jueves, 8 de junio de 2023

La fila cero de Till


La sospecha de abusos sexuales salpica, pero no hunde a Rammstein

Marina Ferrer

“Múnich, gracias por estar aquí. Gracias por estar con nosotros”: con su habitual cara de pocos amigos y estas palabras cerró este miércoles el líder de Rammstein, Till Lindemann, su primer concierto en Alemania de una gira salpicada por las denuncias de abusos sexuales. El Olympiastadion muniqués estaba a rebosar, como siempre, pese a algunas llamadas desde redes sociales a devolver la entradas. Se descartó la presencia de la llamada “fila cero”, lugar donde presuntamente se reclutaban para Lindemann espectadoras de las que luego el héroe de la banda abusaba sexualmente. Y tampoco entonó el líder su emblemático “Pussy” cabalgando sobre un cañón a modo de pene, para rociar a los de las primeras filas con espuma a presión. Menos de un centenar de mujeres se habían concentrado en los accesos del estadio de Múnich para protestar a gritos por el concierto.

Era el primer concierto en su país de Rammstein en una gira que arrancó el 22 de mayo en Lituania y tras la cual una mujer irlandesa -Shelby Linn- denunció agresiones sexuales contra Lindemann. A sus 60 años, el líder del grupo sigue siendo sobre el escenario tan impetuoso, agresivo y provocador como cuando nació su banda, hace 30 años. Rammstein está considerada la más exitosa e internacional banda entre las alemanas de su género. A esa primera denuncia siguió luego un clip de una “influencer” berlinesa llamada Kayla Shik, difundida profusamente en las redes, asegurando haber sido víctima del depredador sexual que aparentemente es Lindemann y haber visto cómo otras mujeres eran sometidas a base de alcohol o drogas.

Las autoridades bávaras empezaron a tomar medidas –como la supresión de la fila cero-. Y desde el gobierno del canciller Olaf Scholz se lanzaban mensajes de alerta. “Tenemos que proteger mejor a las mujeres ante estas situaciones”, afirmó la ministra de la Familia, la verde Lisa Paus, a medios del país. “El machismo patriarcal debe ser erradicado del mundo de la cultura y el espectáculo”, afirmó por su parte la titular de Cultura, la asimismo ecologista Claudia Roth. Desde Berlín, donde tiene previsto actuar Rammstein la próxima semana, se articularon medidas parecidas a las de la capital bávara: ni fila cero ni fiesta “after” concierto, lugares de los que parte la sospecha de abusos sexuales sobre Lindemann.

Las acusaciones circulan por el momento en el ámbito de las redes y en los medios. Varios diarios de referencia, como “Die Welt” y “Süddeutsche Zeitung”, han investigado por su cuenta y ofrecido un panorama que tal vez no sorprenda tanto a quien se haya detenido a atender a las letras y mensajes de una banda a la que, además de violenta, se le han atribuido en el pasado desde coqueteos con el nazismo a puro sexismo. Entre su repertorio hay una pieza en español titulada “Te quiero, puta” y su señal de identidad ha sido desde sus orígenes la provocación.

El panorama reflejado por las investigaciones de sucesivos medios coincide en los testimonios de varias mujeres a las que se reclutó, primero, colocándolas ante la tentación de asistir al “after party” y se intimidó una vez habían accedido al reservado. Algunas aseguran haber sentido miedo y vergüenza; otras aparentemente no recuerdan nada, puesto que se les administró las famosas gotas “k.o.” que las adormece y priva de capacidad de resistencia.

Figura clave en este proceso de reclutamiento es una “conseguidora” rusa llamada Alena Makeeva con la que, en medio del escándalo, la banda ha roto su relación laboral, según “Die Welt”. Desde Rammstein se replicó a estas sospechas con un comunicado en que se condenaba cualquier tipo de agresión, pero se pedía se respetase su presunción de inocencia. El concierto de Múnich del miércoles era el primero de los cuatro que ofrecerá la banda en la capital bávara, a los que se estima asistirán 240.000 seguidores. Se les espera la próxima semana en Berlín, mientras que el 23 de junio recalarán en el Metropolitano de Madrid.

Hasta ahora, fuera del escándalo mediático, las advertencias del ámbito político y las llamadas al boicot o a devolver la entrada, la cuestión no ha entrado en Alemania en la vía policial o jurídica. No hay denuncias formales y tampoco se han abierto diligencias por parte de la fiscalía. Sí se abrió una investigación a raíz de lo ocurrido en la apertura de la gira en la capital lituana de Vilna. Junto a la declaración de la víctima se han recabado datos de testigos, miembros del equipo y personal de seguridad.

El escándalo acompañará presumiblemente a Rammstein en toda su gira, mientras otros medios, como “Berliner Zeitung” se preguntan qué papel juegan en todo ello el resto de la banda. Es decir, Christian Lorenz, Oliver Riedel, Paul Landers, Christian Schneider y Richard Kruspe. Rammstein, fundada en 1994 entre un grupo de músicos y amigos originarios de la Alemania comunista, no se compone únicamente de Lindemann. Siguen siendo los mismos de entonces y teóricamente tienen todos el mismo rango dentro de la formación. Es, de acuerdo con este medio, no solo la más internacional entre las bandas alemanas en activo, sino que la mezcla de provocación y agresiva puesta en escena es una máquina de hacer dinero: 220 millones de euros facturan anualmente, según “Berliner Zeitung”.