o para comer en el restaurante vecino, que por supuesto también se apellida Mandela.
"Pobre 'Madiba', este no es su Mundial", dice Muriel, habitante de la villa-miseria sudafricana. Madiba es como llaman cariñosamente a Mandela todos los sudafricanos, blancos o negros.
"Nunca lo fue, porque como todo Mundial éste pertenece a la FIFA, pero seguro que se alegró por todos", repite Bernard, nuestro consolidado taxista extraoficial.
"Está muy viejo, cualquier día se nos va y encima el primer día el golpe de la muerte de su biznieta", prosigue, mientras señala el lugar donde se estrelló el auto en que volvía a casa Zenani Mandela, de 13 años, tras el concierto de apertura, en Soweto.
"¿Qué ha hecho Mandela para merecer esto?", dice el taxista, quien confía aún en la asistencia de Madiba para el partido final, el 11 de julio, en el Soccer City, el mayor estadio de Sudáfrica, con 88.000 plazas, a las puertas de Soweto. EFE
gc/jag
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domingo, 6 de junio de 2010

Empeñándonos en hablar de crisis

 

Merkel, a la recerca del seu rescat

RETROCÉS · La cancellera, immersa en una caiguda lliure de la seva coalició als sondejos, necessita pactar i reeixir en un programa de retallades RIVALS · L'oposició guanya terreny davant l'elecció del nou president del país
Gemma C. Serra

 

La cancellera Merkel, després de reunir-se ahir amb el president rus a Meseberg, al nord de Berlín  AFPLa cancellera alemanya, Angela Merkel, ha viscut una septimana horribilis i avui diumenge tampoc no tindrà repòs. Dilluns li va caure al damunt la dimissió intempestiva del president, Horst Köhler, per unes declaracions inoportunes que molts ni havien sentit, i quan encara no havia paït l'ensurt de la dimissió, igualment poc explicada, d'un dels barons regionals de la seva Unió Cristianodemòcrata (CDU), Roland Koch, cinc dies abans. Dimarts i dimecres semblava que tenia un relleu ideal per a Köhler, la popularíssima ministra de Treball, Ursula von der Leyen, però els barons encara en actiu la van bloquejar. Dijous va presentar un candidat, deia, idoni per a la presidència, l'atractiu primer ministre de Baixa Saxònia, Christian Wulff -un altre baró- , però divendres l'oposició socialdemòcrata i verda es va treure de la màniga un candidat de perfil perfecte que es va guanyar els elogis generalitzats de la premsa més conservadora: Joachim Gauck, teòleg i exdissident a l'Alemanya comunista, a qui Helmut Kohl va encarregar la feina d'obrir les actes de la Stasi, després de la caiguda del Mur, i una autoritat moral valorada per tot el país excepte pels postcomunistes.
A punt de tancar la seva setmana horrible, la coalició va haver de deixar aparcats, abans-d'ahir, per falta d'entesa, la reforma sanitària -la CSU bloqueja els plans del ministre liberal del gremi, Philipp Rösler- i el nou calendari per a l'apagada de les centrals nuclears -per manca d'acord sobre els nous terminis entre el govern de Merkel i els barons dels lands afectats.
Amb aquest bagatge, i unes enquestes en caiguda lliure, Merkel es tancarà avui i demà amb els seus socis, la Unió Social Cristiana de Baviera (CSU) i el Partit Liberal (FDP), per mirar de lligar un paquet de rescat. Es tracta de frenar l'endeutament amb un programa esglaonat fins al 2016, d'acord amb el model imposat per la UE -i indirectament per Alemanya, el primer contribuent- al conjunt de la castigada eurozona. Fins ara, dominen les dissonàncies internes entre el liberal Guido Westerwelle, el bavarès Horst Seehofer i la pròpia Merkel sobre què es pot retallar. A ningú no li estranya, perquè el desacord és l'estat natural de la coalició en aquesta segona legislatura de la cancellera i es preveu que demà reapareguin tots tres líders amb un compromís de mínims.
Als mitjans alemanys s'han estès els comentaris dels qui asseguren -com el Süddeutsche Zeitung- que en set mesos de gestió al govern de Merkel se'l veu més desgastat que al roig-i-verd de Gerhard Schröder, abans d'anar a les eleccions anticipades que va perdre, el 2005.
Les dissonàncies internes s'amunteguen i el missatge de les enquestes no deixa marge d'error: la CDU-CSU de Merkel va caure aquesta setmana al Politbarometer de la televisió pública alemanya al 33%, només dos punts per damunt del Partit Socialdemòcrata (SPD), que en guanya dos i puja al 31%. Si se celebressin eleccions generals avui, la coalició de CDU-CSU més liberal trauria, diu el baròmetre polític més prestigiós del país, un 40%, mentre que un teòric bloc entre SPD, Els Verds i l'Esquerra n'obtindria un 54%.
La hipotètica aliança entre aquestes tres formacions no existeix ni en somnis, l'Esquerra continua descartada com a soci ja que aglutina el postcomunisme i la dissidència socialdemòcrata. Sí que va ser il·lustratiu, però, veure com SPD i Els Verds es presentaven divendres plegats, com no es veia des del temps del govern de Schröder, per tirar endavant la candidatura de Gauck a la presidència.
Matemàticament parlant, Christian Wulff, de 50 anys i baró de la CDU, no pot perdre davant Joachim Gauck, de 70 anys i figura de la reunificació. Les files de Merkel tenen una majoria de 23 vots a l'Assemblea Federal, que escollirà, a tot estirar el 30 de juny, el successor de Köhler. L'Assemblea està formada pels 622 diputats del Bundestag (cambra baixa) més 622 enviats dels Estats federats, siguin polítics o presentadors de televisió.
Teòricament Gauck no pot guanyar, però sí que pot fer molt de mal a Merkel. Que a Wulff se li escapin més o menys vots servirà, però, per mesurar el desgast de poder de Merkel. Socialdemòcrates i ElsVerds ho saben i per això van impulsar una candidatura, la de Gauck, més propera a l'espectre conservador que del propi. Com més s'escolta Gauck, més fàcil és imaginar-se'l com el president perfecte. A Wulff no li va quedar cap més remei que elogiar la talla d'un rival que ha superat dues dictadures -la nazi i la comunista- i que és la imatge de la integritat.

viernes, 4 de junio de 2010

SPD y los Verdes se sacaron de la manga un as

Oposición desafía a Merkel con Gauck, candidato perfecto para la presidencia


Gemma Casadevall

Berlín, 4 jun (EFE).- La oposición socialdemócrata-verde presentó hoy al teólogo y ex disidente germanooriental Joachim Gauck como el candidato idóneo a la presidencia de Alemania, en tanto que independiente y de reconocido talante conciliador, un claro desafío al aspirante de la coalición de Angela Merkel, Christian Wulff.
Un día después de que la canciller y sus socios -el liberal Guido Westerwelle y el socialcristiano bávaro Horst Seehofer- designaran para la presidencia a Wulff, la alianza roji-verde lanzó una propuesta sólida, destinada como mínimo a dar una batalla digna al correligionario de Merkel y primer ministro de Baja Sajonia.
"Soy realista y sé contar. Asumo la candidatura con sentido de la responsabilidad y como parte de una sociedad en la que siempre defendí los valores de la libertad y la democracia", dijo Gauck, de 70 años, flanqueado por los presidentes del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, y los Verdes, Cem Özdemir.
Numéricamente hablando, Gauck tiene las de perder, puesto que la coalición de Merkel tiene una cómoda mayoría en la Asamblea Federal, integrada por los 622 diputados de la cámara baja (Bundestag) y el mismo número de enviados de los "Länder", entre políticos y figuras de la vida pública, de deportistas a gente del espectáculo.
A la Asamblea corresponderá el 30 de junio elegir al sucesor de Horst Köhler, quien el pasado lunes presentó la dimisión por haber vinculado las misiones en el extranjero del Ejército con los intereses económicos de Alemania.
"No presentamos un contracandidato porque sí, sino un concepto distinto para la presidencia, ajena a partidismos", dijo Gabriel, mientras Özdemir calificó a Wulff de "miembro del lobby de la Unión Cristianodemócrata", como vicepresidente del partido de Merkel.
"Gauck sintetiza el espíritu de conciliación y a la vez la voz de la consciencia", prosiguió Gabriel, para aclarar luego que tales elogios no eran propios, sino "adoptados" de los pronunciados por Merkel, en el reciente 70 cumpleaños de su ahora candidato.
Hijo de un trabajador de los astilleros de Rostock (este de Alemania), al que los soviéticos deportaron a Siberia en 1950, Gauck fue miembro fundador del movimiento disidente de la RDA Neues Forum.
Tras la reunificación se convirtió, por designación del canciller Helmut Kohl, en director del departamento federal para la tutela de los archivos de la Stasi, la policía secreta comunista, cargo que desempeñó hasta el año 2000 pero al que se sigue llamando "Oficina Gauck", por el sello que imprimió al organismo.
A Gauck se le identificó con el espíritu de justicia, no de revanchismo, capaz de poner el dedo en la llaga, sin arrugarse.
Este pastor protestante, padre de cuatro hijos, divorciado y desde 1990 con una nueva compañera sentimental, desgranó hoy un improvisado discurso sobre responsabilidad, miedos del ciudadano ante crisis como las actuales y coraje a la medida de un presidente.
Sus posibilidades de imponerse a Wulff son mínimas, pero la mera presentación fue un gol para las filas de la canciller, que siguen cayendo en las encuestas al nivel más bajo desde 2006, mientras la antigua alianza roji-verde de Gerhard Schröder se revitaliza.
De celebrarse elecciones este domingo, la coalición de Merkel obtendría 40 puntos -dos menos que la semana anterior, según el Politbarometer de la televisión pública-. Un bloque entre el SPD, los Verdes y la Izquierda obtendría un 54 por ciento.
La presidencia es el primer cargo representativo del país con rango de autoridad moral, al que compete asimismo ratificar, tras minucioso estudio, las leyes emanadas del Bundestag y Bundesrat (cámara baja y alta). EFE
gc/jcb/ah/lab

jueves, 3 de junio de 2010

Un rival interno menos


Wulff, un renovador democristiano que se consolidó en la Baja Sajonia alemana
 
Gemma Casadevall

Berlín, 3 jun (EFE).- El primer ministro de Baja Sajonia, Christian Wulff, se convertirá previsiblemente el 30 de junio en presidente de Alemania, desde su posición de candidato "sorpresa" lanzado por las filas de la canciller Angela Merkel como solución de emergencia tras la dimisión intempestiva de Horst Köhler.
Tres días después de la dimisión de Köhler por sus declaraciones vinculando las misiones del Ejército con los intereses económicos de Alemania, Wulff fue designado hoy para el máximo cargo de representación del país por Merkel y sus socios, el liberal Guido Westerwelle y el socialcristiano bávaro Horst Seehofer.
Wulff, quien en 2003 se convirtió en jefe de Gobierno de Baja Sajonia desde su posición de joven renovador de la Unión Cristianodemócrata (CDU), responde a la imagen de político ambicioso, cuyo nombre sonó en repetidas ocasiones como eterno aspirante incluso a la Cancillería y rival interno de Merkel.
El aún líder regional se convertirá, salvo sorpresas, en el presidente más joven de la historia de la República Federal de Alemania (RFA), cargo al que accederá unas semanas después de cumplir los 51 años.
Rostro habitual de tertulias televisivas y prensa del corazón como exponente de familia perfecta, junto a su segunda esposa Bettina y su hijo de dos años, Wulff dejó atrás su perfil de innovador en la CDU en su etapa como líder de ese "Land", que gobierna en coalición con el Partido Liberal.
Baja Sajonia, con capital en Hannover, es un estado federado identificado sobre todo con el consorcio automovilístico Volkswagen -cuya sede central está en Wolfsburgo- y cuyo Gobierno arrebató Wulff al socialdemócrata Sigmar Gabriel, heredero político en ese "Land" del entonces canciller Gerhard Schröder.
Antes de alcanzar ese objetivo, Wulff tuvo que encajar dos derrotas consecutivas en los comicios regionales del "Land" ante Schröder, al frente del Gobierno de Baja Sajonia desde 1990 a 1998, año en que accedió a la Cancillería tras ganar a Helmut Kohl.
Ya en el cargo, Wulff limó su perfil de político renovador en las filas democristianas, aunque retuvo su aura de líder ambicioso, al acecho de alcanzar, cuando la ocasión lo permitiera, los máximos puestos del país, incluida la Cancillería, hasta que ahora llega su designación para la Presidencia.
El cargo presidencial es de carácter representativo y se elige por el voto de la Asamblea Federal, integrada por los 622 miembros de la cámara baja (Bundestag) más el mismo número de enviados de los "Lander" o estados federados, sean políticos o representantes de la vida pública, deportistas o personajes de la farándula.
Se le considera idóneo para el cargo en tanto que orador brillante, con el tono adecuado para las ocasiones más solemnes y emotivas, y asimismo como representante de aires renovadores.
Nacido en Osnabrück (Baja Sajonia), jurista y en las filas de la CDU desde 1975, Wulff será, tras Heinrich Lübke (presidente del país entre 1959 y 1969), el segundo católico que ocupa ese cargo.
Su designación como presidente fue resultado del rechazo manifiesto de varios de sus colegas y "barones" regionales de la CDU a la que se anunció prematuramente como favorita de Merkel para el puesto, la ministra del Trabajo, Ursula von der Leyen, médico de profesión y madre de siete hijos. EFE
gc/nvm/acm

De juerga por el Jüdisches Museum


Superman anima el triangle de l'horror berlinés



Gemma C. Serra



Superman, el Capità América i Sabraman, versió rabínica dels superherois dissenyats per acabar amb el Doctor Mengele, animen en aquesta primavera berlinesa l'anomenat triangle de l'horror que formen el Museu Jueu, el monument a les víctimes de l'Holocaust i la Topografia del Terror, sobre les ruines dels calabossos nazis. L'heroi amb la “S” al pit desmunta Josef Goebbels de l'aparell de propaganda, a Radio Berlin; el Capità América li esclasta un cop de puny a Hitler i Sabraman assetja Mengele, amb la Creu de David sobre el tòrax de la seva disfressa blava i blanca, els colors de la bandera d'Israel.

Tot això passa dins l'edifici en zigzag del Museu Jueu de Daniel Libeskind. En passar els arcs de seguretat i aparells detectors de metall, idèntics als als controls de qualsevol aeroport, el visitant té dues opciones: a mà dreta, escales avall, anirà a parar a l'exposició permanent que el confronta amb la teoria, la maquinària i la pràctica del programa d'extermini nazi, culminació de la persecució històrica als jueus; a mà esquerra, escales amunt, arriba als 500 metres quadrats d'exposició temporal, centrada en els herois i superherois del còmic, majoritàriament procedents dels EEUU, que des dels seus quaderns de paper van esbatussar Hitler i els seus lloctinents.

Una opció bastant més entretinguda que l'altra, amb què el Museu repassa el arrels jueus de Superman i alguns els seus companys de lluita, tots ells dotats de cuixes i bíceps poderosos, embotits en leotardos i capas multicolors.

“Herois, Freaks i Superrabins”, és el títol de l'exposició, que conté uns 400 objectes, entre còmics de col.leccionista, alguna pel.lícula primitiva de dibuixos animats i altres suports audiovisuals. S'hi recorda que els inicis del gènere arranquen de bastant abans de la persecució nazi, amb l'arribada d'uns quants emigrants jueus als EEUU, representants de la primera onada de l'humor característic jueu portat, aleshores, al paper o al cinema. Gent com Harry Herschfield, qui el 1914 va publicar les primeres tires del seu “Abbie the Agent”, seguit de Jerry Siegel i Joe Schuster, els dos nord-americans d'origen jueu creadors de Superman, el 1938, fins arribar a Uri Fink, el pare de l'inefable Sabraman, un superhome fruit d'un experiment errat dels serveis secrets israelians, que converteix un policia supervivent de l'Holocaust en perseguidor de Mengele.

La primera fornada, a principis del XX, representa la ironia subtil amb què els jueus es veuen a sí mateixos, comerciants amb ambicions de petits capitalistes; la segona, les ànsies de dotar el món -i dotar-se a sí mateixos- dels superpoders necessaris per acabar amb l'horror nazi; el tercer, un producte ja dels anys 70, n'és una de les répliques creades per la imaginació d'un dibuixant arrelat l'Estat d'Israel, quan l'horror era ja història, però no les ferides deixades ni tampoc la voluntat d'enxampar i posar davant la justícia els qui havien fugit, com Mengele.

I enmig de tot això, l'exposició no oblida tampoc els qui no van ser autors de còmic instal.lats a Nova York no a Jerusalem, sinó els que van intentar descriure el que véien, des de l'interior mateix de l'horror, com Horst Rosenthal, mort a Auschwitz i autor d'una versió de Mickey Mouse traslladada a un camp de concentració.

Ironia subtil, còmic en estat pur o realitat terrorífica: aquestes són les tres vessants presents al Museu Jueu en una exposició que crida l'atenció del visitant amb un Superman davant la façana metàl.lica de Libeskind, amb el cap enclotat a terra i sagnant, per recordar-lo allò que també el super-super-super herois poden tenir el seu mal dia.

La mostra té tots els números per esdevenir un dels èxits de programació del Museu Jueu, un dels més visitants de Berlín -amb permís del Pergamon- i que sense haver arribat encara al decè cumpleanys ha d'ampliar dependències. Encara que sembli impossible, s'ha quedat petit l'impressionant edifici de traçat tortuós, com una Estrella de David trencada i travessat d'escletxes per traspassar a l'interior alguna llum, com els raigs de sol a les ranures dels vagons que portaven els deportats a Auschwitz. Per resoldre la manca d'espai, el mateix Libeskind ha dissenyat una mena de carcassa que disfressarà el que era una nau industrial per a la venda a l'engrós de flors, a l'acera del davant. Allà s'hi encabiran els arxius, biblioteca i departament d'investigació del Museu, amb intenció d'obrir les portes l'any vinent.

Reproduir l'horror nazi necessita espai i creatividad, com la mostrada per Libeskind, al Museu Jueu, i les altres dues peces que formen allò que el diari berlinés “Der Tagesspiegel” anomenava “el triangle dels horrors” en ocasió de la inauguració del tercer puntal, la Topografia del Terror. Totes tres construccions són recents -el Museu va ser inaugurat el 2001, el monument a les víctimes ha complert ara els cinc anys i la Topografia no té encara ni un mes-. Cadascuna d'aquestes parts ha estat acompanyada de llargues polèmiques, sobre dimensions, disseny i oportunitat de recordar el pitjor capítol de la història alemanya, des del cor del país de què va partir l'Holocaust i la Segona Guerra Mundial. I cadascuna representa visions arquitectòniques diferents: el zigzag de Libeskind, el parc de 7.011 blocs de formigó de Peter Eisenmann, que recorda els sis milions de jueus assassinats, i, ara, l'edifici fred i rectangular de la Topografia, aixecat sobre les ruïnes del que van ser els calabossos nazis.

Es tracta, en aquest cas, d'una versió abaratida del que originàriament havia creat l'arquitecte suís Peter Zumthor, consistent en dues torres gegantines, que després de deu anys de discussions va fer enderrocar el mateix Ajuntament berlinés, vist que no arribava el pressupost. L'edifici finalment inaugurat es un rectangle d'una planta, amb dos nivells més subterranis, obra de la berlinesa Ursula Wilms. La tercera pota del triangle no s'ha encarregat a cap geni de prestigi arribat de l'estranger, sinó a un talent del país. Les 4,5 hectàrees de sòl que van ocupar les centrals de la Gestapo i les SS, amb la cancelleria de Hitler i el ministeri de les forces aèrees de veïns, té prou pes històric per sí mateix per no necessitar grans noms.

És un edifici fred, molt en la tradició Bauhaus, complementat per un cantó amb un dels pocs troços originals del Mur que queden al centre de Berlin, plantat sobre les restes dels calabossos. Una combinació, testimoni de les dues dictadures consecutives que va representar Berlín, la nazi i la comunista, al sector est de la capital. Davant de tant record històric, no ve malament passar-se per l'exposició dels Superherois nascuts del sentit de l'humor i de supervivència jueus.