sábado, 28 de junio de 2025

Orgulloso Budapest

Budapest desafía a Orbán con una marcha del Orgullo LGTBIQ+ con amplio respaldo internacional



Masiva manifestación en Budapest por el día del orgullo LGTB+

Personas participan en el desfile del Orgullo de Budapest en el centro de Budapest el 28 de junio de 2025. (Foto de Attila KISBENEDEK / AFP) / Attila KISBENEDEK / AFP
Gemma Casadevall  Berlín28 JUN 2025 

La alcaldía de Budapest ha desafiado este sábado a la prohibición de la marcha del Orgullo LGTBIQ+ por parte del primer ministro de Hungría, el ultranacionalista Víktor Orbán, con una multitudinaria concentración alternativa respaldada presencialmente por el centroizquierda europeo. Acudieron decenas de miles de personas, unidas bajo la bandera del arco iris en sus múltiples versiones y el lema "La libertad y el amor no pueden estar prohibidos", en ambiente festivo y bajo el sol. Desde la Comisión Europea (CE) se había apremiado al Gobierno de Hungría a permitir que el Pride discurriera sin incidentes y recordado el precepto de la libertad de manifestación y contra la discriminación. La convocatoria de marchas ultraderechistas en paralelo hacía temer una escalada o ataques de los radicales contra el Pride de Budapest, que lleva tres décadas celebrándose.

El veto de Orban a la marcha en este año, junto a los síntomas de un agrietamiento de su poder, han dado dimensiones internacionales a esta cita, organizada a modo de alternativa como evento ‘municipal’ con el objetivo de sortear su prohibición. Desde la capital húngara se sucedieron las advertencias de políticos de otros países europeos contra los 'retrocesos' en materia de derechos fundamentales que sufren estos colectivos en países donde gobiernan o ejercen su influencia sobre la agenda política las ultraderechas.

"El mensaje poderoso que lanzamos desde aquí es que lo que hoy ocurre en Budapest puede pasar en Barcelona, en París o en Atenas", apuntó, en declaraciones a medios españoles, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni. "No se trata solo de defender los derechos del colectivo LGTBI, sino de los derechos y libertades de todos los europeos. Que tengan muy claro que ahí donde haya ataques y retrocesos para los LGTBI u otros colectivos, ahí estaremos y ahí estará el gobierno español para defenderlos", afirmó por su parte ministro de Cultura, Ernest Urtasun, quien acudió a Budapest junto a la vicepresidenta segunda del Gobierno de Pedro Sánchez, Yolanda Díaz.



La agenda homófoba del gobierno húngaro


Orbán, líder del ultranacionalista partido FIDESZ y en el poder desde hace 14 años, ha incluido la represión a los colectivos LGTBIQ+ en la agenda de su gobierno. Entre marzo y abril impulsó un paquete de reformas legales y constitucionales para impedir la celebración de la 30 edición de la Marcha del Orgullo, que considera atentatoria contra un “desarrollo adecuado” de los menores. Para Orbán, una manifestación a favor de los derechos de las parejas no heterosexuales es "propaganda" que puede "pervertir" a los menores.

Unos 70 eurodiputados y otros cargos públicos, representantes de espectro político europeo que va del centrismo a la izquierda, los verdes o los liberales, se han trasladado a la capital húngara para secundar la marcha. Orbán es el impulsor en la Eurocámara del grupo de los Patriotas por Europa, del que forman parte la francesa Marine Le Pen y el español Santiago Abascal. Junto a la agenda regresiva en materia de derechos fundamentales, Orbán es el más poderoso aliado de Vladímir Putin a escala de la UE.

La asistencia de la líder de los socialdemócratas en la Eurocámara, Iratxe García, y representantes de otros países europeos, como Italia, Alemania o Países Bajos, estuvo precedida por un mensaje de apoyo difundido tres días antes en redes sociales de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, miembro de la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido del canciller alemán, Friedrich Merz.

“Quiero expresar mi total apoyo y solidaridad con el Orgullo de Budapest y con la comunidad LGBTIQ+”, aseguró Von der Leyen, para recordar a continuación que manifestarse por derechos es una libertad fundamental y que la UE se basa en la igualdad y la no discriminación.

La jefa del Ejecutivo comunitario, quien reiteradamente se ha posicionado en favor de estos colectivos frente a los intentos de silenciarlos de Hungría o de otros países dominados por la ultraderecha, llamó asimismo a las autoridades húngaras a permitir que discurriera la marcha sin incidentes.

Orbán, por su parte, aclaró ya la víspera que no haría uso de la fuerza policial contra la marcha, aunque mantuvo su amenaza de sanciones contra sus organizadores, autoridades que la respaldan o incluso asistentes.

Por parte de España, se habían desplazado a Budapest la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, junto al titular de Cultura, Urtasun, además de Collboni y la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau. Por parte de los Verdes europeos acudieron la co-presidenta de los ecologistas en la Eurocámara, Terry Reintke, la líder de la Izquierda, Manon Aubry, y la liberal Valéria Hayer. Para los representantes del izquierdismo europeo, von der Leyen debería actuar con más contundencia y activar el artículo 7 del Tratado de la UE, que implica restringir el derecho de voto de Hungría en el Consejo.

A escala húngara, la marcha es un desafío al poder de Orbán. El máximo estandarte de la resistencia a los designios de Orbán en la marcha del 'Pride' es el alcalde de Budapest, el ecologista Gergely Karácsony, quien organizó la manifestación alternativa pese a las amenazas del primer ministro húngaro.

La prohibición de Orbán se fundamenta en la interpretación de su gobierno de que se expone a los menores a un presunto proselitismo por parte de colectivos no heterosexuales. Contempla unas multas que de hasta 200.000 forintos (unos 500 euros).

El respaldo y la contramanifestación ultra

Al clamor del conjunto del europeísmo en apoyo por los colectivos LGTBIQ+ se oponen las llamadas de diversas familias ultraderechistas en apoyo de Orbán. Alternativa para Alemania (AfD), la segunda fuerza a escala nacional en ese país y partido que representa a la derecha más radicalizada del bloque comunitario, considera que las autoridades europeas no deben inmiscuirse en competencias nacionales.

Por parte húngara, se habían convocado marchas paralelas de protesta contra el 'Pride', en este caso sí contaban con autorización policial. La principal de ellas fue convocada por el partido ‘Mi Hazánk’. El alcalde capitalino había instado a las fuerzas policiales a garantizar la debida protección para evitar que coincidiera con la del Orgullo e impedir enfrentamientos. Hubo en el arranque de la marcha del 'Orgullo' algunas provocaciones e insultos hacia sus participantes, aunque la policía logró controlar a los elementos ultras.

Saskia y Olaf se despiden

El rearme y la 'sumisión' a Merz pasan factura a la socialdemocracia alemana



El canciller de Alemania, Friedrich Merz. / Kay Nietfeld/dpa
 Gemma Casadevall, Berlín28 JUN 2025

“Somos demasiado aburridos”, clamó el exministro del Trabajo, Hubertus Heil, ante el congreso federal del Partido Socialdemócrata alemán (SPD), marcado por la frustración tras su hundimiento en las últimas elecciones generales y su condición de ‘socio’ menor del canciller conservador Friedrich Merz. “Pero la respuesta no puede ser girar hacia el lado equivocado”, añadió, en alusión al ‘Manifiesto’ de su ala izquierdista, que pide el fin de la confrontación hacia Rusia.

Alemania y Europa no necesitan “un rearme incontrolado”, sino una “reactivación de la vía diplomática para asegurar la paz”, sostuvo el histórico del izquierdismo en el SPD, Ralf Stegner. Su ‘Manifiesto’, difundido hace dos semanas, ha levantado ampollas en el partido y contradice la línea del ministro de Defensa, Boris Pistorius, único socialdemócrata miembro del anterior gobierno de Olaf Scholz presente también en el de Merz. Vladímir Putin es “un invasor imperialista”, que “no quiere negociar”, respondió Pistorius a Stegner. Para el titular de Defensa, el Manifiesto es el reflejo de una postura “nostálgica” y una “pérdida de tiempo” frente a las necesidades de un rearme que, dice, no puede demorarse.

La posición de los contrarios al rearme es aparentemente minoritaria en el SPD. Pero lo cierto es que el congreso socialdemócrata pasó factura al copresidente del partido, actual ministro de Finanzas y vicecanciller, Lars Klingbeil. Fue reelegido con un 65 % de los votos, un porcentaje que evidencia el malestar ante un líder al que se identifica con el hundimiento electoral sufrido los comicios del pasado 23 de febrero: un 16,4 % obtuvo el SPD, que quedó en tercera posición, por detrás de la ultraderechista Alternativa para Alemania (SPD).

Klingbeil es el artífice del plan presupuestario que duplicará hasta 2029 la partida de defensa. Alemania subirá así al 3,5 % de su PIB anual su gasto en defensa, lo que sumado al 1,5 % en otras partidas de seguridad le coloca en la órbita del 5 % prometido por Merz en la pasada cumbre de la OTAN. “Vladímir Putin no es Mijail Gorbachov. Tenemos que hacer todo lo posible para protegernos de Putin”, aseveró.

“Basura sexista” contra el liderazgo femenino

El pobre resultado de Klingbeil contrasta con el 95 % de la nueva copresidenta del partido, Bärbel Bas, expresidenta del Parlamento y ahora ministra de Trabajo. Bas sucede en la fórmula de dirección bicéfala a la izquierdista Saskia Esken, quien deja su puesto tras el vapuleo público al que fue sometida durante la negociación de la alianza con Merz no solo por los conservadores, sino desde las propias filas socialdemócratas.

Bas lanzó una arenga en su discurso contra la “basura sexista” sufrida por su correligionaria desde el mismo SPD. Recordó que algo parecido le ocurrió a Andrea Nahles en los dos años en que presidió el partido, entre 2017 y 2019. Y se comprometió a luchar por la paridad de género en la política alemana, que lejos de avanzar está en retroceso -un 32,4 % de los escaños parlamentarios están ocupados por mujeres, una caída del 2,3 % respecto a la anterior legislatura-.

El congreso del SPD tuvo rango de despedida para el excanciller Olaf Scholz. Tras un discurso en que llamó a sus correligionarios a demostrar “que el partido más antiguo de Europa sigue siendo necesario”, Scholz recordó cómo en 2021 ascendió al poder contra todo pronóstico y señaló a Klingbeil como artífice de esa proeza.

Tras este espaldarazo personal a quien fue el alma de esa campaña electoral prodigiosa, subieron al escenario todos los exministros de la pasada legislatura. La más emotiva despedida la recibió, sin embargo, la ya expresidenta Esken. “Dirigir el partido en estos tiempos revueltos ha sido el mayor orgullo de mi vida”, aseguró. Agradeció luego a los Jusos, las juventudes del partido, la defensa de su “alma” izquierdista.

jueves, 26 de junio de 2025

Donald descubre la España de Pedro

Trump amenaça Espanya amb una guerra comercial

Gemma C. Serra - La Haia

De veure Espa­nya com un “pro­blema”, perquè no vol apu­jar la des­pesa en defensa al 5% del PIB, Donald Trump va pas­sar a l’amenaça de guerra comer­cial, vist que el cap de l’exe­cu­tiu espa­nyol, Pedro Sánchez, insis­teix que apu­jant aquesta par­tida al 2,1% n’hi ha prou per com­plir amb l’OTAN.
La posició de Sánchez és “ter­ri­ble”, va asse­gu­rar Trump ahir en tan­car la cimera de la Haia. El pre­si­dent del govern espa­nyol va argu­men­tar, per sepa­rat, que col·locar-se en el 5% cos­ta­ria al país 350.000 mili­ons d’euros. Va insis­tir que, més que per­cen­tat­ges, cal fixar-se en con­cep­tes com ara capa­ci­tats i ope­ra­ti­vi­tat, inclosa la deri­vada de les bases en el seu ter­ri­tori.
“Espa­nya és l’únic país que no paga. Això està molt mala­ment. Però ja ho arre­gla­rem. Sabeu com? Doncs nego­ci­ant un acord comer­cial que els farà pagar el doble”, va asse­gu­rar el pre­si­dent dels Estats Units, en la con­ferència final d’una cimera que es va tan­car d’acord a les seves ordres, amb una decla­ració dels 32 mem­bres en què es marca l’objec­tiu d’apu­jar la des­pesa en defensa al 5% del PIB.
Espa­nya no és l’únic país que no ha com­plert ni tan sols l’ante­rior marca, la del 2%. Per sota del que fins ara era l’objec­tiu accep­tat hi ha també una potència com el Canadà, a més d’Itàlia, Eslovènia, Luxem­burg i Bèlgica. Tam­poc no es pre­veu que aquests matei­xos ali­ats acce­le­rin els plans de rear­ma­ment o que ho facin en el ritme exi­git per Trump per arri­bar el 2035 al 5% –3,5% en des­pesa pròpia­ment de defensa, més un altre 1,5% en inver­si­ons en segu­re­tat o altres impe­ra­tius naci­o­nals. Però Sánchez és l’únic que ha con­ver­tit aquesta mena d’insub­missió en un nou senyal d’iden­ti­tat o ban­dera.
“Hau­ran de pagar, hau­ran de pagar més. S’hau­ran d’afe­gir a tots aquests països que ja paguen el 5%”, va dir un enfu­ris­mat Trump.

En rea­li­tat no són tants, els ali­ats que ja paguen el 5%. Només Polònia entre els euro­peus s’hi apro­parà aquest 2025. Ale­ma­nya, país que sí que vol arri­bar al 5%, no va situar-se al 2% fins al 2024. Però Trump no és per­sona de mati­sos. Vol que el seu mis­satge arribi a tot­hom i que se l’obe­eixi. O, almenys, que no es faci gala de la insub­missió.
Tota la cimera va estar domi­nada per Trump. O, més ben dit, pels esforços tant del secre­tari gene­ral de l’Aliança Atlàntica, el neer­landès Mark Rutte, com d’alguns altres líders, entre ells l’ale­many Fri­e­drich Merz, per evi­tar “fer enfa­dar” el pre­si­dent dels Estats Units, com si es temes­sin les con­seqüències dels seus atacs de mal humor. Fins i tot pla­nava sobre la cimera la por d’un fracàs per manca d’acord en la qüestió de la des­pesa en defensa. És a dir, que no hi hagués con­sens, ni que fos com el que s’ha aca­bat lli­gant, sinó blo­queig.
Trump havia arri­bat a la cimera apa­rent­ment tran­quil o almenys no tan dis­po­sat com de cos­tum a tren­car la bara­lla amb tot­hom que no segueixi els seus dic­tats. Fins i tot va com­pro­me­tre’s a res­pec­tar l’arti­cle 5 del Trac­tat de l’Atlàntic Nord, segons el qual un atac a qual­se­vol estat mem­bre obliga la resta a res­pon­dre i defen­sar-lo. Pri­mer havia insi­nuat que aquest arti­cu­lat donava peu a “inter­pre­ta­ci­ons”, fet que sem­blava voler dir que, arri­bat el cas, se’l sal­ta­ria. Final­ment va recu­lar en garan­tir la seva fide­li­tat “fins al final”. Polònia i altres ali­ats del flanc est de l’OTAN, com ara els països bàltics, van res­pi­rar més tran­quils.

També es va reu­nir amb el pre­si­dent ucraïnès, Volodímir Zelenski, tot i que Ucraïna o un hipotètic endu­ri­ment de les san­ci­ons con­tra Mos­cou no esta­ven en l’ordre del dia. Aquest con­flicte ha pas­sat a un segon terme. Ucraïna, tema des­ta­cat en les últi­mes cime­res de l’OTAN, ha que­dat des­plaçada per la situ­ació a l’Ori­ent Mitjà. A Zelenski se’l con­vida a assis­tir gai­rebé per rutina i se li garan­teix també sem­pre que se li donarà un suport “dura­dor”. A la decla­ració final ni tan sols no es va incloure un dels ter­mes pre­fe­rits per Rutte, que con­si­dera “irre­ver­si­ble” el futur ucraïnès a l’OTAN. Al cap­da­vall, aquesta irre­ver­si­bi­li­tat no es pre­veu per alguns socis pro­pers al pre­si­dent rus, Vladímir Putin, com ara l’Hon­gria de Vik­tor Orbán.
Tot sem­blava ben encar­ri­lat, fins i tot el docu­ment final que donava un marge de mani­o­bra a Sánchez, si més no a curt ter­mini. Però de sobte, amb algu­nes dele­ga­ci­ons ja aco­mi­a­dant-se, va aparèixer el Trump furiós i dis­po­sat a exhi­bir les seves capa­ci­tats de càstig, aquest cop adreçades a un país i un líder que en con­di­ci­ons nor­mals no el pre­o­cu­pa­rien gens. Trump no suporta les rebel·lions ni els enro­ca­ments, fora dels que pro­ta­go­nitza ell mateix. Que el pre­si­dent del govern d’un país com l’Estat espa­nyol no l’obe­eixi el treu de polle­guera. Sánchez, per la seva banda, tam­poc no va recu­lar. Se’l va veure aïllat, sense apro­fi­tar la cimera per inter­can­viar opi­ni­ons amb els altres líders com acos­tuma a fer.
La crisi per­ma­nent i els ensurts o les sos­pi­tes de cor­rupció que crei­xen diària­ment en el PSOE fan que no es vul­gui arris­car a una tren­ca­dissa amb els seus socis de coa­lició. El rear­ma­ment no és una pri­o­ri­tat ni del seu par­tit ni de Sumar. Sem­bla témer més una tren­ca­dissa interna que les ame­na­ces d’un Trump que l’endemà pot estar enfa­dat amb un altre país, sigui aliat o ene­mic.

miércoles, 25 de junio de 2025

Beatriz 2 - Gemma 3


España, 5%, odas a Trump...: éxitos y fracasos de una cumbre de la OTAN histórica



El presidente de EEUU, Donald Trump, durante la rueda de prensa posterior a la cumbre de la OTAN. / SIMON WOHLFAHRT / BLOOMBERG
 


Beatriz Ríos, Gemma Casadevall
La Haya25 JUN 2025 

Desde que el pasado 20 de enero Donald Trump regresara a la Casa Blanca, los ojos del mundo se han vuelto hacia él. Y en la cumbre de la OTAN celebrada este año en La Haya no iba a ser diferente. El presidente de EEUU ha sido el principal protagonista de la reunión anual de líderes de la Alianza Atlántica, organizada con todo cuidado para no incomodarle. Junto a él, han compartido foco el español Pedro Sánchez y la nueva exigencia para los socios de dedicar el 5% de su gasto a defensa.

Estas son las principales claves de una cumbre histórica:

Nuevo objetivo del 5%

Ya es oficial. El famoso 5% del PIB anual en gasto en defensa que exigía Trump y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, hizo suyo, ha sido refrendado este miércoles por los líderes de la alianza. Esto supone un incremento sustancial con respecto al 2% que los aliados pactaron en Gales en 2014, y debe servir para reforzar la capacidad de defensa y disuasión de la organización. Ese porcentaje estará dividido en dos. Por un lado, los países deberán invertir un 3,5% en gasto militar puro, para cumplir con los objetivos de capacidades militares que se ha autoimpuesto la alianza, y que van desde consolidar los sistemas de defensa aérea, hasta comprar más armas, o reforzar los ejércitos. Por otro, los gobiernos deberán dedicar al menos un 1,5% del PIB mejorar la protección, por ejemplo, de infreaestructuras críticas o luchar contra amenazas híbridas. Los aliados tienen hasta 2035 para lograrlo, pero habrá revisiones progresivas de los esfuerzos. La próxima será en 2029 y tendrá en cuenta los avances pero también la situación geopolítica.

España, un verso suelto

Todos los aliados han firmado ese compromiso en forma de declaración. Todos se comprometen así a cumplir con el objetivo. Pero España ya ha dicho que no va a pagar. Según Rutte, ese 3,5% del PIB es la inversión necesaria para garantizar que la alianza tiene lo que necesita para defenderse, es decir, cumple con los objetivos de capacidades militares. Sin embargo, Sánchez alega que España puede cumplir esos objetivos limitándose a invertir un 2,1% del PIB. Tras un intercambio de cartas en el que el secretario general concedía al gobierno "flexibilidad" para lograr los objetivos, el presidente se siente legitimado. Sin embargo, la actitud no ha gustado a los aliados, con Trump amenazando a Sánchez con hacer para a España en forma de aranceles.

Del servilismo de Rutte a la "convicción" alemana


El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, se comportó como un servidor dócil ante el más poderoso miembro de la organización, Estados Unidos. La difusión de un mensaje privado elogioso dirigido a Trump, alabándole los ataques contra las instalaciones atómicas iraníes debería haberle abochornado. En lugar de eso, Rutte ratificó explícitamente su admiración por el éxito de una operación cuya legitimidad ha cuestionado la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas. El apoyo servil de Rutte fue la comidilla de la cumbre. Frente a esa posición, el canciller alemán, Friedrich Merz, integrado como el francés Emmanuel Macron y el británico Keir Starmer entre apóstoles del rearme europeo, insistió en que su determinación a aumentar el gasto militar no obedece a un interés por "contentar" a otros, sino a su propia convicción.

Fidelidad al Artículo 5

Trump había provocado uno de sus conocidos revuelos al cuestionar, de camino a La Haya, el "sentido" o posibles interpretaciones del Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, puntal de la organización. Es decir, el que establece el compromiso compartido de responder a un ataque a cualquier estado miembro. El presidente estadounidense avivó así el temor a dejar en la estacada a una Europa que aún depende de su poderío militar para defenderse. Ya en La Haya rectificó sus declaraciones y prometió fidelidad absoluta a ese sacrosanto articulado. Sobre La Haya se impusieron así dos '5': el alusivo al objetivo de incremento del gasto militar y el que del artículo por el que se equipara un ataque a un estado miembro a una agresión propia.

Paños calientes para Zelenski


Tras tres largos años bajo una guerra de agresión, Ucrania aparentemente dejó de estar entre los asuntos prioritarios de la OTAN. Rutte insiste en que el camino ucraniano hacia la organización es "irreversible". Pero más allá de esta frase rutinaria no hubo decisiones relacionadas con el apoyo a Kiev ni tampoco anuncios de sanciones o nuevas presiones sobre Moscú. Volodímir Zelenski acudía como invitado, pero no asistió a sus sesiones plenarias. Tuvo sucesivas bilaterales, incluida una con el presidente estadounidense, Donald Trump. Incluso entre los países más comprometidos con el apoyo a Kiev, los del flanco este, se respira más interés en el propio rearme que en la ayuda militar al país agredido. Eso sí, las partidas para Kiev quedarán incluidas en el objetivo de elevar el gasto al 5% del PIB.

Periférico Volodímir

Zelenski araña apenas un compromiso verbal para su "irreversible" camino a la OTAN en la cumbre de La Haya



El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, este miércoles a su llegada a la cumbre de la OTAN. / J. J. GUILLÉN / EFE
 Gemma Casadevall, La Haya25 JUN 2025 

Ucrania tuvo una presencia más que discreta en La Haya, ante una cumbre de la OTAN volcada en el cometido de no enojar a Donald Trump ni reclamarle sanciones o presiones sobre Moscú. Su presidente, Volodímir Zelenski, obtuvo apenas la garantía algo ritualizada de que la alianza mantendrá su apoyo a Kiev. "Nuesto mensaje a Ucrania es que seguirá contando con nuestro apoyo duradero. El objetivo es lograr que siga siendo capaz de defenderse. Su camino hacia la OTAN es irreversible", resumió el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Era un compromiso plasmado en lo verbal, pero ausente en la declaración suscrita por los 32 miembros de la Alianza.
A efectos prácticos, Zelenski obtuvo algún éxito bilateral, de la mano de quien ha sido una de sus grandes aliadas frente a Rusia, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen. Dinamarca será el primer país que producirá fuera de las fronteras ucranianas drones y misiles destinados a Kiev. Destinará a ello 1.200 millones de euros este mismo año, explicó Zelenski al término de su encuentro bilateral.
A escala de la OTAN, no hubo apoyos concretados en cifras, sencillamente porque "no podía esperarse de esta cita decisiones en esta dirección", explicó el canciller alemán, Friedrich Merz, otro de los líderes que mantuvo una bilateral con Zelenski. Alemania ha sido desde 2022 el primer contribuyente de la UE al apoyo a Kiev. Parte del compromiso de Berlín de aumentar su gasto militar al 3,5% del PIB para 2029 procede precisamente de esa ayuda. Pero ni siquiera por parte de Merz hubo novedades o anuncios.
La atención de La Haya, en lo que a Zelenski se refiere, estaba en un mediatizado encuentro con Donald Trump. Zelenski había coincidido ya con el presidente de EEUU en la cena de gala ofrecida la víspera por los reyes Guillermo Alejandro y Máxima. A la bilateral posterior entre Trump y Zelenski se le dio rango de espaldarazo al líder ucraniano. Su anterior encuentro fue en el funeral del papa Francisco en Italia. Mantuvieron ahí un diálogo calificado de "bueno", con el que Zelenski se lavó un poco las heridas dejadas por su paso por la Casa Blanca, donde Trump le humilló en directo y ante las cámaras.

La vorágine entre Irán e Israel desplaza a Kiev

El conflicto ucraniano estaba condenado a ocupar un lugar secundario en la cumbre, desplazado por los ataques de Israel a Irán, primero, las respuestas de Teherán después y finalmente la intervención de Estados Unidos contra las instalaciones atómicas iraníes. Por parte europea, los esfuerzos estaban concentrados en evitar desplantes del imprevisible Trump, quien acudió a La Haya aparentemente de buen humor y hasta dispuesto a aliviar algunos temores, a cambio de que los europeos suscribieran su dogma del aumento del gastos en defensa.
Trump garantizó ante Rutte que su país se ceñirá "hasta el final" al Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte. Con ello ahuyentó las alarmas generadas por anteriores declaraciones suyas, de viaje a La Haya, cuando afirmó que había "muchas definiciones" posibles sobre ese artículo. Para el flanco este de la OTAN, ello avivaba el temor al abandono a su suerte de EEUU.
El Tratado, firmado en 1949, fija el compromiso de "salvaguardar la libertad, la herencia común y la civilización de los pueblos" y de "promover la estabilidad y el bienestar" de sus países miembros. Su Artículo 5 establece cómo actuar ante un ataque y señala que una agresión contra uno de sus estados miembros será considerada como "un ataque dirigido contra" todos los integrantes de la organización.

El 0,25% que pide Kiev

Zelenski se plantó en La Haya con una petición muy concreta a los líderes de la OTAN: que dediquen un 0,25% de su PIB a apoyar a Kiev en su lucha contra Rusia. "Si todos los países europeos se comprometen a destinar al menos el 0,25% de su PIB a apoyar a Ucrania, aumentarán las posibilidades de una paz", afirmó.
Zelenski asistía a La Haya en calidad de invitado, pero no participó en las reuniones de sus líderes ya que no pertenece a la organización. Frente a los países comprometidos con la ayuda a Kiev, con Polonia y los estados bálticos a la cabeza, otros estados miembros, como Hungría, se oponen a su ingreso. En las antípodas de la irreversabilidad prometida por Rutte se sitúa Budapest: "Ucrania no tiene nada que hacer en la OTAN", aseguró el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, el más poderoso aliado de Vladímir Putin a escala europea.

Keir atómico

R. Unido dotará a sus fuerzas aéreas de capacidad nuclear con F-35A estadounidenses



El primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer / Europa Press/Contacto/Beata Zawrzel
Gemma Casadevall   La Haya25 JUN 2025 

El Reino Unido, país comprometido con el objetivo de elevar al 5% del PIB el gasto en defensa, se dotará de 12 cazas F-35A susceptibles de llevar armamento nuclear, lo que supone el mayor refuerzo en su condición de potencia atómica "en décadas". El primer ministro británico, Keir Starmer, se avanzó al inicio de la primera sesión plenaria de la cumbre de la OTAN de La Haya y anunció, vía comunicado, esta decisión, que vincula a las necesidades defensivas crecientes precipitadas por la invasión rusa de Ucrania.
Los cazas quedarán estacionados en la base de las Fuerzas Aéreas británicas, las RAF, en Marham, Inglaterra. Los F-35A están capacitados para llevar tanto armamento nuclear como convencional. Será la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que este país europeo dota a sus fuerzas aéreas con armamento calificado de disuasión nuclear.
"En tiempos de incertidumbre, no se puede dar por sentada la paz y mi Gobierno invierte en seguridad", afirmó Starmer. En su comunicado, se insiste en que el Reino Unido sigue siendo un país comprometido con "el objetivo de un mundo sin armas nucleares" y con el Tratado de No Proliferación.
Cada uno de estos cazas costará unos 80 millones de dólares, o 70 millones de euros. Su adquisición se inscribe en el paquete ya anunciado para la compra de 138 F-35. La diferencia es que solo el modelo de F-35A es susceptible de llevar armas atómicas.

Rearme europeo

El Reino Unido y Francia son las dos únicas potencias con armamento atómico propio de la Europa occidental. Hasta ahora, por parte británica esta componente nuclear se reservaba a sus submarinos con el sistema Trident, de fabricación asimismo estadounidense.
En lo que compete a los cazas F-35A, Londres asegura que en su producción participarán empresas británicas, como BAE Systems, Rolls Royce y Honeywell, y que proporcionará unos 20.000 puestos de trabajo.
Starmer acude a la cumbre de la OTAN desde su posición de país comprometido con el objetivo de elevar el gasto en defensa al 5%, de acuerdo a los deseos del presidente estadounidense, Donald Trump. Desde su condición de líder de un país extracomunitario, Starmer ha formado una especie de terceto impulsor del rearme europeo junto con el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Friedrich Merz.

Un pincel llamado Kaja

Kallas cuestiona la legitimidad del ataque de EEUU sobre las instalaciones nucleares de Irán



La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, este martes durante un acto al margen de la cumbre de la OTAN en La Haya. / LINA SELG / BLOOMBERG
 Gemma Casadevall   La Haya25 JUN 2025 13:26

El presidente Donald Trump no tiene ninguna duda de que los ataques lanzados por su aviación contra las instalaciones atómicas de Irán han destruido "completamente" el programa nuclear de Teherán y califica de "fake" las informaciones de medios de su país que lo cuestionan. La alta representante de Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, no entra en discusiones sobre su efectividad. Pero sí cuestiona la legalidad de esos ataques.
"Todo uso de la violencia debe atenerse a las reglas del derecho internacional", afirmó la ex primera ministra de Estonia y actual jefa de la diplomacia europea, en un aparte de la cumbre de la OTAN en La Haya y en declaraciones a la televisión británica BBC. Al margen de los efectos de los ataques estadounidenses sobre esos objetivos, para Kallas está claro que con ello no se habrá "borrado" el 'know how' nuclear iraní, por lo que sigue siendo necesaria una solución diplomática.
"Tenemos otros problemas que abordar con Teherán, entre ellos su apoyo a Rusia en la guerra contra Ucrania y la situación de los ciudadanos europeos encarcelados en Irán", afirmó.

Actitud servil

Las declaraciones de Kallas son una especie de contrapeso frente a la actitud calificable de servil hacia Trump mostrada en La Haya por el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. El presidente estadounidense es un "hombre fuerte" y un "hombre de paz", cuya acción en Irán merece "todo mi reconocimiento", afirmó Rutte en una comparecencia conjunta con Trump, en una cumbre donde de por sí todo parece orientado a tratar de complacer al poderoso presidente.
"Quiero elogiarle por ello", prosiguió Rutte, quien calificó de "cruciales" las "14 enormes bombas" lanzadas contra las instalaciones nucleares iraníes. El secretario general de la OTAN, aparentemente, no se siente comprometido por el mensaje plagado de elogios que anteriormente había enviado a Trump felicitándole por su acción. Se trataba de un mensaje privado, que luego el presidente estadounidense difundió a través de su red social.

martes, 24 de junio de 2025

El bueno de Rutte

La Haya, la cumbre en la políticamente maltrecha 'casa' de Rutte



El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, durante un foro previo a la cumbre de la OTAN, este martes en La Haya. / IRIS VAN DEN BROEK / EFE
 Gemma Casadevall   La Haya24 JUN 2025 

"¿Cómo me siento, organizando mi primera cumbre en mi ciudad natal? Muy orgulloso, por supuesto… Debo ser bueno planificando", bromeaba Mark Rutte, secretario general de la OTAN, para quien la cita en La Haya es una especie de consagración personal. Se colocó en 2024 al frente de la Alianza Atlántica, recién ampliada a 32 miembros tras el ingreso exprés de Finlandia y Suecia. Se había ganado el apodo de político 'teflón', por su capacidad de supervivencia en situaciones complejas. Aparentemente todo le resbala, incluidos los rifirrafes que sorteó al frente de complejas coaliciones en sus 14 años como jefe de sucesivos gobiernos en Países Bajos.
Rutte es el anfitrión de una cumbre que, como suele decirse, ha convertido la ciudad que la acoge en una fortaleza. Se ha reforzado la seguridad con 25.000 policías, más 10.000 militares, con fragatas patrullando por el mar del Norte, además de helicópteros Apache y aviones F-35 velando por el espacio aéreo. El panorama de esta ciudad con medio millón de habitantes está lógicamente alterado, con calles cortadas y todos los dispositivos habituales para una cita entre los grandes y poderosos, especialmente cuando se espera a Donald Trump.
Al margen de incomodidades ciudadanas o los despliegues de seguridad y mediáticos previsibles, hay algo más que llama la atención en la cumbre de Rutte. El político liberal recorrió su sede acompañado de quien fue su sucesor como primer ministro neerlandés, el tecnócrata Dick Schoof. El jefe del Gobierno neerlandés está en el cargo en funciones, tras haber dinamitado el ultraderechista Geert Wilders la coalición de gobierno que comandaba su Partido de la Libertad (PVV). Wilders no ocupó ningún puesto en el Ejecutivo, puesto que sus socios de coalición le habían vetado. Pero era quien marcaba el rumbo desde la retaguardia. El PVV acabó tumbando su propio gobierno, por el rechazo de sus socios a endurecer aun más su política migratoria.
Schoof, exdirector de los servicios secretos y experto en seguridad, seguirá en el puesto hasta la celebración de las elecciones anticipadas, el 29 de octubre, y la formación del siguiente Gobierno. Países Bajos ha entrado en una fase de incertidumbre política, con el PVV aspirando a verse ratificado como fuerza más votada, el puesto que había alcanzado por primera vez en las elecciones legislativas de 2023. Wilders logró entonces formar una coalición con tres formaciones derechistas, a cambio de 'resignarse' a quedar fuera del Ejecutivo.

La OTAN desde un garaje de La Haya

Alemania ancla en sus presupuestos el objetivo del 3,5% de gasto básico en defensa



El canciller alemán, Friedrich Merz, durante su intervención este martes en el Bundestag. / FILIP SINGER / EFE
Gemma Casadevall   La Haya24 JUN 2025 15:57

El canciller alemán, el conservador Friedrich Merz, y sus socios socialdemócratas parecen determinados a seguir al pie de la letra la fórmula marcada por Mark Rutte en esta cumbre de OTAN. Es decir, destinar un 3,5% del PIB a gasto básico en defensa más otro 1,5% en seguridad o gastos relacionados. Por lo pronto, los cálculos presupuestarios de Merz incluyen ya a medio plazo, para el año 2029, el porcentaje principal del 3,5%. Un salto espectacular, para un país que durante años estuvo en el grupo de los rezagados y que en 2024 cumplió por primera vez el objetivo hasta ahora vigente del 2% del PIB.
"No lo hacemos por satisfacer a Donald Trump, sino por convicción", aseguró Merz, en una declaración ante el Bundestag, el Parlamento alemán, horas antes de partir hacia La Haya. Ante ese mismo hemiciclo, su ministro de Finanzas y líder del Partido Socialdemócrata, Lars Klingbeil, había presentado el proyecto presupuestario, según el cual este 2025 el gasto en defensa subirá ya al 2,5% del PIB, incluidas las partidas de ayuda a Ucrania, para seguir aumentándolo hasta el 3,5% en 2029. Para entonces, habrá duplicado su gasto en defensa, hasta alcanzar para entonces los 152.000 millones de euros.
La Alemania de Merz se sitúa así en el grupo de los aliados anhelantes de la aprobación de Trump. Es un cambio de paradigma para una economía en recesión y que durante décadas se comportó como un país tímido en materia de defensa. Fue un país vapuleado por Washington como moroso no solo durante el primer mandato de Trump, sino también con los demócratas Barack Obama y Joe Biden en la Casa Blanca.
Este cambio de paradigma se inició ya con el socialdemócrata Olaf Scholz en la cancillería, a raíz del inicio de la invasión rusa en Ucrania. Y se aceleró antes de acceder Merz al poder, el pasado mayo, al liberarse la partida la partida de defensa de las restricciones presupuestarias con el levantamiento del freno a la deuda.

Asunto prioritario

Merz ha convertido el rearme en asunto prioritario. Lo repite a diario y en distintos formatos, sea el discurso ante la gran industria alemana pronunciado el lunes o en una columna compartida con Emmanuel Macron en el 'Financial Times' centrado en el rearme europeo. Su propósito es convertir al Ejército alemán en las fuerzas armadas convencionales más poderosas de Europa, lo que ha despertado estupor y críticas en Polonia.
Merz no limita sus planes a paquetes de inversiones de niveles casi estratosféricos, sino también al contingente humano. Merz lamentó en su discurso del Día de la Industria que Alemania suspendiera el servicio militar obligatorio en 2021. Considera que las fuerzas armadas de Alemania deben tener 250.000 o 260.000 efectivos, frente a los 181.000 actuales. Tanto él como su ministro de Defensa, el socialdemócrata Boris Pistorius, hablan por el momento de un servicio militar voluntario, de acuerdo al llamado modelo sueco.

martes, 10 de junio de 2025

Ensayo de diagnóstico

Polònia s’encalla en la seva bipolaritat


Gemma C. Serra - Varsòvia

La frase amb què l’ultra­na­ci­o­na­lista Karol Naw­rocki ha con­que­rit la pre­sidència de Polònia no és ni ori­gi­nal ni sor­pre­nent: “Polònia, pri­mer.” O, també, “Polònia, per als polo­ne­sos.” És la vari­ant naci­o­nal de l’“Ame­rica, first” de Donald Trump, el man­da­tari actu­al­ment de referència per a Llei i Justícia (PiS), el par­tit que van fun­dar fa 25 anys els bes­sons Lech i Jaros­law Kaczysnki. En aques­tes més de dues dècades, el PiS ha tin­gut a la pre­sidència dues figu­res for­tes del par­tit o que hi esta­ven vin­cu­la­des –el mateix Lech Kaczynski, pri­mer, i del 2015 ençà, Andr­zej Duda–. Ha tin­gut també en aquest període qua­tre pri­mers minis­tres –entre els quals, Jaros­law Kaczynski i, el dar­rer de la sèrie, Mateusz Morawi­ecki–. L’alter­nança en el poder l’ha repre­sen­tada la libe­ral i euro­pe­ista Pla­ta­forma Ciu­ta­dana (PO), el par­tit del cap del govern actual, Donald Tusk, i també de l’alcalde de Varsòvia, Rafal Tszarkowski, el can­di­dat que ha cai­gut der­ro­tat per Naw­rocki.
La diferència entre tots dos blocs va ser mínima, tant en aquesta dar­rera ronda dels comi­cis, el pri­mer diu­menge de juny, com en les ante­ri­ors pre­si­den­ci­als del 2020. Naw­rocki s’ha impo­sat ara a Tszarkowski per 50,9% con­tra 49,1%. És un resul­tat molt sem­blant al que cinc anys enrere va donar la ree­lecció a Duda, que també ales­ho­res tenia com a rival l’alcalde.
“Polònia és un país bipo­lar de fa temps. Els vots es par­tei­xen gai­rebé per la mei­tat entre l’un i l’altre bloc. No és, però, una divisió homogènia. L’escletxa o la frac­tura és sobre­tot geogràfica i, el més pre­o­cu­pant, comença a ser també gene­ra­ci­o­nal”, explica Joanna Maria Sto­la­rek, la direc­tora de l’ofi­cina a Varsòvia de la Fun­dació Hein­rich Böll, pro­pera als Verds ale­manys.
Per com­pro­var per on dis­corre l’escletxa geogràfica, només cal fer una ullada al repar­ti­ment de vots per regi­ons: més de la mei­tat de la part occi­den­tal és de domini libe­ral i euro­pe­ista, men­tre que les regi­ons de l’est i espe­ci­al­ment les més pro­pe­res a Ucraïna ho són de l’ultra­na­ci­o­na­lisme. Tszarkowski va gua­nyar amb per­cen­tat­ges que vore­ja­ven el 50% en deu dels setze depar­ta­ments. Allà on es va impo­sar Naw­rocki, la victòria de l’ultra­na­ci­o­na­lisme es va reflec­tir en per­cen­tat­ges altíssims de fins al 71%.
“Com més ens acos­tem a Ucraïna, més creix el rebuig a con­ti­nuar aju­dant, com hem fet fins ara, el país agre­dit per Rússia”, explica Sto­la­rek. Hi ha una bar­reja de res­sen­ti­ments històrics con­tra Ucraïna, a més d’uns abis­mes clars de les regi­ons més tra­di­ci­o­na­lis­tes, que no com­bre­guen amb l’euro­pe­isme de Tusk o els cor­rents pro avor­ta­ment lliure i a favor dels col·lec­tius LGTBI que donen suport al pri­mer minis­tre.
El punt fort del PiS sem­pre havia estat el vot rural i l’arre­la­ment a l’Església catòlica, l’altre gran fac­tor de poder a Polònia. Aquest ele­ment s’ha ampli­fi­cat amb la por del camp polonès d’un tracte de favor a les impor­ta­ci­ons de gra ucraïnès.
Val a dir que el PiS no forma part de la família ultra euro­pea pro­russa, com és el cas de l’hon­garès Víktor Orbán, el gran aliat euro­peu de Vladímir Putin. Però Naw­rocki és con­trari a l’adhesió d’Ucraïna a l’OTAN. El futur pre­si­dent repre­senta el fre a la soli­da­ri­tat envers Volodímir Zelenski amb què Varsòvia va reac­ci­o­nar a l’inici de la invasió, el febrer del 2022.
L’altra escletxa, la gene­ra­ci­o­nal, no és per­cep­ti­ble en un mapa post-elec­to­ral, però sí en l’anàlisi d’experts en demoscòpia com és Ipsos. Més d’un 50% dels votants entre 18 i 29 anys van votar par­tits iden­ti­fi­ca­bles com de l’òrbita de l’extrema dreta. És a dir, no només el PiS, sinó també la nova ultra­dreta lli­bertària i radi­cal de Slawo­mir Ment­zen, l’ano­me­nada Con­fe­de­ració. En la pri­mera volta elec­to­ral, Ment­zen va que­dar en ter­cer lloc; en la segona, la gran majo­ria del vot jove que capta aquest nou par­tit va anar al PiS.
“Ens hem de començar a dema­nar si la pro­pera bipo­la­ri­tat polo­nesa no serà ja entre el con­ser­va­do­risme dels Kaczysnki i els libe­rals de Tusk, sinó entre la nova extrema dreta anti­sis­tema i l’euro­pe­isme”, argu­menta el politòleg Bart­lo­miej Biskup, de la Uni­ver­si­tat de Varsòvia. Un plan­te­ja­ment doble­ment perillós. Ment­zen és un gran cap­ta­dor de vot jove a través de xar­xes soci­als, on té mili­ons de segui­dors. Entre la seva militància, hi ha no només homes joves o mas­cles alfa, farts dels ajuts soci­als repre­sen­tats pel PiS, sinó cor­rents pro­rus­sos.
Aquí hi ha una diferència qua­li­ta­tiva res­pecte al PiS. El par­tit de Kaczynski, ara repre­sen­tat per Naw­rocki, és hos­til a Brus­sel·les i en línia de con­fron­tació per­ma­nent amb la pre­si­denta de la Comissió Euro­pea, Ursula von der Leyen. Però mai no s’ha plan­te­jat una sor­tida de la UE. “Quan apa­reix una ter­cera força amb tanta empenta i capa­ci­tat per atreure el vot jove, s’acce­lera l’erosió de les for­ces tra­di­ci­o­nals. En aquest sen­tit, el prin­ci­pal per­ju­di­cat serà pre­vi­si­ble­ment el PiS”, diu Biskup.
Apa­rent­ment, el mapa polític que van dei­xar les elec­ci­ons de l’1 de juny pas­sat no és gaire dife­rent del de fa cinc anys. Però la reacció al nou quasi empat, amb avan­tatge final per a l’ultra­na­ci­o­na­lisme, ha encès les alar­mes, espe­ci­al­ment entre el govern de Tusk.
El pri­mer minis­tre se sot­metrà, demà, a un vot de con­fiança després de gover­nar al cap­da­vant d’una coa­lició d’ampli espec­tre obs­ta­cu­lit­zada pel blo­queig sis­temàtic a les refor­mes o la “res­tau­ració democràtica” amb què Tusk va defi­nir la seva agenda en arri­bar al poder. És el blo­queig impo­sat fins ara per Duda, pre­si­dent sor­tint, teòrica­ment inde­pen­dent, però coman­dat pel PiS. Naw­rocki en serà el con­ti­nu­a­dor. A Polònia, el pre­si­dent no té com­petències tan exten­ses com a França. Però sí que té la capa­ci­tat per blo­que­jar lleis d’abast naci­o­nal –és a dir, pràcti­ca­ment totes– o enviar-les al Tri­bu­nal Cons­ti­tu­ci­o­nal, ara domi­nat per jut­ges ele­gits pel PiS. També és el cap suprem de l’exèrcit.
Tot això s’esdevé en un moment en què sem­blava que Polònia havia de con­so­li­dar-se com un dels grans socis de la UE, en posició gai­rebé equi­pa­ra­ble a la d’Ale­ma­nya o França. Des­tina a la des­pesa en defensa un 5% del seu PIB, xifra que la rati­fica com a “alumne exem­plar” per als objec­tius mar­cats per Donald Trump als seus ali­ats euro­peus de l’OTAN. I té un crei­xe­ment con­so­li­dat del 3% del PIB anual.
La seva posició geogràfica i les afi­ni­tats polítiques la con­ver­tei­xen en un soci clau per a la defensa del flanc est de l’OTAN. Però la victòria elec­to­ral, ni que sigui per un avan­tatge mínim, del PiS fa que sor­geixi la pre­gunta de com ges­ti­o­narà la UE el revi­ta­lit­zat euro­es­cep­ti­cisme, en un país que ocupa el cinquè lloc del bloc comu­ni­tari quant a població i el sisè pel que fa al seu PIB.
Es va equi­vo­car Von der Leyen quan va reco­ma­nar la sus­pensió de l’arti­cle 7 i va des­blo­que­jar els fons de la UE des­ti­nats a Varsòvia? Aquesta és la pre­gunta que es feien l’endemà de la victòria de Naw­rocki els ana­lis­tes David Car­retta i Chris­tian Spill­mann, de Mati­nal Euro­pea, un por­tal crític, però no euro­escèptic, amb seu a Brus­sel·les. La pre­gunta es remet a la decisió presa el febrer del 2024 per la pre­si­denta de la Comissió Euro­pea, de la Unió Cris­ti­a­no­demòcrata (CDU) ale­ma­nya, i, per tant, de la mateixa família política al Par­la­ment Euro­peu que els libe­rals de Tusk.
L’euro­pe­isme de l’actual cap del govern havia gua­nyat els comi­cis par­la­men­ta­ris uns mesos abans. Tusk va esde­ve­nir cap del nou govern amb el com­promís d’acti­var la “res­tau­ració democràtica”. Von der Leyen va res­pon­dre anun­ci­ant el des­blo­queig de les pri­me­res par­ti­des dels 137.000 mili­ons d’euros dels fons de cohesió i del de recu­pe­ració post­pandèmia. Sobre Polònia s’havia acti­vat el 2017 l’arti­cle 7, un pro­ce­di­ment que podia por­tar fins a la sus­pensió com a mem­bre de la UE. Era la reacció de Brus­sel·les a la vio­lació de pre­cep­tes com ara la inde­pendència del poder judi­cial o el con­trol sobre els mit­jans de comu­ni­cació implan­tat en el període en què el PiS, a més de la pre­sidència, domi­nava el govern de Varsòvia, és a dir, del 2015 al 2023.
El des­blo­queig dels fons era un gest de con­fiança envers el com­promís de Tusk de rever­tir la reforma judi­cial del PiS. Els propòsits de Tusk, però, s’han esta­ve­llat en la tena­lla de Duda. La pre­gunta ara és si la victòria del nou pre­si­dent pro­pul­sat pel PiS pre­ci­pi­tarà una altra esca­lada o com reac­ci­o­narà Brus­sel·les si les refor­mes con­ti­nuen en via morta.

domingo, 8 de junio de 2025

Guiris somos todos

¿Cómo regulan el turismo de masas otras ciudades europeas?



Turistas hace cola para validar el código de acceso a Venecia a las afueras de la principal estación de tren. / LUCA BRUNO / AP

Leticia Fuentes, Irene Savio, Gemma Casadevall, Beatriz Ríos    08 JUN 2025 

Igual que a Barcelona, el turismo de masas está tensionando otras ciudades europeas, y muchas de ellas ya se han puesto manos a la obra para regular el acceso de autobuses, limitar la llegada de cruceros o poner coto a las licencias hoteleras o los alquileres de temporada. Con estas medidas se intenta poner orden a las distorsiones que genera este fenómeno a los residentes habituales.
Estas son algunas de las recetas que aplican polos turísticos como París, Venecia, Ámsterdam o Brujas:

París: coto a los apartamentos turísticos

Francia alcanzó 100 millones de turistas extranjeros en 2024, empujados también por la celebración de los Juegos Olímpicos de París. Una cifra récord que empieza a inquietar a las ciudades, especialmente a los vecinos y a las instituciones locales, pero también a los espacios dedicados al propio turismo.
A finales de 2024, el Museo del Louvre levantó la mano ante la explosión de visitantes. Casi 9 millones de personas desfilaron por sus galerías, provocando problemas de aglomeraciones en las salas. De ahí que la dirección haya presentado un plan de remodelación del museo y un nuevo límite de 30.000 visitantes por día.
El turismo de masas también afecta directamente a la vivienda con la proliferación de apartamentos turísticos, enquistando aún más el problema que sufre París desde hace años: poca oferta, mucha demanda y precios desorbitados. Para combatirlo, el Gobierno aprobó en mayo de 2024 una ley que dificulta el alquiler de pisos vacacionales para estancias cortas, limitando el arriendo a 90 noches al año, y prohibiendo las cajas de llaves en espacios públicos. Además de aumentar la fiscalidad para este modelo de negocio y la tasa turística un 200%.
En la actualidad, hay 95.461 pisos turísticos en París anunciados en Airbnb, de los cuales el 89,3 % son propiedades enteras, frente al 9,5 % de habitaciones privadas y el 0,4 % de habitaciones compartidas, según revelan los datos de Inside Airbnb.
El objetivo de estas medidas no solo se centran en acabar con el problema de la vivienda en París, sino también descongestionar la ciudad y desviar el turismo a otros lugares, como Lyon o Burdeos.

Venecia: un "experimento" con un éxito parcial

La urbe en Italia que más ha dado de qué hablar por sus intentos de gestionar el turismo ha sido Venecia. Desde el año pasado, la ciudad de los canales ha puesto en marcha un plan para cobrar una tasa a los turistas que solo pasan un día allí. Este año, la tarifa —que no afecta a una serie de colectivos, entre ellos personas con discapacidad, menores de 14 años, estudiantes y residentes— se aplicará únicamente en los 54 días de mayor afluencia. El coste será de 5 euros para quienes reserven con al menos cuatro días de antelación a su llegada y de 10 euros para quienes lo hagan después de ese plazo.
El "experimento", como lo califica el propio ayuntamiento, ha tenido un éxito parcial. Por un lado, según datos actualizados a principios de mayo, el consistorio ha logrado recaudar solo en lo que va del año unos dos millones de euros adicionales, además de haber obtenido más información sobre el perfil de los turistas que visitan la ciudad por un solo día (principalmente estadounidenses, británicos, alemanes y españoles).
Por otro lado, el número de turistas que han llegado a la ciudad no disminuyó en 2024, primer año de aplicación de la medida. Al contrario, Venecia creció por encima del promedio nacional (+5,2%) con respecto al año anterior, con un total de 13 millones de turistas que visitaron la icónica localidad italiana. Como resultado, aumentó el número de viajeros que se alojaron no solo en el centro de la ciudad, sino también en zonas periféricas como Mestre.

Ámsterdam: la ciudad del "no vengáis"


Pocos focos turísticos del mundo tienen como lema el "no vengáis" que, en distintas variedades, han popularizado los vecinos de Ámsterdam como mensaje al visitante. Desde 2021, la norma del Gobierno de la ciudad neerlandesa es que no pueden superarse los 20 millones de pernoctaciones turísticas al año. Las medidas adoptadas para conseguirlo van desde prohibir la construcción de nuevos hoteles, salvo que cierre uno, a la restricción a la mitad del número de cruceros fluviales por sus canales, una tasa turística en continuo aumento y prohibiciones al llamado turismo de borrachera o sexual, además de no permitirse fumar marihuana por el llamado 'barrio rojo'.
Las licencias de pisos turísticos estaban de por sí limitadas y los existentes solo pueden ofrecerse para 30 noches al año, salvo autorización. El objetivo es devolver al ciudadano algo de la calidad de vida arrebatado por el exceso de visitantes. Contener la desaparición de comercios autóctonos por tiendas orientadas al turismo.
El tope de los 20 millones de pernoctaciones no se cumple: en 2023 se registraron 22 millones, en 2024 se subió a 23 millones y la perspectiva para los próximos años es llegar a los 25 millones. Está claro que no es fácil ejecutar según qué limitaciones en un modelo de sociedad abierta, porque ello implicaría aplicar conceptos de estado policial. Pero los ciudadanos tienen, y usan, un arma al menos disuasoria: la justicia. Año a año, colectivos de ciudadanos recogen firmas para elevar demandas contra su ayuntamiento por incumplimiento del tope marcado. Sus autoridades al menos no se toman como algo positivo el implacable crecimiento de las cifras del turismo.

Brujas: una tasa para las visitas de día en grupo


Brujas es una ciudad de cuento, pero para algunos de sus vecinos, el turismo masivo se ha convertido en una historia de terror. Según una encuesta publicada esta semana, cuatro de cada diez residentes opinan que la ciudad está demasiado concurrida a causa del turismo masivo. En 2024, casi 8 millones de personas visitaron la ciudad, más de 9 millones si se incluyen los visitantes de poblaciones vecinas.
Casi 6,9 millones de esos turistas fueron a pasar el día. Esto supone un incremento del 13% con respecto al año anterior. "Aunque Brujas aún está lejos de ser comparable a Venecia y Dubrovnik, mantener el equilibrio entre turismo y habitabilidad sigue siendo un reto importante", reconoció en febrero el alcalde de Brujas, Dirk De Fauw, cuando se hicieron públicas las cifras de visitantes del año anterior.
Brujas introdujo en marzo una tasa turística de cuatro euros para las personas que van a pasar el día a la ciudad en grupo, lleguen en autobús o en crucero. Esa misma tasa se aplica ya a los turistas que pernoctan en la ciudad, una práctica que se ha vuelto habitual en las zonas con más afluencia de visitantes de Europa.

Resumen de lo publicado. Entender +

Polonia: sumisión a la OTAN y confrontación con la UE



Simpatizantes de Karol Nawrocki, candidato ultraconservador a la presidencia de Polonia, en Varsovia / Czarek Sokolowski / AP
 Gemma Casadevall Berlín 08 JUN 2025 8:00

Hace un año y unos pocos meses, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, desbloqueaba los 137.000 millones de euros destinados a Polonia, congelados en medio del procedimiento iniciado en 2017 contra Varsovia por erosionar el estado de derecho. Era la respuesta de Bruselas al compromiso del primer ministro polaco, Donald Tusk, de activar la ‘regeneración democrática’ en su país. Era el núcleo de las promesas electorales con las que el bloque europeísta de Tusk, expresidente del Consejo Europeo, había ganado las elecciones parlamentarias unos meses antes, en octubre 2023. Europa respiraba aliviada ante lo que parecía el retorno a la senda correcta de Polonia. El mayor entre los estados miembros del este dejaba de ser un quebradero de cabeza, en confrontación constante con Bruselas. Se ponía fin a los ocho años de dominio absoluto del ultranacionalista y euroescéptico partido Ley y Justicia (PiS).
La siguiente gran cita del elector polaco con las urnas a escala nacional fueron las elecciones presidenciales, celebradas el primer domingo de este mes de junio. El resultado fue un baño de realidad para el europeísmo: un 50,9 % de los electores se decantó por Karol Nawrocki, el candidato que representa exactamente la vía opuesta a Tusk, el conservadurismo ultranacionalista y euroescéptico. De 42 años y sin experiencia política, Nawrocki asumirá el próximo 6 de agosto la presidencia. Se convertirá así en el jefe de las fuerzas armadas de un estado crucial del flanco este de la OTAN, con 232 kilómetros de frontera con el enclave ruso de Kaliningrado, otros 186 kilómetros con el gran aliado de Moscú que es Bielorrusia, más 526 kilómetros con Ucrania, el país que desde febrero de 2022 sufre el acoso y la invasión de parte de su territorio por el Ejército ruso.

El veto como arma política

Los comicios presidenciales se habían convertido en una suerte de plebiscito sobre unas reformas prometidas por Tusk que, a la práctica, han quedado atascadas. El presidente saliente, Andrzej Duda, tan hostil a la vía de Tusk como lo es Nawrocki, ha vetado o enviado al Tribunal Constitucional, controlado por el PiS, los grandes proyectos emanados de su gobierno. Nawrocki tomará el relevo a Duda, determinado a mantener el uso del veto como instrumento contra la agenda europeísta.
“El presidente no tiene funciones ejecutivas. La política exterior polaca la define su gobierno, no la presidencia”, afirmaba desde Berlín el ministro de Exteriores polaco, Radosław Sikorski, dos días después de la victoria electoral del ultranacionalismo. La perpetuación del veto contra la agenda de Tusk no es lo único que preocupa a Alemania o a la UE. Inquieta también que Varsovia limite su apoyo a Ucrania, en unos momentos álgidos para Kiev. Nawrocki, admirador declarado de Donald Trump , rechaza el ingreso de Ucrania en la OTAN y el envío de tropas polacas a su territorio.

El PiS, la palanca hacia la cohabitación hostil

A Nawrocki le bastó su ventaja mínima en las urnas para noquear al candidato europeísta, el alcalde de Varsovia Rafal Trzaskowski. Repitió así el esquema de victoria por estrecho margen con que Duda alcanzó la presidencia en 2015 o con la que fue reelegido en 2020. El ‘castigo’ ejemplar que pretendió aplicar Bruselas a Varsovia en 2017, con la apertura de un procedimiento por vulnerar los fundamentos de la separación de poderes, no hizo mella en el electorado del PiS. Tampoco parece haberle ablandado el ‘gesto’ de von der Leyen de dar por eliminado ese castigo atendiendo al compromiso de Tusk con la regeneración democrática.
La palanca que condujo a Duda a la presidencia, como la que ahora llevará a ese puesto a Nawrocki, es el ultranacionalista PiS, el partido fundado en 2001 por Lech y Jaroslaw Kaczynski, los dos gemelos que por un tiempo llegaron a formar tandem en la presidencia y en la jefatura del gobierno. Desde la muerte de Lech Kaczynski en 2010, al estrellarse su avión presidencial en el aeropuerto ruso de Smolensk, Jaroslaw es el hombre fuerte en solitario de la política polaca. De él parten los candidatos del PiS a la presidencia o, cuando las urnas le han sido favorables en comicios parlamentarios, a la jefatura del gobierno.

Lealtad atlantista

“El PiS no pide la salida de Polonia de la UE. Su euroescepticismo se basa en una supuesta pérdida de soberanía nacional por culpa de Bruselas o del teórico dominio alemán. Es el sentimiento que explota el PiS, ahora a través de Nawrocki, y que le da frutos electorales”, analiza Piotr Buras, director de la oficina en Varsovia del Consejo Europeo de Exteriores (ECFR). El ultranacionalismo polaco no busca una ‘salida’ del bloque comunitario, sino que practica la confrontación desde dentro. Bruselas es el enemigo y su brazo regional es Alemania, el vecino al que reclama aún el PiS 1,3 billones de euros por los estragos causados por la ocupación nazi.
La animosidad hacia Bruselas o hacia Berlín contrasta con la sumisión que Polonia dispensa a la OTAN. Su ingreso en la Alianza Atlántica, en 1999, fue y sigue siendo para Moscú una afrenta. Implicó el cambio de bando de un país que estuvo tras el telón de acero y que de pronto se convirtió en puntal del flanco este de la Alianza. El siguiente paso en dirección a Cccidente fue su ingreso en la UE, en 2004. Formaba parte de la ampliación del bloque comunitario con diez nuevos miembros del este europeo.
La Alianza Atlántica recibió a Polonia con los brazos abiertos. Varsovia respondió comportándose como un alumno ejemplar y solícito a las sucesivas reclamaciones de Washington para aumentar su gasto en defensa. Una exigencia que no arranca del republicano Donald Trump, sino que ya formularon en sus tiempos en la Casa Blanca los demócratas Barack Obama y Joe Biden. Polonia está ya en el grupo de aliados europeos que destinan a defensa el 5 % del PIB y están dispuestos a ir a más. Tiene el mayor ejército convencional de la UE y el propósito de seguir blindándose contra el expansionismo imperialista Vladímir Putin. La Varsovia de PiS, como la de Tusk, no deja pasar la ocasión de recordar que ellos ya venían alertando de las malas intenciones de Moscú mientras otros aliados -léase Alemania- creían que podían controlar a Putin.
La obediencia de Polonia a la OTAN contrasta con el euroesceptismo al parecer incorregible de un socio mimado por los fondos europeos, pero al que durante años se ha dado trato de socio periférico. El último exponente de los resentimientos polacos hacia la UE ha sido la derrota del carismático, experimentado y europeísta candidato Trzaskoswki frente a Nawrocki, un exboxeador a quien se atribuyen malas compañías pasadas entre los bajos fondos. Trzaskowski representaba la esperanza del fin del veto a las reformas de Tusk, incluida la despenalización del aborto, prácticamente prohibido en la época del PIS.
Nawrocki ganó la partida como defensor del tradicionalismo en un país donde la iglesia católica marca las pautas en política y donde parte de la población no ha digerido el modelo de sociedad abierta representado por Tusk. Rechaza tanto el Pacto Verde de von der Leyen como la inmigración irregular o el asilo, y muy especialmente la musulmana. Y promete derogar lo que define como “ideología de género”. Es decir, el apoyo a los colectivos LGTBI, bajo acoso del PiS.

El campo polaco recela de Ucrania

La polarización abarca todo el país, el quinto de la UE en cuanto a peso demográfico -38,7 millones de habitantes-. Pero lo que brindó la presidencia a Nawrocki fueron sus aplastantes victorias en la mitad este del país. Es decir, en las regiones fronterizas o más cercanas a Ucrania. Trzaskowski logró imponerse en 10 del total de 16 departamentos del país, todos ellos en su mitad occidental, aunque con resultados levemente por encima del 50 %. Nawrocki, por contra, saltó a porcentajes espectaculares en sus seis regiones preferentes, en una de las cuales se disparó por encima del 70 %.
No es un factor novedoso. El PiS siempre debió sus éxitos al voto rural. Pero esa predisposición se ha agudizado con el malestar del campo polaco ante el trato prioritario que se da a escala internacional al grano ucraniano. Para esa mitad este del país, el PiS implica el mantenimiento de las ayudas a las familias y los subsidios al campo. El liberal Tusk y el alcalde de Varsovia representan el elitismo europeo o la arrogancia de una capital que se ha modernizado a imagen de otras metrópolis continentales, pero que ha renunciado a su ‘identidad polaca’.

¿Cómo reaccionará la UE?

Entre las incógnitas que se abren con esta nueva presidencia hostil al europeísmo se encuentra la de qué ocurrirá con el desbloqueo de los fondos europeos anunciado por Von der Leyen. Son partidas que deben ir llegando gradualmente a Varsovia hasta mediados de 2026, pero que están supeditadas a un programa verificable de inversiones y reformas.
Von der Leyen reaccionó a la victoria de Nawrocki expresando escueta, pero diplomáticamente, su deseo de una “buena cooperación”. Tusk lo hizo ratificándose en su determinación a llevar adelante las reformas a que se ha comprometido, pese a reconocer que le espera una ‘cohabitación difícil’.
El próximo miércoles se someterá a un voto de confianza del Parlamento. Su coalición de gobierno había empezado a exhibir grietas en medio de la frustración generada por la falta de avances. Está además dividida ante cuestiones que movilizaron al electorado más progresista a favor de Tusk, como la liberalización del aborto. En Varsovia no se descarta nada. Inclusive la siguiente llamada a las urnas, en caso de que el debilitamiento del gobierno derive en ruptura.

La bomba de relojería ultra de los antisistema

El euroescepticismo representado por el ultranacionalista PiS es casi inofensivo comparado con el ascenso fulminante de formaciones abiertamente antisistema, a cuyo apoyo debe Karol Nawrocki su victoria en las elecciones presidenciales. La principal de ellas es Confederación, la nueva y vigorosa ultraderecha libertaria del recalcitrante Slawomir Mentzen, un líder que desprecia los canales convencionales de comunicación, puesto que tiene millones de seguidores en redes sociales. Quedó en tercera posición en la primera ronda de las presidenciales, con alrededor de un 15 % de los votos.
El otro ‘apoyo’ con que contó Nawrocki para imponerse sobre el europeísmo fue la ultraderecha declaradamente antisemita del eurodiputado Grzegorz Braun. De él se recuerdan ‘hazañas’ como cuando se lanzó con un extintor a apagar las velas de un Janucá (una característica lámpara d ela religión judía) instaladas en el Parlamento polaco. Fue justo en la sesión de ‘estreno’ de Donald Tusk como primer ministro, en diciembre de 2023. No solo provocó la interrupción de la sesión, sino que además dejó la imagen de diputados ‘cegados’ por los vapores del extintor. Este personaje quedó en cuarta posición en la primera vuelta, con un 6,4 %, otro valioso aporte para la victoria en la ronda de desempate del ultranacionalismo clásico, el PiS.
Nawrocki no le hizo ascos ni al respaldo de Mentzen, la nueva estrella del universo ultra polaco, ni al radicalismo definible como ‘rancio’ de Braun. A los seguidores de ambos deberá orientarse el PiS para frenar la erosión de base electoral que sufre. De Mentzen procede sobre todo el caudal de voto joven que tanto necesita el PiS y que aclama a este líder libertario.
Nawrocki no fue el único que buscó atraerse el voto joven de Confederación. También se dejó tentar , aunque más discretamente, el candidato europeísta, Rafal Trzaskowski. El alcalde protagonizó un encuentro amistoso y muy mediático con Mentzen entre cervezas, una señal de identidad de este captador del voto joven. Se estima que un 11 % de ese electorado teóricamente regenerador optó por el alcalde.
“Los partidos antisistema están aventajando en crecimiento a los tradicionales”, advertía en su análisis postelectoral el politólogo Bartlomiej Biskup, de la Universidad de Varsovia. “Los jóvenes votan formaciones ultras no por convicción ideológica, sino como expresión del voto de protesta por las promesas incumplidas del gobierno de Tusk”, apuntaba por su parte Ida Musialkowska, de la facultad de Estudios Europeos de la Universidad de la ciudad polaca de Poznan.

martes, 3 de junio de 2025

Más y más elecciones

Wilders dinamita la coalición de gobierno de Países Bajos



Archivo - El líder del ultraderechista Partido por la Libertad (PVV) de Países Bajos, Geert Wilders (archivo) / Bart Maat/ANP/dpa - Archivo

 Gemma Casadevall  Berlín03 JUN 2025 

La coalición de gobierno de Países Bajos ha quedado fulminada al anunciar el líder del ultraderechista Partido de la Libertad (PVV) Geert Wilders que abandona esa alianza --renunciando los cinco ministros del PVV-- por la negativa de sus socios a restringir aún más la política migratoria. "No hay apoyo a nuestros planes. El PVV abandona la coalición", fue el mensaje difundido este martes por Wilders en su cuenta en X.
Pocas horas después, el primer ministro, el tecnócrata Dick Schoof presentó su dimisión, tras calificar de "innecesaria" la decisión de Wilders. Su equipo ministerial seguirá en funciones, aunque solo para las tareas ya en curso o para resolver asuntos de urgencia. Los cinco ministros del PVV han formalizado asimismo su renuncia. Todo apunta a una convocatoria de elecciones anticipadas, cuando hace apenas año y medio de los anteriores comicios. No se vislumbra la posibilidad de un gobierno en minoría para el resto de la legislatura.
Con ello se pone fin al hasta ahora único Gobierno liderado por el partido de Wilders, una coalición compuesta de cuatro formaciones derechistas. El líder del radicalismo derechista y trumpista no tenía formalmente ningún cargo ministerial, pero ejercía su poder desde fuera.
Los socios de coalición del PVV salieron de la última reunión para tratar de salvar la situación expresando su "incomprensión" y "malestar" por la actitud de Wilders. Desde la oposición, el líder del bloque de izquierdas GL-PvdA, el socialdemócrata Frans Timmermans, apremió a la convocatoria de nuevas elecciones por considerar "impensable" que se pueda renegociar una nueva coalición con los partidos que han formado gobierno con la ultraderecha de Wilders.
El bloque de Timmermanns quedó en segunda posición en las elecciones de diciembre de 2023. El partido de Wilders forma el mayor grupo parlamentario, con 37 escaños, mientras que sus tres socios suman 51. En total el Parlamento neerlandés tiene 150 escaños.
Wilders llevaba días poniendo presión sobre sus socios con la exigencia de una política de asilo de línea aún más dura, lo que significa el cerrojo práctico al asilo. "Esto no pinta bien", fue el mensaje que colgó el líder, fundador y alma mater del PVV hace unos días en su cuenta en X. Este martes, comunicó por la misma vía el abandono de la coalición.
Las exigencias de Wilders se concretaron en un programa de 10 puntos, cuya clave era el cierre de fronteras a la inmigración irregular. Planteó incluso el uso del Ejército para la vigilancia fronteriza, cuyo cometido sería impedir la entrada de solicitantes de asilo.

Figura dominante

El PVV de Wilders es el partido dominante en la coalición de los Países Bajos desde julio de 2024. Siete meses antes, su partido se había convertido en primera fuerza en las elecciones parlamentarias del país. Lograr un acuerdo de coalición fue complejo, puesto que sus virtuales socios bloquearon la presencia de Wilders en el Gobierno. Finalmente, se optó por colocar al frente del Ejecutivo a un tecnócrata, el exjefe de los servicios secretos Dick Schoof, lo que no ha impedido que Wilders siga manejando los hilos de la política neerlandesa desde su teórica retaguardia.
El PVV es el partido mayoritario en la coalición que completan los liberales del VVD, los democristianos del NSC y el llamado Partido de los Granjeros, BBB, todos ellos de signo derechista. Las concesiones hechas por sus socios de coalición, que estaban dispuestos a restringir la política de asilo al máximo, no han sido suficientes para Wilders, que exige el cerrojo "inmediato" en las fronteras.

Incertidumbre

La ruptura de la coalición abre en los Países Bajos una nueva fase de incertidumbre política. La formación del Gobierno dominado por el PVV era una victoria personal de Wilders. Puso fin a casi 14 años de ejecutivos liderados por el liberal Mark Rutte, quien había anunciado ya su retirada y se disponía a ocupar el puesto de secretario general de la OTAN, pero siguió durante unos meses como primer ministro en funciones.
Wilders es uno de los representantes del trumpismo europeo y su partido está entre los más arraigados de la familia radical del bloque comunitario. Tuvo ya una única experiencia de gobierno entre 2010 y 2012, entonces como aliado de Rutte. La convivencia acabó en naufragio por hostilidades políticas y hasta personales con el político liberal, que a partir de esa experiencia le vetó para sus siguientes gobiernos.

lunes, 2 de junio de 2025

Qué podía salir mal: las claves

Más bloqueo en Varsovia y más tensiones con Bruselas y Kiev


El ganador de las elecciones presidenciales de Polonia, Karol Nawrocki, tras conocer su victoria en las elecciones de este domingo. / ANTONI BYSZEWSKI / ZUMA / EUROPA PRESS

Gemma Casadevall, Berlín02 JUN 2025 16:39

La victoria en las elecciones polacas de Karol Nawrocki, que será el siguiente presidente hecho a medida del partido Ley y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczynski, impone una prórroga en la cohabitación tóxica entre un presidente ultranacionalista y el Gobierno del europeísta Donald Tusk. Ha sido una victoria por una ventaja mínima, entre los dos bloques que se han alternado el poder en Polonia. Refleja la polarización del país y los abismos que separan al campo, feudo del PiS, del voto urbano, bastión liberal. Fue una noche electoral de infarto. Primero alzó los brazos en señal de victoria el candidato europeísta Rafal Trzaskowski, pero quien ganó el conteo final fue su rival. Su triunfo fue recibido con júbilo por la ultraderecha europea del húngaro Víktor Orbán y el austríaco Herbert Kickl. La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, dirigió al ganador un escueto mensaje expresando su confianza en una "excelente colaboración". Bruselas y Varsovia entraron en confrontación en los ocho años, de 2015 a 2023, en que el PiS dominó tanto la presidencia como el gobierno. Tusk no ha podido revertir esa situación, por el bloqueo a sus reformas impuesto por el ahora presidente saliente, Andrzej Duda, asimismo comandado por el PiS.

¿Quién mandará en Varsovia?


Nawrocki, de 42 años, historiador, exboxeador y con algún oficio ocasional turbio o vinculado a la criminalidad juvenil, asumirá la presidencia en agosto, cuando expire el mandato de Duda. Se convertirá en jefe de las Fuerzas Armadas de Polonia, un país que ha aumentado su gasto en Defensa al 5% del PIB y cuyo ejército terrestre es el más potente del flanco este. Se comprometió en campaña a mantener el bloqueo a los propósitos reformistas de Tusk. Podrá hacerlo, puesto que las competencias presidenciales incluyen el veto a las leyes. Tusk solo podría neutralizarlo con una mayoría parlamentaria de tres quintos, de la que no dispone.
Además, la imposibilidad de llevar adelante sus planes, incluido el de levantar la prohibición al aborto, han afectado su credibilidad y alimentado el malestar entre sus socios de coalición. En Varsovia se atribuía la derrota de Trzarkowski a un voto de castigo a Tusk. Por lo pronto, la nueva figura de la política nacional será Nawrocki, un neófito cuyo lema es "Polonia, para los polacos", católico y tradicionalista, que se dice defensor de la "identidad polaca" y admirador, por supuesto, de Donald Trump.

¿Qué supone el triunfo ultranacionalista para la UE?


El europeísmo polaco aspiraba a la victoria de Trzarkowski para apuntalar con un presidente leal al primer ministro la pujanza de Polonia dentro del bloque comunitario. Su situación estratégica en el flanco este, su fuerte inversión en Defensa y un notable crecimiento económico --un 3% del PIB anual-- le sitúan en esa dirección. Pero los retrocesos democráticos procedentes de los anteriores gobiernos del PiS, desde los ataques a la independencia del poder judicial al control sobre los medios o el acoso a los colectivos LGTBI, derivaron en sucesivas aperturas de expediente contra Varsovia. Polonia ha rechazado además una y otra vez las sucesivas propuestas de la UE en política migratoria para defender la línea más dura, incluido el cerrojo puntal al asilo, algo en lo que coindicen tanto el PiS como los liberales de Tusk.
Un par de rasgos suavizan un poco las asperezas con Bruselas: el PiS de Kaczynski no secunda las dinámicas prorrusas de otras ultraderechas europeas. Si algo comparten los ultranacionalistas polacos con los liberales de Tusk es un atlantismo muy arraigado, así como la animadversión hacia todo amago de dominio por parte de su vecino, Alemania.

¿Se diluye el apoyo polaco hacia Ucrania?

Varsovia se comportó en el inicio de la invasión rusa de Ucrania como un gran aliado hacia el vecino agredido. Fue el primer país de acogida para millones de refugiados y aceleró el apoyo militar a Kiev cuando otros europeos titubeaban por temor a cruzar líneas rojas. El PiS dominaba en esa fase tanto la presidencia, con Andrzej Duda, como el Gobierno, liderado entonces por Mateusz Morawiecki.
Con la llegada al poder de Tusk se mantuvo ese compromiso. Pero luego empezaron a enturbiarse en las relaciones entre Duda y Volodímir Zelenski, entre reproches procedentes de agravios históricos y el malestar del campo polaco por el trato, a su juicio, preferencial a las importaciones de grano ucraniano. Varsovia llegó a interrumpir los suministros de armas a Kiev y empezó a recortar subsidios a los refugiados. Del compromiso incondicional con Ucrania se ha pasado a priorizar la defensa nacional, blindar fronteras y suspender el derecho de asilo a la inmigración irregular desde Bielorrusia, considerada parte de la guerra híbrida lanzada por Moscú.

¿Qué papel juega la vigorosa nueva ultraderecha?


La gran incógnita ante la segunda ronda electoral era el comportamiento del electorado de Confederación, el partido radical y libertario liderado por Slawomir Mentzen, con millones de seguidores en redes sociales. En la primera vuelta se convirtió en tercera fuerza. Pese a quedar apeado de la lucha por la presidencia, Mentzen ha acaparado el protagonismo en la última fase de la campaña hasta ser cortejado sin tapujos por ambos finalistas, Nawrocki y Tszarkowski. El aspirante del PiS jugaba con cierta ventaja por cercanía ideológica. Pero buena parte del electorado de Mentzen rechaza el tradicionalismo católico y las estructuras avejentadas del PiS. Se llegó a estimar que un 21% de su base electoral, especialmente los jóvenes, se decantaría por el alcalde de Varsovia. Finalmente el trasvase de votos libertarios en dirección europeísmo fue de un 11%. La Confederación de Mentzen ha llegado al panorama polaco para quedarse. Es una formación joven, con capacidad para robarle terreno al PiS, un partido aún fuerte pero desgastado y cuyo líder, Kazcynski, muestra ya claros signos de debilitamiento físico.

domingo, 1 de junio de 2025

Pedro contra todos

El giro europeo sobre Israel todavía no da frutos



Una mujer y su hijo buscan comida entre la basura en Gaza.

Daniel G. Sastre, Gemma Casadevall, Leticia Fuentes, Lucas Font, Irene Savio

Barcelona / Berlín / París / Londres / Roma   01 JUN 2025 

Un giro que convierte a Sánchez en punta de lanza contra Netanyahu


España ha encabezado, desde poco después del ataque de Hamás que desencadenó la guerra en Israel, la oposición internacional al desenfreno militar de Binyamin Netanyahu. Es el último capítulo de una relación histórica con el conflicto cambiante y no exenta de susceptibilidades históricas. El reconocimiento del Estado de Israel no llegó hasta 1986, justo antes de la entrada en la Comunidad Europea: de la actitud abiertamente propalestina de Franco se pasó a la voluntad de ejercer como mediador en el choque, con hitos como la Conferencia de Madrid de 1991, que sentó las bases de los Acuerdos de Oslo entre la OLP e Israel de dos años después. Pero los acontecimientos del último año y medio han separado de nuevo a España del Estado hebreo, quizás con más contundencia que nunca.
La cumbre del domingo pasado en Madrid, en la que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, reunió a representantes de los principales países europeos y árabes partidarios de la ‘solución de los dos Estados’ con el objetivo de “poner fin a la crisis humanitaria de Gaza”, sirvió para constatar de nuevo la voluntad de España de convertirse en punta de lanza contra Netanyahu. Albares propuso con suerte desigual un embargo total de armas a Israel, la imposición de sanciones personalizadas a sus dirigentes y la ruptura inmediata del Acuerdo de Asociación entre el Estado hebreo y la Unión Europea.
Tras reconocer en los primeros momentos del conflicto el derecho de Israel a defenderse, el alejamiento empezó muy poco después de que Netanyahu iniciara su ofensiva, ya en octubre de 2023. España y otros países, sobre todo Irlanda, llamaron al alto el fuego y a permitir la llegada de ayuda humanitaria a Gaza, así como a garantizar el suministro de agua y electricidad a la población. Poco después, el Gobierno de Pedro Sánchez, otra vez de la mano del Ejecutivo irlandés, reclamó revisar la asociación entre la UE e Israel, porque una de las cláusulas de ese pacto exige a las partes el respeto a los “derechos humanos”.
El principal hito del giro de España con respecto al conflicto llegó hace justo un año, cuando se unió a Irlanda y Noruega para reconocer oficialmente a Palestina como Estado, con las fronteras de 1967. Es decir: con Jerusalén este como capital y con un corredor entre Gaza y Cisjordania. El Gobierno también ha apoyado medidas como la apertura del procedimiento contra Israel por genocidio en el Tribunal Internacional de Justicia que inició Sudáfrica.
Con todo, la escalada ha tensado las costuras dentro del Ejecutivo de Sánchez. En muchas ocasiones se ha evidenciado que la contundencia contra Israel que desearía Sumar, el socio minoritario, es mayor de lo que le gustaría al PSOE. Por ejemplo: tras el inicio de la tramitación de la proposición parlamentaria para prohibir la venta de armas a Israel, que los socialistas apoyaron arrastrando los pies, fuentes del Gobierno se apresuraron a aclara que era “más bien simbólica”, porque “en la práctica es muy difícil” de aplicar.
Lo que está claro es que todos estos movimientos han disparado la tensión con Israel, con episodios que han incluido llamadas a consultas y amonestaciones a los respectivos embajadores y duras críticas cruzadas en los medios. El Gobierno israelí y la comunidad judía en España protestaron especialmente contra el reconocimiento del Estado palestino; cuando sucedió, el ministro de Exteriores del país, Israel Katz, llegó a publicar un vídeo en el que mezclaba imágenes del ataque de Hamás y de bailarines de flamenco, para relacionarlo de alguna manera con España.


Gaza coloca a Alemania ante un dilema insostenible


En Alemania, imputar ‘genocidio’ a Israel puede provocar una amonestación parlamentaria, como vivió recientemente una diputada izquierdista. Las manifestaciones de apoyo a Palestina discurren bajo observación minuciosa de las fuerzas de seguridad, atentas a cualquier atisbo de expresión o comportamiento antisemita. E irrumpir por la fuerza en un aula universitaria en apoyo de Gaza puede derivar en una orden de expulsión del país, para los estudiantes no alemanes. El peso de la ‘culpa’ por los crímenes del nazismo y el asesinato de seis millones de judíos en el Holocausto hace que para la Alemania actual el derecho de Israel a defenderse se reconozca como 'razón de Estado’. Son los efectos de la responsabilidad histórica por los crímenes del pasado.
Así ha sido durante décadas para los sucesivos gobiernos federales, fueran de signo conservador o socialdemócrata. La norma ha sido siempre la de observar la máxima cautela ante cualquier crítica a la política de Israel o de secundar muy tímidamente las condenas de los grandes organismos internacionales contra los asentamientos judíos. Para el ejecutivo del actual canciller, Friedrich Merz, como para el de su antecesor, Olaf Scholz, la ofensiva israelí sobre Gaza tiene un origen, los ataques y toma de rehenes de Hamás del 7 de octubre de 2023. Cualquier alusión a la tragedia diaria que viven los gazatíes, inclusive para la plana mayor de la política alemana pasa por ‘recordar’ que su origen está en el terrorismo de Hamás.
Pero incluso un aliado incondicional como Alemania empezó a mostrar sus grietas en cuanto al compromiso con el Israel de Binyamin Netanyahu. El embargo de armas no entra aún en el horizonte de un país exportador como Alemania, que el año pasado suministró armamento por 161 millones de euros a Israel. Tampoco el reconocimiento unilateral de Palestina, aunque sí se defiende desde tiempos de Angela Merkel en la Cancillería la fórmula de los dos estados como única solución posible al conflicto.
Pese a este contexto, Merz pronunció hace unos días una frase inédita en el vocabulario de un jefe del gobierno alemán: “El sufrimiento de la población civil no puede justificarse en la lucha contra el terrorismo de Hamás”, afirmó en un foro de debate político. Se planteó si Israel estaba “traspasando los límites” del derecho internacional e incluyó implícitamente la advertencia de que, de ser ahí, su país podía dejar de apoyarles.
Lo que en España, Francia u otros países europeos habría sido una crítica más bien tibia levantó titulares en Alemania. No solo por el cambio de paradigma político que refleja, sino porque además coincide con un lento, pero muy perceptible despertar entre la opinión pública y la ciudadanía. Los grandes medios de referencia han abandonado progresivamente la cautela frente a Israel y en sus informativos se somete sin miramientos a representantes del Ejecutivo a la pregunta de por qué ha tardado tanto en reaccionar ante la brutal ofensiva sobre Gaza o el uso del hambre como arma de guerra. Las manifestaciones en apoyo a Palestina siguen sin ser multitudinarias. Pero un 80% de los alemanes considera, como Merz, "no justificable" la ofensiva israelí sobre Gaza. Llevar el pañuelo palestino ha dejado de ser algo minoritario o exclusivo de la izquierda radical. Eso sí: aplicar el término 'genocidio’ a Israel sigue siendo un tabú, incluso en la discusión privada.

Un conflicto importado a Francia


La posición de Francia sobre el conflicto entre Israel y Hamás ha experimentado un cambio significativo con el tiempo. Por su historia, el país galo se encuentra en una encrucijada, ya que cuenta con la comunidad judía más grande de Europa, unos 600.000, que a su vez conviven con unos 5,4 millones de musulmanes.
Un conflicto que acaba importándose a Francia, y que obliga al gobierno a estar con un ojo vigilante puesto en casa y otro en Oriente Próximo. En 1999, se registraron en Francia 82 actos antisemitas. Un año después, con el estallido de la Segunda Intifada, las agresiones se dispararon: hubo 744 ataques. Desde el 7 de octubre de 2023, las tensiones han vuelto al país galo: en 2024 se denunciaron 1.570 actos antisemitas en suelo francés, el 65% de estos ataques fueron gestos o comentarios amenazantes.
Los centros escolares tampoco se libran de estas tensiones. Según datos del Ministerio de Educación, los incidentes han crecido un 317%, respecto al curso 2022-2023. Se han producido 1.670 incidentes antisemitas en escuelas y universidades. Los equipos académicos destacan la recurrencia de las apologías del nazismo.
Los ataques islamóbofos también han aumentado en los últimos años en Francia. Según el ministro del Interior, “los actos contra personas e instalaciones musulmanas crecieron un 30%”, y más de la mitad de estos incidentes ocurrieron en los últimos tres meses del año, coincidiendo con el inicio del conflicto en Gaza.
Un conflicto que ha salpicado a los eventos deportivos organizados en suelo francés, como el partido de fútbol Francia-Israel celebrado el pasado noviembre, o los Juegos Olímpicos, donde la delegación israelí tuvo que ser custodiada bajo un fuerte dispositivo policial liderado por las fuerzas de seguridad de élite francesas.
Hasta ahora, estos hechos obligaban al gobierno a mantener cierta prudencia en sus declaraciones, con el fin de evitar encender aún más las calles. Aunque siempre ha condenado enérgicamente las operaciones militares israelíes, y ha calificado la situación como de "violencia ciega" y denunciando el bloqueo de ayuda humanitaria como una violación del derecho internacional.
Ante la presión social y el recrudecimiento del conflicto, que ya supera las 50.000 víctimas mortales, el Gobierno francés ha dado un paso al frente. Emmanuel Macron anunció que Francia podría reconocer oficialmente al Estado palestino en junio de 2025, coincidiendo con la conferencia internacional sobre la solución de dos Estados coorganizada por Francia y Arabia Saudita y que tendrá lugar en Nueva York a finales de junio. Además, el país galo ha incrementado la ayuda humanitaria en los territorios palestinos y ha vuelto a condenar firmemente la actuación de Israel en un comunicado escrito y firmado por varios países europeos, donde prometen represalias.
No solo el gobierno ha endurecido su postura, también las calles francesas han experimentado una creciente movilización en apoyo a Palestina. Cerca de 300 escritores francófonos han firmado una carta pública denunciando el "genocidio" cometido por Israel en Gaza. Además, durante estos meses de conflicto, estudiantes de distintas universidades como la Sorbona y Sciences Po se han manifestado en apoyo al pueblo palestino. Manifestaciones que se han ido sucediendo cada fin de semana en la mítica Plaza de la República. 

Reino Unido endurece el tono con Israel pero evita la reprimendas contundentes

El Reino Unido ha endurecido el tono con Israel desde la llegada al poder del Partido Laborista en julio del año pasado. El Gobierno anunció el pasado septiembre la suspensión de 30 licencias de exportación de armas a Tel Aviv, de un total de cerca de 350, tras confirmar que este material militar se estaba utilizando en la ofensiva contra Gaza. El recrudecimiento de los ataques en los últimos meses, sumado al bloqueo humanitario, ha llevado al Ejecutivo británico a anunciar nuevas medidas recientemente, incluidas sanciones contra los colonos israelíes en Cisjordania y la paralización de las negociaciones para un acuerdo comercial con Israel.
En un reciente discurso en la Cámara de los Comunes, el ministro de Exteriores, David Lammy, cargó con dureza contra los ministros más radicales del Gobierno de Binyamín Netanyahu, a los que calificó de “extremistas” y “peligrosos”. Lammy aseguró que el desplazamiento forzoso de los habitantes de Gaza es “moralmente injustificable, absolutamente desproporcionado y totalmente contraproducente” y alertó a Israel del deterioro de su imagen y de su aislamiento cada vez mayor en el plano internacional.
Pero a pesar de las advertencias y de la escalada del tono, lo cierto es que el Gobierno laborista ha evitado por ahora tomar medidas contundentes contra Israel. Según el portal de noticias Middle East Eye, el Ejecutivo británico aprobó el envío de material militar valorado en 169 millones de dólares (unos 150 millones de euros) a Israel en los tres meses siguientes a la suspensión parcial de las licencias de exportación. Un volumen superior al de los tres años anteriores y que, según el Ministerio de Comercio, corresponde en su gran mayoría a componentes para la fabricación de material que posteriormente es exportado a terceros países.
El Gobierno también ha evitado imponer sanciones contra miembros del Ejecutivo israelí, incluido el ministro de Finanzas, el radical Bezalel Smotrich, a pesar de sus advertencias. En un comunicado emitido recientemente junto a Francia y Canadá, el Reino Unido insistió en su apuesta por la solución de los dos Estados y amagó con el posible reconocimiento del Estado Palestino en la conferencia de la ONU de mediados de junio, aunque ningún miembro del Ejecutivo se ha pronunciado abiertamente al respecto. El primer ministro, Keir Starmer —casado con una mujer judía—, ha optado por ahora por la prudencia y ha evitado entrar en grandes polémicas en un asunto que divide a su propio partido.
Cerca de una decena de diputados laboristas han apoyado una carta del exlíder del partido Jeremy Corbyn, actual miembro independiente de la Cámara de los Comunes, en la que solicita la apertura de una investigación para aclarar las decisiones tomadas por el Reino Unido desde los ataques de Hamás en octubre de 2023, incluidas las relacionadas con el envío de armamento a Israel. Una posición totalmente enfrentada a la del sector proisraelí del partido, que ha evitado condenar la ofensiva militar en la Franja. 


Italia: un histórico aliado cada día más lejos de Israel


El viaje existencial que ha hecho Roma en su postura hacia Israel ha sido largo. Antes firme aliada de las autoridades israelíes, Italia —un país en el que vive una pequeña pero influyente comunidad judía de alrededor de 30.000 personas— evitó durante mucho tiempo pronunciarse con demasiada dureza sobre la guerra que el Estado hebreo mantiene actualmente contra Palestina. No obstante, la prolongación de la ofensiva militar israelí, la decisión de romper la tregua y las repetidas violaciones del derecho humanitario internacional cometidas han coincidido con un progresivo enfriamiento en la relación con su histórico socio.
El pasado miércoles, la última comparecencia ante el Parlamento italiano del ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, lo reflejaba claramente. Aunque descartó que iniciativas como el aislamiento político total de Israel sean la solución, Tajani pronunció un discurso muy duro, en el que condenó la ofensiva militar israelí y pidió al Gobierno de Binyamin Netanyahu que la detenga de inmediato.
"La población de la Franja está pagando un precio altísimo desde hace demasiado tiempo. Pagan, como señaló el papa León XIV, los niños, los ancianos, las personas enfermas. Estas muertes inocentes hieren nuestros valores e indignan las conciencias", afirmó Tajani. "La legítima reacción del Gobierno israelí a un acto terrorista terrible (el ataque de Hamas del 7 de octubre de 2023) está tomando formas absolutamente dramáticas e inaceptables", añadió, al recordar también la iniciativa italiana 'Food for Gaza', a través de la cual el Gobierno italiano, en coordinación con la ONU, ya ha enviado más de 100 toneladas de alimentos y equipos médicos a Gaza.
En esta línea, Tajani también ha defendido la decisión de Italia de paralizar todo nuevo contrato de armamento con Israel. Una medida que, sin embargo, activistas y defensores de derechos humanos consideran insuficiente, ya que el país ha mantenido los contratos firmados antes del 7 de octubre de 2023, los cuales solo el año pasado alcanzaron un valor de unos cinco millones de euros y representaron un estimado 1% del armamento utilizado por el Estado hebreo. Por ello, juristas del país han pedido que Italia deje de hacer también esto y no renueve el acuerdo militar con Israel, que caduca el próximo 8 de junio.
En este marco, Italia ha convocado en varias ocasiones al embajador israelí en Roma —la última vez, tras los disparos contra una delegación de diplomáticos en Cisjordania— y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, también ha endurecido sus mensajes dirigidos a las autoridades israelíes, quejándose también por los obstáculos impuestos para proporcionar ayuda a la población civil en Gaza.
Este giro refleja el sentir común de los italianos. Según uno de los últimos sondeos publicados, realizado por Ipsos, el 68% de la población en Italia considera actualmente la ofensiva militar israelí como "desproporcionada e inaceptable".