La primavera del descontento en Europa: ¿qué está pasando en Francia, Alemana, Portugal y Reino Unido?
10,5 %, la cifra que paraliza Alemania
Marina Ferrer
Apenas un decimal separan el nivel máximo de inflación alcanzado el pasado octubre y el aumento salarial que el sindicato del sector público alemán, Ver.di, reclama para los 2,5 millones de trabajadores del sector. Un 10,4 %, para ese reciente repunte de precios, frente al 10,5 % de la reivindicación sindical. La defensa de ese porcentaje paralizó el pasado lunes los trenes, aeropuertos y transporte público de buena parte del país. No solo lo reclama Ver.di para los empleados del transporte de pasajeros, sino también para el personal de servicios de limpieza municipales, clínicas, geriátricos o guarderías contratados por los poderes públicos.
Una reinvindicación sensata, ya que correspondería casi milimétricamente al ajuste anual de sus salarios de acuerdo al nivel de la inflación. Pero que puede llevar al siguiente estallido no solo social, sino también económico en la primera potencia del bloque comunitario que, si finalmente logra esquivar la recesión, será por los pelos.
Hasta ahora, la rabia de los trabajadores en lucha no se ha plasmado en caos, barricadas ni montañas de basura acumuladas en las calles. Las imágenes de la huelga de advertencia a escala nacional, que seguía a muchas anteriores jornadas de paros puntuales, etc, correspondían a estaciones y terminales de aeropuertos desiertos como no se vieron ni durante las restricciones viajeras por la covid.
Pero la lucha por ese porcentaje va más allá de las muchas negociaciones entre patronal y sindicatos que acaban encontrándose en algún decimal intermedio.
Alemania es una potencia industrial y económica, pero esa riqueza no alcanza a muchos de sus ciudadanos. Los sueldos reales habían perdido ya un 3,5 % en el último año -es decir, antes del azote de la inflación precipitado por la crisis energética. Las cifras de ocupación marcan un récord tras otro: la población laboralmente activa se sitúa en 45,5 millones de personas -del total de 82 millones de habitantes-, pero unos 12 millones de estos trabajadores lo son a tiempo parcial. No porque así lo deseen, en aras de la conciliación de su vida familiar y laboral, sino porque solo encuentran trabajo en formato minijob. La implantación del salario mínimo interprofesional -a partir de este abril, 13 euros por hora-, impulsada por el Partido Socialdemócrata (SPD), ha mejorado sus condiciones de trabajo. Pero en el futuro percibirán jubilaciones mínimas, de acuerdo al nivel de que cotizaron. Berlín, la capital de la primera potencia económica, el porcentaje de población en los umbrales de la pobreza o marginalidad se sitúa en un 16,9 %.













