http://viajeselectorales.blogspot.de/2013/08/debate-voto-por-correo-la-pasion.html
Las democracias dichas avanzadas no están exentas de peligros. Alemania, de pronto, descubrió los riesgos del Briefwahl, el voto por correo. Una modalidad instituida en 1957 para garantizar el ejercicio del voto a quienes no pueden acudir a la urna, el día convenido. Sea por tener la movilidad restringida -de forma puntual o permanente-, sea porque se sabe de antemano que en la fecha marcada no se estará en disposición de acercarse al colegio electoral asignado.
El problema es que del uso se pasó al abuso, advierten ahora los constitucionalistas. Es decir, dejó de ser un recurso al que se recurre excepcionalmente y pasó a convertirse en una fórmula de uso común y creciente para quienes, simplemente, quienes sacarse de encima lo antes posible el „trámite“ de acudir a votar.
En las últimas elecciones legislativas alemanas, en 2009, un 26 % de los berlineses que depositaron su voto lo hicieron por la fórmula del Briefwahl. Se espera un porcentaje similar, si no superior, para las próximas generales del 22 de septiembre, en las que Angela Merkel aspira a ser reelegida para lo que sería su tercera legislatura.
El voto por correo es una tendencia creciente en Alemania, tanto en comicios locales como en los ámbito nacional. Algunos lo interpretan como exponente del talante cumplidor del alemán, que prefiere asegurarse con semanas de antelación de que respondió al deber de acudir a votar a no poder hacerlo por la razón que sea en el último momento. Otros, como una progresiva falta de auténtica pasión democrática, que amenaza la llamada liturgia del día de los comicios. Acudir a votar se convirtió en rutina y uno de la sacude de encima como si fuera a entregar su declaración tributaria anual.
Los constitucionalistas alemanes van más allá de tales interpretaciones subjetivas. Advierten que el Briefwahl atenta contra cuatro de los cinco preceptos que establece el Artículo 38, Párrafo 1, de la Constitución de la República Federal de Alemania (RFA), en lo relativo a las elecciones al Bundestag o cámara baja del Parlamento federal. Ahí se establece que el voto debe ser general, inmediato, libre, igualitario y secreto. Es decir, que todos los ciudadanos deben poder emitir su voto sin intermediarios, sin coacción, en igualdad de condiciones y con garantía de confidencialidad.
No es lo mismo estampar la cruz sobre la papeleta en la cabina de votación, el E-Day, que en la cocina o el comedor de casa -con los consabidos riesgos de „influencia“ familiar-. Tampoco lo es hacerlo en la misma fecha de la elección que días antes, puesto que en ese último tramo pueden haberse precipitado desde decisiones políticas trascendentes a escándalos susceptibles de cambiar el sentido del voto. En ese caso, de nada servirá aporrear el buzón donde se depositó el sobre.
La proliferación del voto por correo, en suma, empieza convertirse en un peligro, en lugar de un apoyo a los derechos democráticos de todo ciudadano, independientemente de su movilidad.
Por otro lado, advertía un reciente artículo de „Berliner Zeitung“, parece que limitar el Briefwahl dispararía la abstención, siguiente gran peligro para las democracias avanzadas donde, como Alemania, el voto no es obligatorio.
Qué es peor: el voto desapasionado y parcialmente desvirtuado o dejar de votar?. Por el momento hay división de opiniones entre el espectro jurídico alemán. Ulrich Battis, profesor emérito en Derecho Constitucional de la Universidad Humboldt berlinesa calificaba en el citado artículo de „vulneración flagrante“ del artículo 38 el hecho de que el Briefwahl haya perdido la condición de fórmula excepcional con la que fue instaurado, 56 años atrás, para aquellos que no podían acudir a la urna. A más tardar cuando se supere el 50 % de los votos emitidos deberá „replantearse“ su legitimidad democrática. Un porcentaje que, en algunos distritos de Berlín, ya se superó, advertía el artículo.
La cuestión flota aún en el ámbito del debate teórico. Si llega a estallar algún escándalo de amplio calado en los días precedentes al 22 de septiembre o a producirse una decisión o indecisión política relevante -la intervención en Siria, el siguiente rescate del euro-, el debate sobre el Briefwahl podría precipitarse.
