lunes, 29 de mayo de 2023

Los Genc, 30 años después


Alemania recuerda Solingen, el atentado neonazi contra la inmigración turca hace 30 años

 

Marina Ferrer

“No podemos cerrar los ojos o pensar que son actos solitarios ni aislados. Hay unas estructuras y una ideología que no deben ser ignoradas”, proclamó el presidente alemán Frank Walter Steinmeier, ante el 30 aniversario del atentado ultraderechista de Solingen.  “El terrorismo ultraderechista existía antes de Solingen y persistió después. Hay una continuidad en la violencia racista y ultraderechista”, prosiguió Steinmeier, en el acto celebrado en esa ciudad renana, donde murieron cinco turcas y que conmocionó a un país políticamente absorto en frenar la llegada de refugiados, en esos momentos procedentes de los Balcanes.

La noche del 28 a 29 de mayo de 1993, el festivo de Pentecontés en toda Alemania, murieron entre las llamas de una vivienda de la Wernestrasse, número 81, de Solingen dos mujeres de 27 y 18 años y tres niñas de 12, 9 y 4 años. Otros 17 habitantes sufrieron heridas y quemaduras, entre ellas un bebé de seis meses. Todos ellos eran miembros de la familia Genc, una de tantas familias de inmigrantes turcos de la populosa región de Renania del Norte-Westfalia.

Unos días después detuvieron a cuatro neonazis, uno de ellos vecino de los Genc, por lo que a todas luces había sido un atentado incendiario. Habían vertido gasolina en varios puntos de la casa, mientras la familia turca dormía. Solo uno de los detenidos era mayor de edad -Markus Gartmann, de 23 años- Los otros estaban sobre los 16 años. Frecuentaban una escuela de artes marciales y formaban parte de los llamados círculos neonazis. Markus eran un grandullón procedente de una familia desestructurada; el más joven, Felix, había crecido en un hogar acomodado, hijo de un matrimonio de concienciados antinucleares.

Los supervivientes entre los Genc y los acusados se reencontraron un año después en la Audiencia de Düsseldorf, con el inicio de un juicio que se abrió escindido entre versiones contradictorias. Markus pretendió primero que había actuado solo, luego implicó al resto y finalmente otro acusado confesó, mientras los dos otros persistían en su inocencia. Casi otro año y medio se demoró la sentencia: 15 años de cárcel para el mayor de edad y diez para los otros tres. En todo ese tiempo, asistió a las vistas tanto la madre de las víctimas, Mevlude Genc, como uno de los supervivientes, Bekir, un muchacho de la edad de los acusados. Llevaba el rostro cubierto por una máscara ortopédica que cubría sus quemaduras. Entre el atentado y hasta después del juicio fue sometido a una treintena de operaciones y transplantes.

Mevlude Genc se convirtió con el tiempo en símbolo de la reconciliación desde el dolor que desgarró su existencia. Recibió la Cruz del Mérito Federal por su incansable labor reclamando la calma. Fue hasta su muerte, en 2022, el rostro y la voz de la concordia, mientras que para parte de la comunidad de germano-turcos -actualmente, 3,5 millones de ciudadanos- Solingen marcó un antes y un después en las relaciones con Alemania.

Los días y semanas posteriores al atentado neonazi estalló la ira entre el colectivo de inmigrantes más laborioso del país. Hubo manifestaciones presididas por pancartas con frases como “No dejaremos que nos queméis vivos como a los judíos”. Se generaron  disturbios y encontronazos con los antidisturbios, mientras desde el ámbito político se advertía contra los desmanes.

Solingen no fue el primero ni menos aún el último atentado neonazi de la Alemania reciente. Seguía a los violentos disturbios de Rostock, en el este, donde durante semanas grupos de ultraderechistas y ciudadanos dichos corrientes asediaron y finalmente incendiaron bloques de viviendas del extrarradio habitadas por vietnamitas y otros extranjeros. El precedente inmediato de Solingen fue el incendio asimismo provocado por neonazis en otra casa de una familia turca, en la ciudad renana de Mölln, en noviembre de 1992, donde murieron tres mujeres.

El atentado de Solingen ocurrió apenas unos días después del cerrojo dado por el entonces gobierno del conservador Helmut Kohl a la ley de asilo, ante la primera gran ola de refugiados llegados a Alemania huyendo de la guerra de los Balcanes. “El barco esté lleno”, fue la consigna dada entonces por buena por Kohl, con el consenso de sus socios liberales y de la oposición socialdemócrata.

 

jueves, 25 de mayo de 2023

Ups, contracción!

 Alemania cae en recesión técnica, en un momento crítico para Scholz

Marina Ferrer

Alemania no esquivó finalmente la recesión, al confirmarse un segundo trimestre consecutivo con su Producto Interior Bruto (PIB) bajo el signo de la contracción. Algo que, además, se produce en un momento álgido para la coalición del canciller Olaf Scholz.
La primera economía de la zona euro registró una caída del 0,3 % del PIB en el primer trimestre del año, según los datos definitivos del departamento federal de Estadística (Destatis). Este dato, difundido este jueves, sigue al 0,5 con que se cerró el último periodo trimestral de 2022, lo que en términos de los expertos se define como recesión técnica.
Las cifras de Destatis cayeron como un jarro de agua fría en Berlín. Unas pocas semanas antes, el mismo departamento oficial de estadística había aliviado la situación al publicar unas estimaciones provisionales que apuntaban a un estancamiento -o 0,0 %-.
El principal factor que ha empujado ahora esos datos a la zona de la recesión es el consumo privado, que ha caído un 1,2 % arrastrado por el peso de la inflación. El ascenso del IPC ya no está en los niveles críticos en que se encontraba en el último trimestre de 2022. En octubre se había marcado el nivel récord del 10,4 % interanual. En los meses siguientes se ha logrado contener ese nivel récord hasta bajar en abril al 7,2 % interanual, recordó Destatis en su comunicado.
Sigue siendo, sin embargo, un nivel excesivo como para que animar el consumo privado, según destacó el analista Jörg Krämer, de la televisión pública ARD.
El descenso de la inflación viene observándose de forma sostenida sobre todo en los precios de la energía. En enero, el aumento del IPC en ese sector era aún del 23,1 % interanual, mientras que en febrero se había bajado al 19,1 % y en marzo al 3,5 %. La cesta de la compra sigue en cambio a unos niveles inflacionarios altísimos: un 17,2 % interanual en abril, que el 21,8 % de febrero y el 22,3 % de marzo.
El tripartito de Scholz, integrado por socialdemócratas, verdes y liberales, puso todo su empeño desde el inicio de la guerra en Ucrania y la crisis energética que se derivó en articular medidas para contener el alza de precios del sector y, a la vez, garantizar la seguridad de los suministros. Que durante el invierno Alemania no se quedara sin gas -como llegó a temerse con el corte de envíos desde Rusia- se consideró un éxito de gestión del ministro de Economía, el verde Robert Habeck.
Pero esta contención o búsqueda de instrumentos compensatorios en el sector energético no ha ido acompañada de medidas parecidas en la cesta de la compra. A Habeck, superada la emergencia invernal, le llueven ahora las críticas incluso de sus socios de coalición liberales, que bloquean la entrada en el trámite parlamentario de uno de sus grandes proyectos de ley -la sustitución progresiva, pero obligatoria de las calefacciones de gas o petróleo por sus equivalentes de energías renovables.
Habeck ha pasado de miembro estrella del tripartito a ministro al borde de estrellarse. A las críticas a su gestión se suman una serie de escándalos por tráfico de influencias y presunto enchufismo por parte de cargos de su confianza.
La confirmación de Destatis de una recesión técnica, que se supone será de corte temporal y aparentemente sin mayores impactos macroeconómicos. Hay impulsos positivos desde el motor tradicional de la economía alemana -la exportación- y de sectores industriales esenciales, como la construcción de maquinaria, electrodomésticos y automoción.
El conjunto de las exportaciones crecieron este primer trimestre un 0,4 % respecto al último de 2022. El mercado laboral sigue registrando récord de ocupación, con 45,6 millones de ciudadanos laboralmente activos, en un país con cerca de 83 millones de habitantes.
Pero las cifras de Destatis le vienen en un momento álgido a Habeck y, por extensión, en el conjunto del tripartito de Scholz. Los disensos son continuos en la coalición y la presión desde la oposición se hacen sentir no solo en los sondeos -ahora mismo la oposición conservadora supera en siete puntos a los socialdemócratas del canciller. El ánimo entre los coaligados está por los suelos y el propio Habeck acusó a los liberales de "romper con su palabra", al bloquear la entrada en el trámite parlamentario de su proyecto de ley.

miércoles, 24 de mayo de 2023

Los delincuentes del pegamento

 

Baviera persigue el activismo climático como presunta “organización criminal”

Marina Ferrer



Baviera, el más próspero y conservador “land” alemán, colocó al activismo climático de “Última generación” bajo sospecha de constituir una “organización criminal”. Tras meses ordenando el ingreso en prisión preventiva de sucesivos participantes en acciones de bloqueo o “pegado” en el alfalto convocadas por este movimiento ecologista, la Fiscalía de Múnich orquestó los registros coordinados de 15 viviendas repartidas en distintos puntos de Alemania en busca de pruebas en qué sustentar la sospecha de sus “actividades criminales”.

El operativo se dirigía contra siete activistas, entre 22 y 38 años, a los que se imputa recaudar fondos para su compaña. Concretamente, haber juntado hasta 1,4 millones de euros de donativos con los que llevar a cabo sus acciones. A dos de ellos se les imputa además una acción de sabotaje contra un oleoducto bávaro.

El operativo ordenado por Baviera supone un giro cualitativo en las medidas adoptadas contra estos grupos. El colectivo “Letze Generation” -”Última generación”- es la rama alemana de esta forma de activismo climático global especialmente presente en Europa occidental. En el caso de Alemania, a algunas provocativas acciones en museos como el Barberini de Potsdam, la ciudad vecina a Berlín, o simulacros de atentados contra obras de arte ha seguido el goteo de cortes de tráfico en puntos neurálgicos de la red viaria. Son acciones puntuales, pero con un alto grado de reincidencia que ha minado las simpatías con que muchos ciudadanos veían inicialmente sus objetivos. Primero se reaccionó con comprensión hacia los representantes de una generación que clama contra la falta de ambición de gobiernos y organismos internacionales frente al cambio climático y que recuerda a sus mayores que no hay un “planeta B” substitutorio al presente. Pero de ahí se pasó a contemplarlos como una “molestia” diaria que afecta al transportista o al ciudadano común camino al trabajo, a la escuela de sus hijos o al aeropuerto. Se les ha acusado de obstaculizar el paso de ambulancias o impedir la llegada de los primeros auxilios a una ciclista agonizante -un caso que levantó gran revuelo en Berlín-. Algún que otro conductor ha respondido con la agresión física a los acciones de “pegado” sobre el asfalto y hay abierto un procedimiento disciplinario en la capital por un operativo policial de violencia desproporcionada contra un activista.

“La política y la justicia no pueden tolerar el delito. Actúan, como es su deber y su responsabilidad”, aseveró la ministra del Interior, Nancy Faeser, mientras desde el movimiento “Letzte Generation” se denunciaba los intentos de criminalizarles. El gobierno alemán, como el ciudadano común, oscila entre la comprensión y el hartazgo ante las acciones del grupo. El propio

canciller Olaf Scholz calificó estos días de “tontada” la acción de un grupo de activistas que salpicó una visita suya a una escuela.

El operativo del miércoles partió de Baviera, donde el próximo octubre se celebran elecciones regionales. Su partido dominante es, desde hace décadas, la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), cuyo líder y primer ministro regional, Markus Söder, aspira a seguir gobernando con el aún más derechista partido de los Electores Libres. Rechaza hacerlo con los Verdes, partido que en las anteriores regionales experimentó un fuerte auge en Baviera, pero que ahora está de capa caída.

Asimismo de capa caída, o incluso peor, están los Verdes a escala federal. El titular de Economía y vicanciller, el ecologista Robert Habeck, ha pasado en meses de ser el ministro estrella del socialdemócrata Scholz a verse cuestionado tanto en su gestión como por sospechas de nepotismo en puestos de confianza.

Uno de sus más ambiciosos proyectos de ley -la sustitución progresiva, pero obligatoria de las calefacciones de gas y petroleo por sus equivalentes de energías renovables- ha quedado aparcada entre críticas de la oposición y recelos de los liberales, el tercer socio del tripartito de Scholz. El rifirrafe parlamentario en torno a ese proyecto discurre en paralelo al vía crucis de Habeck, que este miércoles tuvo que someterse a una comisión parlamentaria en medio de las acusaciones de conflictos de intereses en su Ministerio. Hace un par de días, Habeck encajó el relevo de uno de sus hombres de confianza, el secretario de Estado Patrick Graichen, envuelto en un enrevesado caso de solapamiento de intereses privados y familiares.

miércoles, 17 de mayo de 2023

Levantando acta

El Consejo de Europa lanza un registro de daños provocados por Rusia en Ucrania

Marina Ferrer
La cumbre del Consejo de Europa de Reykjavik se cerró con un acuerdo mayoritario a favor del objetivo central de la cita -la creación de un "registro" de los daños provocados por la invasión rusa de Ucrania-, así como el compromiso de varios de sus miembros -como Alemania- para revitalizar la organización y ampliar su dotación económica.
Un total de 40 de los 46 estados miembros suscribieron el acuerdo, con la adhesión además de Estados Unidos, Japón y Canadá, países asistentes a la cumbre en calidad de "observadores". Entre quienes no lo suscribieron estuvo Hungría, que reincidió así en su distanciamiento o morosidad de cuanto implique adopción de medidas frente a Moscú.
Otros estados miembros del Consejo asimismo con relaciones ambivalentes hacia Rusia o fuertes vínculos con el país agresor -como Turquía, Armenia, Serbia y Azerbaiyán- se desmarcaron de la mayoría al declarar que no se plantean "de momento" suscribir el acuerdo.
El registro no será solo un protocolo o banco de datos. Almacenará todo tipo de información y pruebas sobre los daños causados y debe servir de instrumento para hacer responder a los responsables de las pérdidas o daños causados por su actuación en Ucrania y también para indemnizar y compensar a quienes los sufrieron.
Se plantea un periodo inicial de aplicación de tres años y tendrá su sede o centro operativo en La Haya, con otra delegación en territorio Ucraniano. Es decir, la ciudad neerlandesa donde tiene asimismo su sede el Tribunal Internacional (CPI).
La lista de los cuarenta suscriptores incluye países que se muestran partidarios de contribuir al registro, pero deben evaluar aún si se dan las condiciones legales para aplicarlos en su territorio -como Suiza-.
Será la "piedra fundamental" para ejercer la "justicia y reparaciones" futuras, en palabras del primer ministro ucraniano, Denys Schmyhal, que representó a su país en Reykjavik, mientras que el presidente Volodímir Zelenski se dirigió a sus líderes en formato virtual.
La foto de familia de los líderes del Consejo de Europa incluyó al alemán Olaf Scholz, el francés Emmanuel Macron, la italiana Giorgia Meloni y el británico Rishi Sunak, además de la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen. Por parte española acudió el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albarés, quien en declaraciones a Efe calificó de "fundamental" la creación de ese registro.
Fue ése asimismo el término más utilizado por los líderes y representantes de los países suscriptores del acuerdo. "Es una contribución importante a los esfuerzos internacionales para hacer responder a Rusia por su brutal guerra de agresión", apuntó Scholz, ante medios alemanes.
Está en el aire cómo se implementará este propósito de la comunidad internacional. Kiev apuesta por emplear bienes rusos en el extranjero para liquidar las reparaciones, recordó el primer ministro ucraniano Schmyhal. El propio Scholz advirtió en cambio que esta vía es "compleja" y difícilmente practicable jurídicamente.
El canciller alemán se comprometió a incrementar con otros 10 millones de euros la dotación económica de su país al Consejo de Europa. Actualmente, la primera economía europea aporta unos 44 millones de euros anuales, lo que supone cerca de un 10 % del presupuesto total de la organización.
El acuerdo para el registro de daños y pérdidas causadas por la guerra tiene aún un largo camino hasta concretarse. Pero el amplio respaldo a esta iniciativa se consideraba en Reykjakiv una muestra de solidez para el Consejo de Europa, creado en 1949 para defender los Derechos Humanos y promocionar la democracia.
La de la capital islandesa era su cuarta cumbre, en sus más de 70 años de historia y estaba marcada por la exclusión de Rusia de la organización, el año pasado, a raíz del inicio de la invasión de Ucrania.
"El Consejo de Europa puede y debe jugar un papel relevante en la rendición de cuentas", aseguró la primera ministra de Islandia,  Katrín Jakobsdóttir, al cierre de una cumbre con la que su país traspasa la presidencia rotatoria a Letonia, gran aliado europeo de Ucrania, como el resto de los países bálticos.

martes, 16 de mayo de 2023

Rejkyawik, a lo lejos

 


Ucrania reactiva el aletargado Consejo de Europa desde Islandia

Marina Ferrer

El Consejo de Europa, una macroorganización algo desplazado de la agenda internacional, abrió este martes la cuarta cumbre de sus 70 años de historia, en la remota y estratégica Islandia y con Ucrania como motor de su activación.

Llevaba casi 20 veinte años sin convocar a una reunión entre sus líderes -la última fue en 2005, en Varsovia. Ahora desplazó a Reykjavik a los líderes -o representantes de alto nivel, como el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares- de sus 46 estados miembros -entre ellos, los 27 socios de la Unión Europea (UE). Rusia quedó excluida el año pasado a raíz del inicio de la invasión, que el Consejo condenó como “guerra de agresión”.

A la cumbre en la capital islandesa acuden el presidente francés, Emmanuel Macron, el canciller alemán, Olaf Scholz, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el premier británico Rishi Sunak y la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen. Es decir, varios de los líderes con los que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se reunió en su gira europea de la semana pasada.

Tiene, además, cierto carácter de preámbulo de la del G7, que esta semana reunirá en Hiroshima a los de las siete potencias -Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Italia y Alemania, además de Japón, que ejerce su presidencia de turno-. El puntal de la agenda de Reykjavik es la creación de un “registro” de crímenes de guerra cometidos por Rusia en Ucrania.

La rendición de cuentas es un requisito previo para la paz”, afirmó a su llegada a la capital islandesa von der Leyen, en una rueda de prensa con la primera ministra islandesa, Katrina Jakobsdóttir.

Es un objetivo tan ambicioso como ambiguo, pero que encaja en la razón de ser del Consejo de Europa: la defensa de los Derechos Humanos y la promoción de la democracia, o la denuncia de los estados que los vulneran. Sus resoluciones o condenas no siempre son tenidas en cuenta por sus propios estados subscriptores -como ha ocurrido repetidamente con Turquía, pero también con Reino Unido-.

El registro de los crímenes de guerra cometidos por Rusia es una apuesta de futuro para el Consejo. Ahí deberán quedar reflejados tanto sus responsables como sus víctimas para una rendición de cuentas futura, de acuerdo a los propósitos expresados por Islandia.

Previa a la llegada de los líderes, la secretaria general del Consejo, Marija Pejcinovic Buric, había calificado de "vital" que Rusia sea hecha responsable de la "muerte" y "destrucción" causada por la invasión.

Que justamente se celebre en Islandia –miembro de la OTAN, pero no de la UE- le da una relevancia especial. Es el país europeo geográficamente más remoto, pero altamente estratégico en lo político, energético y económico. En el pulso por el dominio del Ártico se lo handisputado como socio preferente tanto Estados Unidos como China o, hasta la guerra ucraniana, por Rusia.


domingo, 14 de mayo de 2023

Bremen, una pequeña alegría para Olaf

La socialdemocracia defiende su dominio en regionales alemanas

Joana Serra


El Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz defendió su posición de dominio en las regionales celebradas este domingo en Bremen, un pequeño estado federado del norte de Alemania. Según los primeros sondeos a pie de urna, al cierre de los locales electorales, el SPD obtuvo un  29,5 % de los votos, cuatro puntos por encima de la oposición conservadora de la Unión Cristianodemócrata (CDU).
El SPD podrá seguir gobernando en ese "Land", como ha venido haciendo en casi 80 años, presumiblemente con sus socios de la pasada legislatura -los Verdes y La Izquierda, con entre el 12 y 10 %, respectivamente-.  
El "Land" de Bremen es el más pequeño de los 16 estados federados de Alemania, con menos de medio millón de electores en esa ciudad-estado del norte del país. Sin embargo, los comicios tenían cierto carácter de pulso, a escala federal, entre los socialdemócratas de Scholz y la CDU, primera fuerza de la oposición en el Bundestag (Parlamento federal).
La socialdemocracia ha liderado tradicionalmente los gobiernos de ese el "Land" durante años. Así fue incluso en la pasada legislatura, pese a que la CDU en las regionales de 2019 quedó en primera posición -con 26,7 %, dos puntos por encima de los socialdemócratas-. El SPD, sin embargo, logró mantenerse en el poder al obtener la necesaria mayoría en la cámara regional gracias al apoyo de los ecologistas y La Izquierda.
El otro punto de atención de estos comicios era la situación de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), aquejada en ese "Land" por una profunda división interna. La situación llegó a tal punto que se presentaron dos listas paralelas para los comicios, lo que hizo que ambas quedaran excluidas.
El ganador de la disputa interna entre los radicales fue un tercero, una formación marginal de derechas y desconocida en el resto del país llamada "Bürger in Wut" -"Ciudadanos Enojados"-, que de la nada pasó al 10 % de los votos, según los sondeos a pie de urna.
Asimismo favorecido resultó el Partido Liberal (FDP), que estaba en los pronósticos pre-electorales en la cuerda floja del 5 % -mínimo para obtener escaños-, pero que según los primeros sondeos quedó en un 5,5 %.          
Bremen es un "Land" pequeño, pero cuna serie de peculiaridades electorales convierten el recuento de votos finales en una labor compleja. No se esperan los resultados definitivos finales hasta el miércoles.

Con el medallón de reyes, cancilleres, héroes y canallas



Alemania inscribe a Zelenski en la elite europea a través del premio Carlomagno
Joana Serra
"El premio Carlomagno es el 'who is who' a las grandes figuras del proyecto europeo. Europa tiene mucho que agradecerle a Volodímir Zelenski y al pueblo de Ucrania", proclamó el canciller Olaf Scholz, en su discurso de entrega al presidente ucraniano del histórico galardón, desde la Sala de Coronación de la ciudad alemana de Aquisgrán. Fue una ceremonia revestida de homenajes al "inconmensurable valor" de los ucranianos, tanto de Scholz como de la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, y del primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki.
"No puedo imaginar ningún destinatario más merecido", afirmó von der Leyen, representante a escala europea, como el jefe del gobierno polaco, del incondicional apoyo a Kyev.  
Zelenski llegó a Berlín la medianoche de sábado a domingo, tras su visita al Vaticano y, según fuentes diplomáticas, con intención de seguir viaje a París. En Berlín llevaba días el gobierno de Scholz tratando de no dar por segura una visita que había sido filtrada ya por varios medios, pero que de acuerdo a la tónica de Kyiv no se podía anunciar porque todo depende de la situación en el frente.
Todo movimiento del presidente ucraniano va envuelto en enormes dispositivos de seguridad. Es el líder más expuesto del momento. Scholz no podía permitirse ningún desliz, puesto que las relaciones entre Berlín y Kiev han pasado por demasiados altibajos.
A Alemania se le reprocha haber sido una potencia europea condescendiente con Putin desde tiempos de su gran amigo, el canciller Gerhard Schröder, pieza fundamental en la relación de dependencia energética de Berlín respecto a Moscú. Los 16 años de Angela Merkel en el poder no solo no cambiaron esta dinámica, sino que incluso la acrecentaron.
Desde el inicio de la invasión rusa, Scholz ha prometido la máxima solidaridad a Kyiv. La llegada del líder a Berlín estuvo precedida por el anunció de otros 2.700 millones de euros de ayuda, que hacen subir el monto final a 17.000 millones de euros. Alemania es el primer contribuyente europeo a la ayuda militar a Ucrania, solo superado por Estados Unidos, admitió Zelenski en Berlín.
Pero también ha sido el país que frenó -aunque finalmente accedió- los suministros de los tanques Leopard2 a Kyiv, además de seguir rechazando el envío de cazas occidentales.
El Carlomagno es un galardón con carácter de histórico, que año a año desde 1950 distingue personalidades políticas o instituciones destacadas por su aportación al proyecto europeo.
Lo han recibido desde cancilleres alemanes, desde Konrad Adenauer a Merkel, y presidentes franceses, como Emmanuel Macron, a dos papas, Juan Pablo II y Francisco -en 2004 y 2016, respectivamente-, así como algún rey -como Juan Carlos I, en 1982- e incluso un presidente de Estados Unidos -Bill Clinton, en el 2000-
También lo recibió Felipe González, en 1993 siendo presidente del gobierno español, o Javier Solana, en 2007 como secretario general de la OTAN, así como Salvador de Madariaga, en 1973.
En 2022, con Europa ya bajo tensión por el rumbo hostil de Moscú, lo recibieron las líderes de la oposición bielorrusa Svetlana Tijanóvskaya, Veronika Zepkalo y Maria Kolesnikova.
El homenaje al coraje de las opositoras bielorrusas tuvo ya algo de premio honorífico a Zelenski, que empezaba a asombrar al mundo como líder inesperado y capaz de plantar cara a Rusia, unos meses después del inicio de la invasión a su país.

En el who is who del europeismo

Scholz corona con el Carlomagno al Zelenski más "europeo"



Marina Ferrer
Volodímir Zelenski recibió el premio Carlomagno a los valores europeos, de manos del canciller Olaf Scholz y en el histórico Salón de la Coronación de Aquisgrán (oeste alemán), un honor que tuvo rango de agradecimiento del conjunto de Europa al galardonado
"Europa tiene mucho que agradecerle al presidente Zelenski y al pueblo ucraniano", aseguró Scholz, quien recordó que la lista de los premiados con el Carlomango es un "who is who" del proyecto europeo.
El pueblo ucraniano representa "el coraje inconmensurable" ante una "guerra de agresión" contra un país que "tomó ya su decisión a favor de Europa" y que ahora afronta "imperialismo ciego" de Vladímir Putin, en palabras de Scholz.
Zelenski recogió su galardón en un momento clave de una contraofensiva que, según había asegurado aún en Berlín, "está casi lista", pero precisa más aportes de armas aliadas.
Lo hizo arropado no solo por la plana mayor alemana, sino de la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, y el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, sus dos grandes aliados.
Nada en la ceremonia de Aquisgrán fue como siempre -incluido el retraso de una hora, debido a los dispositivos de seguridad. A Zelenski se le recibió con una ovación tan histórica como la Sala de la Coronación y algunos ojos humedecidos entre los presentes.
El acto estuvo precedido por el anuncio de Scholz, aún en Berlín, de otra partida de ayuda militar por 2.700 millones de euros -que incluye 30 Leopard1 y 20 carros Marder, 100 vehículos blindados de combate y 200 drones de reconocimiento. Ello eleva a 17.000 millones de euros la ayuda alemana a la defensa de Ucrania, la mayor de un socio europeo a Kyiv, solo superada por EEUU.
Zelenski reiteró asimismo desde Berlín su petición de aviones de combate y aseguró que no entra en sus planes atacar territorio ruso en su contraofensiva. "Adonde voy, lo hago oficialmente. No irrumpo en ningún lado", aseguró en su comparecencia desde la cancillería de Berlín, desde donde voló con Scholz hacia Aquisgrán.
La esperada contraofensiva está "casi lista". Pero le faltan "un par de visitas" a otros aliados, aseguró Zelenski, quien según fuentes diplomáticas volaría desde Aquisgrán a París.
La visita de Zelenski a Alemania había estado envuelta en un zigzag de filtraciones periodísticas y secretismo por parte del gobierno de Scholz. Cualquier movimiento del líder ucraniano precisa la absoluta discreción y cualquier desliz habría echado al traste un viaje complejo.
Zelenski agradeció reiteradamente el apoyo a Scholz, con quien ya se tutea, aunque ha tardado en perdonar a Berlín la pasada complicidad de dos cancilleres sucesivos -el socialdemócrata Gerhard Schröder y luego la conservadora Angela Merkel- con Moscú. Schröder fue la pieza clave en la dependencia energética respecto a Rusia, algo que Merkel no solo no cortó a raíz de la anexión de Crimea, en 2014, sino que incluso acrecentó.
A Scholz le correspondió cortar esa dependencia y comprometerse a la máxima solidaridad con Kyiv, lo que además del aporte de armas se ha traducido en la acogida de más de un millón de ucranianos. Pero los movimientos de Scholz han sido una lentitud exasperante. Durante meses frenó la entrega de los tanques carros Leopard2 y sigue rechazando el envío de cazas occidentales.
Los desacuerdos pasados quedaron enterrados este domingo entre Berlín y Aquisgrán. El Carlomagno, instituido en 1950, es un galardón que han recibido desde los padres de la UE, Jean Monnet (1953) y Robert Schuman (1958), a los papas Juan Pablo II (2004) y Francisco (2016).
También fue entregado a figuras como el premier británico Winston Churchill (1955), el presidente del gobierno español Felipe González (1993) y cancilleres alemanes y presidentes franceses, como Merkel (2008) y Emmanuel Macron (2018). En la nómina de premiados quedan también Javier Solana (como secretario general de la OTAN, 2007) y el presidente de EEUU, Bill Clinton (2000).
El año anterior lo habían recibido las líderes de la oposición bielorrusa Svetlana Tijanóvskaya, Veronika Zepkalo y Maria Kolesnikova. Ya en ese reconocimiento al coraje de las bielorrusas estuvo muy presente Ucrania y se convirtió en un premio compartido a los defensores Kyiv, meses después de iniciada la invasión rusa.

jueves, 11 de mayo de 2023

Los sobrinos alemanes de Erdogan

 El vot turc alemany, l’altra estigmatització


“Som uns tres mili­ons i mig de ciu­ta­dans d’ori­gen turc a Ale­ma­nya. I uti­litzo molt cons­ci­ent­ment aquest terme, ciu­ta­dans d’ori­gen turc. Perquè uns es defi­nei­xen com a turcs; els altres, com a ale­manys; d’altres, com a turcs-ale­manys, i també hi ha els que es defi­nei­xen com a kurds. D’aquests tres mili­ons i mig, n’hi ha un milió i mig amb dret a vot a Tur­quia, dels quals en les dar­re­res elec­ci­ons van anar a votar un 45%. I d’aquests, un 65% ho van fer per Erdo­gan. S’hau­ria de rela­ti­vit­zar una mica la imatge que tots els ciu­ta­dans d’ori­gen turc d’Ale­ma­nya són pro Erdo­gan.” Cem Özde­mir, minis­tre d’Agri­cul­tura i exlíder dels Verds, intenta expli­car amb aques­tes xifres fins a quin punt és incor­recte ficar tota aquesta comu­ni­tat, la més popu­losa entre les d’ori­gen immi­grant d’Ale­ma­nya, en el sac dels “votants” de Recep Tayyip Erdo­gan. Ho fa des de la tele­visió pública ZDF, con­vi­dat a expli­car el poten­cial impacte d’aquest vot exte­rior en les elec­ci­ons de diu­menge que ve

“Reo­brir la via democràtica”

Els son­de­jos apun­ten a una pos­si­ble victòria opo­si­tora, encara que amb un marge molt estret. El milió i mig de votants poten­ci­als a Ale­ma­nya repre­senta el col·lec­tiu més nombrós d’elec­tors fora del ter­ri­tori de Tur­quia. A Özde­mir se’l pre­senta a la tele­visió com la figura més repre­sen­ta­tiva d’aquest grup de ciu­ta­dans no tan homo­geni com s’acos­tuma a sim­pli­fi­car. És un polític molt mediàtic, no només entre els ciu­ta­dans d’ori­gen turc, repre­sen­tant de la via pragmàtica dels Verds.

Ell mateix és fill d’un d’aquells matri­mo­nis arri­bats als anys sei­xanta a Ale­ma­nya per tre­ba­llar. Va néixer fa 57 anys en un poblet del sud ale­many, Bad Urach, i té l’accent carac­terístic de molts ciu­ta­dans del land de Baden Württem­berg. Però se’l con­ti­nua con­si­de­rant el polític “turc” per excel·lència del país. O la veu més sig­ni­fi­ca­tiva d’aquest col·lec­tiu, com el pre­senta d’acord amb les nor­mes de la cor­recció política Mari­etta Slomka, la mode­ra­dora de l’infor­ma­tiu.

Özde­mir explica també que ell mateix figura entre els que no tenen dret a vot a les elec­ci­ons pre­si­den­ci­als i par­la­mentàries de diu­menge. I no s’amaga de quina seria la seva opció, si hagués pogut votar: l’opo­si­tor Kemal Kiliçdaro­glu. És l’opció del seu par­tit, els Verds, que la set­mana pas­sada van apro­var una reso­lució en què es cons­ta­tava que “hi ha l’opció de posar fi al lide­ratge tota­li­tari del pre­si­dent Erdo­gan i reo­brir la via de la democràcia”.

Inter­lo­cu­tor de Merkel

Que Özde­mir parli sense embuts de les seves pre­ferències polítiques a Tur­quia no estra­nya ningú a Ale­ma­nya. Des d’abans d’esde­ve­nir minis­tre, ha estat sovint sota custòdia poli­cial –tant ell com la seva dona, Pía Cas­tro, peri­o­dista argen­tina, i els seus fills– per ame­na­ces de l’entorn d’Erdo­gan. Fa anys que cri­tica cadas­cuna de les deten­ci­ons i empre­so­na­ments de peri­o­dis­tes o altres ciu­ta­dans ale­manys a Tur­quia, a més de denun­ciar la repressió dels kurds o altres par­tits opo­si­tors.

El 1994 va fer història com a pri­mer dipu­tat d’ori­gen turc al Bun­des­tag (Par­la­ment fede­ral). Des d’ales­ho­res, la presència d’altres par­la­men­ta­ris fills de la immi­gració turca s’ha ampliat a gai­rebé tot l’espec­tre del Bun­des­tag.

Serap Güler, de la Unió Cris­ti­a­no­demòcrata (CDU); Ates Gürpi­nar, de l’Esquerra, i Macit Kara­ah­me­to­glu, del Par­tit Soci­al­demòcrata, són alguns d’aquests repre­sen­tants a qui aquests dies es con­voca a par­lar de les elec­ci­ons de Tur­quia per insis­tir que, per pri­mer cop en vint anys, es donen pos­si­bi­li­tats de gua­nyar a l’opo­sició. També en què el vot exte­rior ale­many pot ser clau per a Erdo­gan. Kiliçdaro­glu ha estat també entre­vis­tat a la tele­visió pública, on ha expli­cat el seu propòsit d’estrènyer els lli­gams amb Ale­ma­nya des de la pre­sidència. Això no seria del tot nou: Erdo­gan va ser inter­lo­cu­tor pre­fe­ren­cial d’Angela Merkel, que es va haver d’empas­sar els insults públics del pre­si­dent turc.

Infor­ma­tius espe­ci­als

A canvi, va acon­se­guir el famós acord entre la Unió Euro­pea (UE) i Tur­quia que va aju­dar a tallar l’arri­bada de refu­gi­ats pre­ci­pi­tada per la crisi migratòria del 2015.

A Erdo­gan se’l veu com a figura estratègica o glo­bal player, no només per reduir l’arri­bada de més immi­gració irre­gu­lar, sinó també per fer de mit­jan­cer amb Rússia, des de la seva con­dició de soci de l’OTAN. Són molts els fac­tors en pro i en con­tra de l’actual pre­si­dent. Però està clar que l’esta­blish­ment ale­many con­fia en una victòria de Kiliçdaro­glu.

El pro­nun­ci­a­ment de la cúpula dels Verds era una aposta explícita pel líder opo­si­tor, tot i que no se l’esmen­tava. Que ho faci el par­tit de la minis­tra d’Afers Estran­gers, Anna­lena Baer­bock, i del vice­can­ce­ller i minis­tre d’Eco­no­mia, Robert Habeck, és més que simp­tomàtic. Les tele­vi­si­ons públi­ques, ARD i ZDF, tenen pre­pa­rats espe­ci­als per seguir les elec­ci­ons de diu­menge des de Tur­quia. I, des dels seus infor­ma­tius, es qua­li­fica sense embuts Erdo­gan de líder autòcrata.

“És difícil saber com afecta aquesta presa de par­tit de l’esta­blish­ment ale­many els ciu­ta­dans d’ori­gen turc. Espe­ci­al­ment els més grans, que són els que majo­ritària­ment con­ser­ven la naci­o­na­li­tat i el dret a votar allà”, expli­cava Jens Bas­tian, expert en política turca de l’Ins­ti­tut Ale­many per a Política Inter­na­ci­o­nal i Segu­re­tat (SWP), en una reunió amb cor­res­pon­sals estran­gers de Berlín.

Són molts els estig­mes que acu­mula aquest col·lec­tiu d’immi­grants. Molts d’ells aca­ben sen­tint-se “repre­sen­tats” per Erdo­gan i igno­rats o menys­tin­guts per la soci­e­tat ale­ma­nya.

“Que man­tin­guin el dret a vot a Tur­quia no vol dir que no vul­guin la inte­gració a Ale­ma­nya”, explica el politòleg Özgur Özva­tan, de la Uni­ver­si­tat Hum­boldt de Berlín.  “És abso­lu­ta­ment injust que se’ls arribi a recri­mi­nar que vagin a votar per a un país on ja no viuen o, fins i tot, on no han vis­cut mai. Hi ha mol­tes raons per interes­sar-se per la política del país d’ori­gen i, alhora, fer-ho pel país on es viu”, hi afe­geix.

El vot exte­rior turc es va obrir el 27 d’abril a con­so­lats i altres punts de tot Ale­ma­nya i es va tan­car dimarts pas­sat, cinc dies abans de la jor­nada elec­to­ral a Tur­quia. A diferència de les elec­ci­ons del 2014 i el 2018, aquest cop no hi va haver grans actes elec­to­rals, ni de l’AKP d’Erdo­gan ni de l’opo­sició. El minis­tre de l’Inte­rior de Rin del Nord-Westfàlia, Her­bert Reul, va denun­ciar “ingerències inac­cep­ta­bles” des del par­tit d’Erdo­gan o les mes­qui­tes del país per influir en el vot exte­rior.

Creix la par­ti­ci­pació


A Nurem­berg, al sud, es van col·locar car­tells de l’AKP, final­ment des­pen­jats per ordre de les auto­ri­tats locals. Al land renà, el més poblat del país, s’hi con­cen­tren prop de mig milió de ciu­ta­dans amb dret a vot a Tur­quia.

El 65% de vot erdo­ga­nista del 2018 va ser un per­cen­tatge molt més alt que la mit­jana que va obte­nir ales­ho­res el pre­si­dent al seu país –un 53%.

L’index de par­ti­ci­pació del vot exte­rior ale­many es va situar, en canvi, molt per sota del regis­trat a Tur­quia –un 45% a Ale­ma­nya, per un 86 % al ter­ri­tori turc–. Segons xifres pro­vi­si­o­nals del Cen­tre d’Estu­dis Turcs d’Essen (a Renània), fins diu­menge pas­sat, dos dies abans de tan­car-se el vot exte­rior, a Ale­ma­nya havien anat a votar 642.000 per­so­nes, xifra que suposa un 19% més que en les elec­ci­ons del 2018.