sábado, 30 de agosto de 2025

Aquella selfie con Mutti a

10 años de política migratoria: del millón de refugiados bajo  Merkel al cerrojo de Merz



Un refugiado muestra una imagen de Merkel, a su llegada a la estación central de Múnich el 5 de septiembre de 2015. / SVEN HOPPE / EFE
 Gemma Casadevall   Berlín30 AGO 2025 

"Lo lograremos", fue la frase que pronunció Angela Merkel ante una abarrotada conferencia de prensa el 31 de agosto de 2015. Diez años después, la frase la persigue, sea en forma de críticas desde sus filas conservadoras o de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). Se refería entonces a la capacidad de Alemania para acoger a los miles de refugiados, principalmente sirios, atrapados en Hungría. Unos pocos días después de su frase, la noche del 4 al 5 de septiembre, Merkel dio luz verde a la entrada en el país de esas personas. Alemania acabó cerrando 2015 con la cifra récord de más de un millón de nuevos peticionarios de asilo.

A la pregunta de si fue apropiada su decisión sigue respondiendo Merkel con un sí; para el actual canciller y líder del bloque conservador, Friedrich Merz, está claro que el Gobierno de entonces sobrevaloró las capacidades logísticas, políticas y sociales alemanas.

"Claro que esa decisión mía atrajo a mucha gente hacia la AfD. Y que con ello se fortaleció. Pero ¿es esto razón para no hacer lo correcto, necesario y acorde con la dignidad humana?", respondía Merkel, en una entrevista con la televisión pública ARD, ante el décimo aniversario de su decisión de mantener abiertas las fronteras a los solicitantes de asilo mientras otros las cerraban. La AfD se había fundado dos años antes como partido euroescéptico. Era una formación extraparlamentaria, por no haber alcanzado el listón mínimo del 5% de los votos necesarios para obtener escaños. Con la crisis de 2015 mutó hacia lo xenófobo y entró en 2017 al Parlamento con un 12,6%. Ahora es la segunda fuerza del país, por detrás de los conservadores de Merz.

El contexto de una decisión histórica


El "lo lograremos" se ha convertido en una frase comodín, sea para criticar o para alabar a Merkel. Se plasmó en realidad la madrugada del 4 al 5 de septiembre, cuando un urgente de la agencia de noticias alemana dpa informaba del acuerdo alcanzado entre Berlín y Viena para dejar entrar a los refugiados que esperaban desesperadamente en Hungría.

Fue un giro inesperado en Merkel, quien pocos meses antes había desatado el llanto ante las cámaras de televisión de una muchacha de 15 años, libanesa e hija de solicitantes de asilo, que le preguntaba en un foro ciudadano si se concedería asilo a su familia. Merkel respondió con un no, sincero para unos, cruel para otros, que desataron las lágrimas de una muchacha exitosamente integrada. Los torpes esfuerzos de la cancillera por calmarla fueron inútiles.

Todo eso ocurría en un contexto marcado por los naufragios en el Mediterráneo. En uno de ellos, ese mes de abril, murieron 700 refugiados frente a las costas de Lampedusa. Los líderes de la UE estaban aún concentrados en otro rescate, el financiero, con Grecia bajo los estragos de la austeridad impuesta por Merkel. Se estimaba que hasta 800.000 refugiados trataban de entrar en territorio comunitario a través de la ruta de los Balcanes.

Entre la frase de Merkel y el acuerdo con Viena para dejar entrar a los refugiados, otra imagen sacudió conciencias: la del cuerpo de Aylan Kurdi, el niño sirio de tres años, muerto sobre la arena de una playa turca. Alemania, o su entonces cancillera, respondía dos días después una llamada de su homólogo austríaco, el socialdemócrata Werner Faymann, para dar luz verde a los refugiados. Buena parte de su bloque, empezando por los conservadores bávaros, adoptó a partir de ahí comportamientos propios de la oposición contra su cancillera.

De la cultura de la bienvenida a la islamofobia

A Merkel dejó de vérsela como la líder fría para representar a la acogida generosa. Alemania entera pareció contagiarse: a las estaciones de todo el país acudían miles de voluntarios dispuestos a ayudar a quienes llegaban con lo puesto. Surgieron icónicas selfies de sirios posando con la mujer más poderosa del planeta. Pero no tardaron en aparecer problemas logísticos en un país altamente burocratizado y desbordado en lo humano. Los municipios reclamaban fondos para afrontar su acogida, mientras se improvisaban barracones como los del viejo aeropuerto de Tempelhof, en Berlín, o se negociaban infructuosamente 'soluciones europeas' para su reubicación.

La 'Willkommenkultur' --'cultura de la bienvenida'-- sufrió un zarpazo la noche de Fin de Año de ese 2015. Centenares de mujeres aterrorizadas denunciaron desde robos a agresiones sexuales, incluidas violaciones. La fiesta colectiva ante la catedral de Colonia, junto a la estación, había derivado en tumulto. Se identificó a casi 300 agresores, más de la mitad de los cuales eran magrebíes entre otras procedencias. Empezó a calar el discurso xenófobo.

Un año después, el tunecino Anis Amri lanzaba un camión articulado robado a punta de pistola contra un mercadillo navideño de Berlín. Dejó 13 muertos y un centenar de heridos, además de poner en evidencia el descontrol policial sobre individuos llegados como refugiados y reclutados por el yihadismo. A otros atentados de sujetos con perfiles similares al de Amri se sumaron ataques a cuchilladas o atropellos múltiples.

Homenaje a las víctimas del ataque en un mercadillo de Berlín, en diciembre de 2016. / AP

El vaso medio lleno o medio vacío de la integración

"Es mucho lo que hemos logrado ya", aseguraba Merkel a la televisión pública alemana. Merz no comparte ese parecer. Su Gobierno aplica la línea dura a los refugiados en espera de expulsión, sea porque se rechazó su solicitud, porque incurrieron en delitos graves o porque se radicalizaron. Practica las devoluciones en caliente y pretende recortar subsidios a los ucranianos. Desde la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido que ahora dirige Merz, se incide en las cargas que sobrelleva Alemania a raíz del 'efecto llamada' que atribuyen a Merkel --unos 3,5 millones de solicitantes de asilo, entre el millón de 2015 y los llegados en los años siguientes--, a los que se suman unos 1,5 millones de ucranianos.

Carsten Linnemann, secretario general de la CDU, cuantifica en 6,5 millones el total de refugiados recibidos en estos 10 años. Y asegura que menos de un 50% se ha incorporado al mercado laboral. Sus cifras discrepan con las de la Oficina Federal de Empleo, que sitúa en un 64% el porcentaje de refugiados llegados en 2015 que ahora están laboralmente activos, algo menos que el 70% de media entre el total de ciudadanos del país. El cómputo de los 6,5 millones es acumulativo, sin descontar a los que regresaron a su lugar de origen u otros países. Pero las discrepancias estadísticas no parecen importar al canciller. Merz, rival histórico de la excancillera, se siente en sintonía con el vuelco antiasilo dominante en la UE, independientemente de si la ultraderecha forma parte o no de sus gobiernos.

miércoles, 20 de agosto de 2025

Especial vacaciones


Sylt, la isla del pijerío alemán en la que los punks pagan tasa turística



Una vista de Sylt / Peter Bender
 Gemma Casadevall   Berlín20 AGO 2025 

La isla más 'alemanizada' del mundo es Mallorca; 'Malle', como la apodan los alemanes, para quienes España sigue siendo el destino preferencial de vacaciones cuando se trata de salir del país. Las Baleares, y más concretamente Mallorca, aglutinan todos los segmentos del turismo germano: elitismo, clase media, 'low cost', turismo ocasional o fiel, de borrachera, así como segundas residencias y residentes fijos. Pues bien, en las antípodas de ese concepto inclusivo está otra isla identificable como destino alemán de primer orden, pero dentro de su territorio: su nombre es Sylt.

Sylt es una estrecha franja de arena, dunas y marismas que apunta hacia Dinamarca. Es la mayor isla alemana del mar del Norte, con 40 kilómetros de playa. Recibe cada año unos 600.000 visitantes, una cifra que puede parecer irrisoria comparada con los 4,5 millones de alemanes que visitan el archipiélago balear. Pero aparentemente los 18.900 isleños de Sylt y sus autoridades no desean recibir ni uno más. Pisar la isla implica pagar una tasa turística de 4,10 euros por persona y día, desde mayo a octubre.

Terrazas y bicicletas

A Sylt se la identifica con elitismo y terrazas para gente VIP, aunque también con naturaleza y paseos en bicicleta. Es la isla de los ricos; de los de verdad y del mero pijerío. Dista apenas nueve kilómetros de tierra firme -o 16 kilómetros, en el punto más alejado- y está conectada a su 'land', Schleswig-Holstein, por un dique ferroviario de 11 kilómetros. Se construyó en 1927 y sigue siendo el único acceso por vía terrestre. Las otras opciones son el ferry y el avión, puesto que una isla para ricos es implanteable sin un aeropuerto.

La clase política alemana no tiene residencias de verano oficiales. Las vacaciones son un asunto privado, lo que implica que tampoco se informa previamente de dónde las pasarán sus dirigentes. Preferentemente, los altos cargos eligen el propio país. Algunos ministros se decantan por Mallorca o Italia, mientras que los jefes de gobierno acostumbran a dejarse 'sorprender' en el inicio de sus vacaciones descansando en su distrito electoral o paseando por paisajes alpinos, como solía hacer la excanciller Angela Merkel. Si a continuación la 'escapada' se prolonga hacia destinos más alejados -La Gomera, en el caso de Merkel- ya es asunto privadísimo del que puede trascender, o no, alguna foto.

Una boda exquisita

A Sylt no se la identifica como un destino vacacional propio de líderes políticos. Su sello elitista es exactamente lo contrario de lo que precisa un cargo electo para mostrar cercanía con sus conciudadanos. Pero sí hay un par de imágenes recientes de políticos en la isla, ambas de julio de 2022 y ambas en ocasión de la boda de un ministro, el por entonces titular de Finanzas, Christian Lindner. Eligió esa isla porque si una imagen cultivaba Lindner era la de pijo. Se casaba con una conocida periodista, Franca Lehfeldt, y la pareja quiso buscar un formato de boda exquisita, pero mediática. Entre los invitados estaba el por entonces líder de la oposición conservadora y ahora canciller, Friedrich Merz. Acudió a la boda de su amigo pilotando su propio 'jet' privado. Dos años después, Lindner precipitó el hundimiento de la coalición de gobierno entre el socialdemócrata Olaf Scholz, los verdes y su partido liberal.

Sylt ha sufrido recientemente un par de arañazos en su imagen de paraíso idílico y exclusivo. Por un lado, las 'invasiones' de punks contestatarios que desde hace un par de años acuden a la isla convocados como manifestación política contra el capitalismo. Son acampadas de apenas un par de centenares de personas. Despliegan un notable revuelo mediático, por el contraste entre su estética y la del pijerío local. También los miembros del colectivo punk pagan tasa turística.

Mucho peor fue el escándalo generado en 2024 por un vídeo de 14 segundos viralizado en redes sociales. Aparecía un grupo de unas cinco o seis personas en la terraza de uno de sus bares emblemáticos, 'Pony'. Coreaban la frase "Alemania para los alemanes, fuera los extranjeros", al ritmo de un éxito del cantante Gigi d’Agostino, 'L’amour toujours'. Uno de los vociferantes mostraba el brazo en alto, a modo de saludo hitleriano. Eran invitados de una fiesta privada y, aparentemente, la escena pasó desapercibida al propietario del bar. El caso acaparó durante días titulares en torno al posible descarrilamiento ideológico neonazi de la clase alta.

Punta de lanza nórdica

Finlandia, aliado clave y precedente de renuncia territorial 



El presidente de Finlandia, Alexander Stubb, a su llegada a la Casa Blanca este lunes. / JACQUELYN MARTIN / AP
 Gemma Casadevall,  Berlín20 AGO 2025 

Que el presidente finlandés, Alexander Stubb, se haya convertido en un aliado clave en la punta de lanza europea que apoya a Kiev se debe no solo a que su país es un pilar del flanco este de la OTAN, sino también a su historia. El país nórdico sufrió varias invasiones de la Unión Soviética, pero preservó su independencia. Tuvo que sacrificar territorio, se recuerda ahora. A cambio logró una relación vecinal armoniosa durante decenios, y económicamente provechosa, tanto para Helsinki como para Moscú.

Una frase de Stubb en Washington, ante la reunión del pasado lunes en la Casa Blanca entre Donald Trump y Volodímir Zelenski, ha despertado las expectativas acerca de un supuesto 'modelo finlandés' como vía para una negociación entre Moscú y Kiev. "Nosotros encontramos una solución en 1944. Confiamos ahora en encontrar una paz justa y duradera para Ucrania", afirmó Stubb.

El dirigente aludía al acuerdo alcanzado por su país en 1944, en plena Segunda Guerra Mundial. Tras dos sangrientas guerras en condiciones de inferioridad militar frente al agresor --la de Invierno, de 1939 a 1940, y la de Continuación, de 1941 a 1944--, Finlandia defendió su independencia, pero sacrificó territorio y soberanía en política exterior. Cedió a Moscú alrededor de 12% de su territorio. No se convirtió en parte de la URSS, como fueron las repúblicas bálticas de Estonia, Lituania y Letonia.

El propio Stubb matizó luego sus palabras ante medios finlandeses. Se había interpretado su declaración como una invitación a Ucrania a resignarse a ceder territorio. Explicó ahí que la situación de entonces, con Finlandia políticamente aislada, no es comparable a la actual: ahora Ucrania "no está sola", aseveró, en referencia al inédito formato de líderes europeos que acompañaron a Zelenski a la Casa Blanca. El alemán Friedrich Merz, el francés Emmanuel Macron, la italiana Giorgia Meloni, el británico Keir Starmer y el mismo Stubb se erigieron de facto en representantes de la coalición de voluntarios que integran una treintena de aliados occidentales de Kiev. Completaba el escudo la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen.

Similitudes con las exigencias de Putin

Pero esta puntualización posterior de Stubb no disipa las especulaciones acerca de una teórica "fórmula finlandesa" como estrategia para avanzar hacia una negociación entre Putin y Zelenski. El líder del Kremlin pretende que Ucrania renuncie a entrar en la OTAN, a tratar de recuperar Crimea, que Rusia se anexionó en 2014 ante la práctica impasibilidad de Europa, o los territorios bajo control total o parcial ruso del Donbás (este de Ucrania).

Finlandia, como Suecia, se ciñó durante décadas al compromiso de la neutralidad militar. Las exrepúblicas soviéticas de Estonia, Lituania y Letonia ingresaron en la OTAN en 2004. Helsinki y Estocolmo no solicitaron su ingreso en la Alianza Atlántica hasta el inicio de la invasión rusa a gran escala de Ucrania, en febrero de 2022. Completaron su ingreso en un tiempo récord, en interés propio y del conjunto de la organización. Finlandia, con 1.340 kilómetros de frontera con Rusia, es desde entonces en país clave para el flanco este de la OTAN. Tiene un ejército moderno y altamente tecnificado, con 70.000 soldados y 280.000 reservistas, y es un aliado puntero en la protección contra ciberataques.

Helsinki ha pasado de mimar sus relaciones comerciales con Moscú a blindar su frontera, la más larga entre Rusia y los socios de la UE. Que nunca se fió de Moscú lo demuestra la amplia red de búnkeres y refugios en todo el país consolidada en todas esas décadas de aparente armónica vecindad. Solo Helsinki tiene 50 búnkeres públicos, el mayor de los cuales a 30 metros bajo tierra y en el corazón de la capital, así como 500 sótanos particulares, capaces para albergar a la mitad de su población.

De la diplomacia del hockey a la del golf

Todo eso explica el papel de Finlandia, con apenas 5,6 millones de habitantes, en la punta de lanza europea que forman Alemania, el Reino Unido, Francia e Italia en apoyo de Zelenski. Polonia, que a menudo ha formado parte el grupo, no estuvo presente en la Casa Blanca al parecer por un pulso de competencias entre su primer ministro, el liberal Donald Tusk, y su presidente, el ultraconservador Karol Nawrocki. La ausencia polaca ha dado aún más relevancia a Finlandia, como representante del flanco este.

Las décadas de vecindad armónica entre Helsinki y Moscú se plasmaban, en lo humano, en las imágenes del anterior presidente finlandés, Sauli Niinistö, jugando a hockey sobre hielo con Putin. Ahora el nuevo eje entre Helsinki y Washington se expresa en lo personal a través del golf, el deporte preferido de Trump. Se sostiene que Stubb, conservador y en el cargo desde hace poco más de un año, se ha ganado la confianza de Trump combinando sus anteriores visitas a EEUU con partidas de golf. Otro elemento personal que ha ocupado casi tantos comentarios entre los medios como el agrado que expresó Trump ante el detalle de Zelenski de personarse, por fin, trajeado.

domingo, 17 de agosto de 2025

No estás solo

Von der Leyen, Merz, Macron, Starmer y otros líderes europeos 'custodiarán' a Zelenski en su encuentro con Trump




 Gemma Casadevall   Berlín17 AGO 2025
 
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y otros líderes europeos, como el alemán Friedrich Merz, el francés Emmanuel Macron, la italiana Giorgia Meloni y el británico Keir Starmer, así como el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, viajarán a Washington este lunes junto al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para reunirse con el presidente estadounidense, Donald Trump. "Desde el inicio de la brutal invasión rusa hemos apoyado a Ucrania (...) Seguiremos haciéndolo hasta que se consiga una paz justa y duradera", afirmó von der Leyen, en una comparecencia junto a Zelenski y tras confirmarse el viaje compartido entre los principales aliados europeos de Kiev. Alemania, Francia, Reino Unido, Polonia, Finlandia e Italia se han erigido en una especie 'punta de lanza' europea en apoyo de Ucrania, en representación de la llamada Coalición de Voluntarios, el grupo integrado por una treintena de aliados occidentales de Kiev, entre ellos España, que mantuvieron este domingo una nueva videoconferencia preparatoria para el viaje a Washington.
Von der Leyen insistió en su comparencia con Zelenski en los puntos esenciales, desde la perspectiva europea, de cara a una futura negociación entre Trump, Zelenski y Rusia: que las fronteras no pueden "modificarse por la fuerza", que no pueden abordarse cuestiones territoriales "sin Ucrania" y que no pueden abrirse tales negociaciones "mientras sigan habiendo muertes". Las armas deben callar, sea por la vía del alto el fuego o de un acuerdo de paz rápido, dijo Von der Leyen, en relación a la fórmula que ahora propugna el presidente de EEUU. Es decir, el acuerdo de paz.
"Necesitamos negociaciones serias y su fundamento son las líneas actuales del frente", afirmó por su parte Zelenski. Añadió el presidente ucraniano que, pese a la oferta lanzada por sus aliados europeos para 'facilitar' una negociación entre él mismo, con Trump y Vladímir Putin, hasta ahora "no hay señal alguna de que Rusia quiera participar en una cumbre trilateral".
Para Macron, el objetivo compartido es evitar una 'Capitulación' de Ucrania: "Putin no quiere paz, creo que quiere la capitulación de Ucrania", afirmó el líder francés, en una declaración desde París.

Viaje colectivo tras la humillante visita de febrero

Zelenski agradeció a sus aliados un apoyo que se plasmará en un formato inédito, con el acompañamiento físico por parte de sus principales aliados europeos. Tras la mediática cita de Alaska, en que Trump tendió a alfombra roja a Putin y puso fin de facto al aislamiento del líder del Kremlin, hay una voluntad más que explícita por parte europea de no dejar solo a Zelenski. En el aire está aún la humillación a que se vio expuesto en su visita a la Casa Blanca del pasado febrero.
En su visita compartida a Washington, los líderes europeos, más von der Leyen y Rutte, esperan que les informe Trump directamente, y no por vías virtuales, de los contenidos de su encuentro con Putin. Según el goteo informativo posterior, al líder del Kremlin reclamó el control de la región de Donbás, el este de Ucrania parcialmente ocupado por sus tropas, a cambio de congelar la línea del frente actual en el sur. Kiev, hasta ahora, ha descartado toda cesión territorial.
Que Zelenski no iría solo a Washington empezó a vislumbrarse el sábado, al convocar Merz, Macron y Starmer una nueva ronda de videoconferencias para este domingo. Von der Leyen fue la primera en anunciar que viajaría con él a su encuentro con Trump, a lo que siguieron comunicados en cascada de Berlín, París, Helsinki, Roma y Londres sumándose al viaje. En este grupo forma un papel clave el presidente finlandés, Alexander Stubb, quien mantiene con Trump una relación de gran cordialidad, y representa la línea del máximo compromiso con Ucrania entre los países del flanco este de la OTAN.
También entre los líderes que, hasta ahora, han estado en buena sintonía con el imprevisible presidente estadounidense se encuentra Merz. "Por parte alemana, hay un gran interés en lograr un rápido acuerdo de paz", afirmó en un comunicado el portavoz de Merz, Stefan Kornelius. Las condiciones para ello, de acuerdo a la fuente gubernamental alemana, son las garantías de seguridad para Ucrania y para el conjunto de Europa y el apoyo a Kiev para "defenderse de agresiones rusas".
Merz, quien el pasado miércoles recibió a Zelenski en Berlín para participar juntos en la videoconferencia entre líderes europeos previa al encuentro entre Trump y Putin, ha reaccionado con moderado optimismo a lo que dio de sí la reunión en Alaska. En declaraciones a la televisión pública alemana ARD, el canciller consideró que un acuerdo de paz rápido puede ser incluso mejor que un alto el fuego". La italiana Giorgia Meloni, como el británico Keir Starmer, están asimismo entre los que mayor 'agradecimiento' han mostrado a los esfuerzos de Trump, mientras que Macron ha insistido en que debe mantenerse la presión sobre Rusia.

El bueno de Donald

El Nobel de la Paz a Trump: una opción descabellada pero no del todo descartada



El presidente de EEUU, Donald Trump, en una imagen de archivo. / WILL OLIVER / POOL / EFE
 Gemma Casadevall, Berlín17 AGO 2025 

Que Donald Trump se ha empecinado en recibir el Nobel de la Paz es sabido. La cita en Alaska con Vladímir Putin era una etapa considerada por el presidente de EEUU de gran relevancia en su carrera tras el galardón más codiciado del mundo. Que finalmente la mediatizada cita se interprete como una 'rehabilitación' de Putin, a cambio de nada, puede no importarle. En el relato de Trump, es un paso en la dirección correcta al que debe responder Volodímir Zelenski. En rigor, debería darse por descartado que pueda recibirlo un líder responsable de deportaciones masivas de inmigrantes o que reacciona a una derrota electoral incitando a asaltar el Capitolio. Acumula procesos judiciales de final imprevisible, fue declarado culpable en el caso del soborno a la actriz porno Stormy Daniels y está por ver si acaba atrapándole la maraña del depredador sexual y pederasta Jeffrey Epstein.
Entra en el terreno de la pesadilla imaginarse a un negacionista del cambio climático y apóstol del rearme Trump ingresando en la nómina de quienes lo recibieron antes por su lucha contra el calentamiento de la tierra --como el exvicepresidente estadounidense Al Gore, en 2007-- o por un mundo sin armas atómicas --como la organización japonesa Nihon Hidankyo, en 2024--. Queda el recurso de tranquilizarse confiando en el buen criterio del Comité Nobel. También en el hecho de que el de la Paz es un puntal de una familia de premios que gratifican la excelencia científica a través de los correspondientes a Medicina, Física, Química y Economía, además del de Literatura. Y Trump, además de arrancar a inmigrantes de sus casas o lugar de trabajo, estrangula la ayuda al desarrollo representada por USAID y está en guerra contra las universidades y el ámbito científico de su país.
Las razones para descartarle para el Nobel de la Paz son rotundas. Pero también son poderosos los factores que mantienen en pie una opción que horroriza a muchos: su capacidad para salirse con la suya, su poder y su ansia de revancha contra quienes creyeron que nunca llegaría a la Casa Blanca, como Barack Obama, el último presidente de EEUU que ganó un Nobel de la Paz.

Llamando a Oslo

Ha sumado ya unos cuantos valedores y aliados políticos a su apuesta por el Nobel: el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu; el de Camboya, Hun Manet; el Gobierno de Pakistán, por distender su conflicto con la India, o los de Armenia y Azerbayán, por su mediación en el acuerdo de paz alcanzado este agosto.
Su afán por ganar puntos ante Oslo no conoce límites. Este agosto, Trump tomó el teléfono y llamó a Jens Stoltenberg, ministro de Finanzas noruego y exsecretario general de la OTAN. Supuestamente su llamada estaba relacionada con su otra guerra, la de los aranceles. Pero según el portal alemán 'Politico' y el diario noruego 'Dagens Naeringsliv', en la conversación saltó la cuestión del Nobel. Stoltenberg estuvo al frente de la OTAN entre 2014 y 2024, periodo que incluye el primer mandado de Trump como presidente. Tal vez pensó que tiene en el político noruego un aliado servil como lo es ahora su sucesor en la OTAN, el neerlandés Mark Rutte. Stoltenberg ha admitido que existió esa llamada, explicado que estaba relacionada con asuntos económicos y declinado dar detalles "sobre otras cuestiones".



Barack Obama sostiene el diploma y la medalla del premio Nobel de la Paz, durante la ceremonia de entrega en Oslo el 10 de diciembre de 2009. / JEWEL SAMAD / AFP

Los criterios del Comité


El Comité Nobel reveló en marzo el número de candidaturas recibidas: 338, de las cuales 244 son personas y 94 organizaciones. El plazo para recibir nominaciones se cerró el 31 de enero. Están facultados para presentar sus propuestas desde catedráticos de Derecho, Historia o Ciencias Política a parlamentarios, antiguos galardones o tribunales internacionales. El propio Comité puede incluir sus propios nominados en su primera reunión del año, a finales de febrero. No revela la identidad de esos candidatos, propios o ajenos. De hecho, no confirma la lista con los nombres hasta 50 años después. Si se filtran identidades es porque las hacen públicas quienes los propusieron.
El de la Paz es el único entre los premios de la familia Nobel que se entrega en Oslo, no en Estocolmo, de acuerdo al testamento de Alfred Nobel, el inventor sueco que fundó esos premios. Se supone que lo hizo movido por los remordimientos. Amasó una fortuna con sus inventos, entre ellos la dinamita, y quiso compensar al mundo gratificando a quienes con su trabajo benefician a la humanidad, sea desde la ciencia, la política o la literatura. Se entregan el 10 de diciembre, aniversario de la muerte del fundador. Los nombres de los galardonados se dan a conocer en octubre.

Algún precedente polémico o hasta aberrante

Teniendo en cuenta que la lista se cerraba el 31 de enero, parecería improbable que se tuviera en cuenta una candidatura de Trump para este año. Su investidura fue el 20 de enero y llevaba unas semanas en el puesto. Su arranque además no se caracterizó por mediaciones de paz. Lo primero que hizo fue indultar a unos 1.500 procesados por el asalto al Capitolio. Le siguieron las primeras órdenes de deportación bajo su mandato, así como el anuncio de la supresión de 10.000 puestos de empleados o colaboradores de USAID.
También es cierto que a Obama se le concedió el Nobel en 2009, unos meses después de su investidura y que para el cierre de listas del año en curso tampoco había podido demostrar mucho. Se le otorgó por representar la esperanza "de un mejor entendimiento entre los pueblos". Fue el cuarto presidente de EEUU en recibirlo, tras Theodore Roosevelt, Woodrow Wilson y Jimmy Carter. El Nobel a Obama causó extrañeza por lo prematuro. Pero no desató el grado de controversia de otros antecesores estadounidenses, como el exsecretario de Estado Henry Kissinger, a quien en América Latina se recuerda como el "máximo aliado" de varias dictaduras, como la Argentina, o parte activa en el golpe contra Salvador Allende en Chile.
Por lo demás, la lista de candidaturas descabelladas o aberrantes que nunca prosperaron es larga. Van de Benito Mussolini, en 1935, a la Adolf Hitler en 1939 o la de Josef Stalin, en 1945. Más recientemente hubo candidaturas pintorescas, como la de Michael Jackson o incluso la de la FIFA. El Comité Nobel no rechaza ninguna propuesta. Pero se guarda la potestad de ignorarlas. De no tomar en consideración la de Trump para este 2025, nada impide insistir en los años siguientes.

Una de chinos

Alemania y China: láseres 'cegadores', espías y guerra comercial



Una presunta espía china oculta su rostro con una carpeta roja durante un juicio en Dresde, el pasado 5 de agosto. / MATTHIAS RIETSCHEL / AFP

Gemma Casadevall, Berlín 17 AGO 2025 9:00

La penúltima alarma entre los servicios de seguridad alemanes saltó en julio, al detectarse un ataque con láser del Ejército chino contra un avión germano de la misión naval 'Aspides' en el mar Rojo. El Ministerio de Exteriores convocó al embajador chino, Pekín rechazó toda responsabilidad en el asunto. La noticia quedó archivada en el cúmulo de asuntos nunca aclarados en torno a un presunto apoyo de China a los hutíes, aliados de Hamás. A cambio, la milicia hutí deja navegar a los mercantes chinos por el mar Rojo. Según el sensacionalista diario 'Bild', no era el primero de esos ataques contra la misión de la UE, supervisora de ese espacio aéreo. El propósito es cegar a los pilotos e interferir en sus operaciones en una región convulsa, en medio de la devastadora ofensiva israelí de Gaza.
Este episodio ocupa a los servicios secretos de Exteriores y al espionaje militar, dos de las tres ramas de la inteligencia alemana. La tercera, la de Interior, lleva alertando de la injerencia china desde hace casi dos décadas. El objetivo del espionaje chino es ganar influencia en la política, la economía y la tecnología militar alemana. Los informes anuales del servicio de protección de la Constitución --BfV, por sus siglas en alemán o espionaje de Interior-- apenas dedicaban un par de párrafos al asunto hasta 1995. En la entrada en el siguiente milenio se dispararon las alertas.
Dos casos recientes plasman la diversificación de esas actividades: por un lado, la detención, en julio de 2024, de tres alemanes acusados de haber filtrado desde 2017 información sobre tecnología militar al MSS, Ministerio de Seguridad chino; por el otro, el escándalo desatado por un topo de doble nacionalidad, chino-germana, al servicio del eurodiputado Maximilian Krah, de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). Hasta entonces, se consideraba a esta formación, actualmente segunda fuerza nacional, como el brazo prorruso del Parlamento alemán. A partir de ahí saltó la sospecha de que además se filtra desde su interior información a Pekín.
El seguimiento es complejo. Se estima que hay en Alemania unos 40.000 estudiantes chinos, un alto número de los cuales ha recibido becas de Pekín. Son fuentes potenciales de información sobre sistemas de misiles, tecnología militar, robótica, IA y microchips.

Automoción y renovables

Para Berlín, China es sobre todo un rival comercial que ha finiquitado el poderío industrial germano en la automoción y en las renovables. En tiempos de Helmut Kohl (1982-1998), se normalizaron los viajes del canciller acompañado de una delegación de líderes empresariales alemanes en pos del gran mercado asiático. En los 16 años en el poder de Angela Merkel (2005-2021) se ritualizó esta práctica. Hoy por hoy, no está claro que haya beneficiado a Alemania. La República Popular China ha engullido lo que parecía un sector prioritario para el motor exportador alemán, la energía solar. Un 87% de las placas fotovoltaicas que se instalan en Alemania son 'made in China'. Dramáticas son asimismo las consecuencias para el sector de los automóviles eléctricos, en que las marcas alemanas se han visto superadas por sus rivales chinas.
La respuesta rápida es que China produce más rápido y más barato. Detrás de ello está cierta miopía política alemana, que ya con Merkel recordó las subvenciones a la energía solar, a lo que sumó la lentitud del sector de la automoción en el desarrollo de la movilidad eléctrica.

sábado, 16 de agosto de 2025

El chat del finde

Berlín, París y Londres convocan otra videoconferencia para arropar a Zelenski


Comparecencia de Volodimir Zelenski y Friedrich Merz / Fabian Sommer/dpa

 Gemma Casadevall, Berlin16 AGO 2025 18:06

La voluntad de Europa de no quedar excluida de las deliberaciones sobre el futuro de Ucrania, pese a no haber sido invitada a la cumbre de Alaska, se plasmará de nuevo en la videoconferencia convocada para este domingo por los líderes alemán, francés y británico, Friedrich Merz, Emmanuel Macron y Keir Starmer. Su objetivo es ‘arropar’ a Volodímir Zelenski ante su reunión del lunes con Donald Trump, bajo el impacto del mediático encuentro de Alaska entre el presidente estadounidense y el jefe del Kremlin, Vladímir Putin.
Mientras se suceden las valoraciones en los medios sobre la reunión en Anchorage, con la consideración general de que el ganador fue Putin, Merz, Macron y Starmer pretenden reunir en formato virtual a la Coalición de Voluntarios, como se conoce al grupo de aliados occidentales de Kiev. Será la segunda videoconferencia en este formato en pocos días, tras la que tuvo lugar el miércoles pasado con la participación de Zelenski junto a Merz desde Berlín. Fue una reunión híbrida, entre lo virtual y lo presencial, en que participaron además los líderes de Polonia, Finlandia e Italia, la presidenta de la Comisión Europea CE, Ursula von der Leyen, el del Consejo Europeo, António Costa, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Se les unió a continuación Trump, a lo que siguió otra ronda virtual más, ya sin el presidente estadounidense, con miembros de la Coalición de Voluntarios, entre ellos el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
A la videoconferencia del domingo está confirmada la participación de von der Leyen. Será previsiblemente una nueva exhibición de cohesión europea, como lo fue la declaración que suscribieron este domingo la presidenta de la CE y los socios que se han erigido en punta de lanza en este proceso -los convocantes Francia, Alemania y Reino Unido, más Finlandia, Italia y Polonia-. En la declaración insistían en que no puede haber acuerdos ‘sin contar con Ucrania’, aseguraban que mantendrán la presión sobre Moscú y recordaban que las fronteras ‘no pueden modificarse por la fuerza’.

Positivismo de Merz frente a la dureza danesa

También agradecían los esfuerzos por la paz de Trump. En esta línea, Merz valoró positivamente que en Alaska no se hayan producido ‘concesiones territoriales’ de Trump a Putin. En una entrevista a la televisión pública alemana ARD, el líder alemán agradeció que el presidente estadounidense les informara directamente a la parte europea de los resultados de su reunión con el jefe del Kremlin. “Eso significa que Estados Unidos sigue a bordo, también para el futuro”, aseguró.
Estas valoraciones contrastan con las duras palabras de la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, cuyo país ejerce la presidencia de turno del Consejo Europeo, para quien en Alaska quedó claro que Putin no quiere la paz. "No creo que debamos darle ninguna credibilidad a Putin. (...) Estoy entre los que creen que frente a Moscú solo nos servirá una victoria militar", aseguró la líder danesa. Dinamarca está en el bloque de los socios comunitarios más comprometidos con el apoyo a Ucrania y con la necesidad de rearmar a Europa.

jueves, 14 de agosto de 2025

Sin salir del Kiez

'Balkonien’, l’estiu dels alemanys en precari


Gemma C. Serra

Som­mer vorm Balkon, L’estiu davant el balcó, és el títol d’una pel·lícula del direc­tor ale­many Andreas Dre­sen, estre­nada el 2005. Va de dues ami­gues que es tro­ben al ves­pre al balcó d’una d’elles, es pre­nen una copeta i par­len d’allò que els ha anat bé o mala­ment aquell dia. Sigui una entre­vista de tre­ball, sigui el cami­o­ner que gai­rebé n’atro­pe­lla una i que pot­ser li canviï la vida. L’epi­cen­tre del micro­cos­mos és un balcó de Prenz­la­uer Berg, una de les bar­ri­a­des de l’antic sec­tor comu­nista ber­linès. Han pas­sat ja uns anys des de l’eufòria des­fer­mada per la cai­guda del Mur i la reu­ni­fi­cació. Prenz­le­uer Berg ja no és una bar­ri­ada del est mig esmorteïda, sinó el cor noctàmbul del Berlín alli­be­rat. La gen­tri­fi­cació s’intu­eix, però encara no ha fora­gi­tat, o no del tot, els llo­ga­ters de sem­pre.
La pel·lícula es veu ara com una comèdia agre­dolça de Dre­sen, un direc­tor iden­ti­fi­cat amb un gènere que va del retrat social a l’ostal­gie, el joc de parau­les per “nostàlgia de l’est”. Però més allà de refle­xi­ons sobre el cine, iden­ti­tats per­du­des o l’espe­cu­lació immo­biliària sense fre, el títol de la pel·lícula remet avui a una rea­li­tat esti­uenca de molts ale­manys. El terme Urlaub in Balko­nien, “vacan­ces a Balkònia”, ja no és un reclam dels cen­tres de jar­di­ne­ria per guar­nir el teu bal­co­net. Remet a l’estiu dels qui no es poden per­me­tre viat­jar, ni lluny ni a prop. Bal­cons cui­dats, amb flors de colors, un para-sol i una tau­leta per al lli­bre, el bere­nar o la copeta; o bal­cons no tan bonics en blocs d’edi­fi­cis de l’extra­radi, però que fan la mateixa funció.
Els ale­manys són turis­tes entu­si­as­tes i cam­pi­ons mun­di­als de l’esti­ueig, s’acos­tuma a dir. Rere aquest este­re­o­tip hi ha la rea­li­tat d’unes dades: uns 17,4 mili­ons de ciu­ta­dans de la pri­mera potència econòmica de la UE no poden per­me­tre’s ni una set­mana de vacan­ces fora, segons xifres de Des­ta­tis, el depar­ta­ment fede­ral d’Estadística. És a dir, tres vega­des i escaig per damunt dels cinc mili­ons de com­pa­tri­o­tes que pas­sen les vacan­ces a les Bale­ars, un 70% dels quals al destí pre­fe­ren­cial dels ale­manys, que és Mallorca, o Malle, com l’ano­me­nen allà.
El per­cen­tatge dels qui no es poden per­me­tre ni una set­ma­neta fora és del 23%, entre els 84 mili­ons d’habi­tants del país. Es dis­para fins al 38% en les llars mono­pa­ren­tals, homes o dones que pugen sols una o més cri­a­tu­res. En altres països sem­blants, com ara Luxem­burg, Suècia i els Països Bai­xos, la mit­jana baixa al 9 i el 13%; només a Grècia, Roma­nia o Bulgària arriba o supera el 40% el per­cen­tatge.
Balko­nien és el destí esti­uenc per defi­nició d’aques­tes famílies. En un estiu on, fins ara, han domi­nat els dies de pluja per damunt dels de sol, si s’obre el para-sol no és per evi­tar cops de calor, sinó per no mullar-se. A alguns d’aquests tes­tos hi han sor­tit bolets en ple més d’agost, men­tre a les vore­res i llam­bor­des hi creix vege­tació de tot tipus, com si fos­sin la con­tinuïtat dels parcs i zones ver­des de la capi­tal ale­ma­nya.
No, de calor no en pas­sen, els qui fan les vacan­ces al bal­co­net. I, per sort, a ciu­tats com Berlín hi ha prou oferta per com­bi­nar-ho amb la pis­cina muni­ci­pal o el llac. Per 80 euros es por com­prar qual­se­vol adult l’ano­me­nat Som­mer­ticket o abo­na­ment d’estiu amb 20 entra­des per a les 16 pis­ci­nes públi­ques que hi ha repar­ti­des per totes les bar­ri­a­des de la capi­tal. Molt millor encara és l’opció del Som­mer Ferien Pass (Pas­sa­port a les Vacan­ces d’Estiu), que costa 9 euros i que per­met als menors de 18 anys l’accés a la pis­cina tan­tes vega­des com vul­guin. Queda l’oferta encara més popu­lar, la gratuïta, que són els llacs. I a Berlín n’hi ha de grans o petits sense sor­tir de la ciu­tat o a peu de l’estació del metro.
Els preus popu­lars per a la pis­cina pública tenen la seva creu, que és la sobre­sa­tu­ració o las bara­lles que sovint aca­ben gene­rant-se entre nanos rivals. Qual­se­vol pica­ba­ra­lla prop del tobo­gan gegant poc aca­bar en trom­pa­des mul­ti­tu­dinàries. Des de fa un parell d’anys, per entrar a qual­se­vol pis­cina cal sot­me­tre’s a un doble escor­coll: el de la bossa i el del docu­ment d’iden­ti­tat. El de bossa és perquè estan pro­hi­bits tots els gani­vets, nava­lles o ampo­lles de vidre. Qui vul­gui men­jar meló, se l’ha de por­tar tallat de casa. El del docu­ment d’iden­ti­tat és simbòlic, només cal mos­trar-lo a l’entrada, però no queda enre­gis­trat. Se li suposa un efecte dis­su­a­siu, en cas d’entrar amb espe­rit com­ba­tiu.
Aquest 2025 s’havien pre­vist con­trols d’afo­ra­ment per tan­car por­tes a par­tir de certs límits. Les plu­ges de juliol i part d’agost han fet inne­cessàries aques­tes mesu­res. De moment, ha estat una tem­po­rada tran­quil.la per als esti­ue­jants a Balko­nien.

miércoles, 13 de agosto de 2025

El convoy de Volodímir

Zelenski logra del careo virtual con Trump la garantía de que no habrá negociación territorial "sin Ucrania"



El canciller Friedrich Merz recibe al presidente Volodímir Zelenski, en Berlín/ EFE


Gemma Casadevall,  Beatriz Ríos   Berlin/Bruselas13 AGO 2025 10:08

En Alaska no se decidirán sacrificios territoriales para Kiev ya que no puede haber negociación al respecto "a espaldas de Ucrania". Y la prioridad de Donald Trump en su reunión del viernes con Vladímir Putin debe ser "lograr un alto el fuego": esos son los puntos esenciales del careo virtual mantenido entre Volodímir Zelenski, desde Berlín y arropado por sus aliados europeos, y el presidente de Estados Unidos, a dos días de su cita con el líder del Kremlin.

"Le deseamos éxito a Trump el viernes (...) Pero los intereses de seguridad de Europa y de Ucrania deben ser garantizados en (la cita de) Alaska", aseguró el canciller alemán, Friedrich Merz, convocante de la videoconferencia a la que Zelenski asistió presencialmente desde la capital alemana. Ucrania debe quedar incluida en toda negociación de paz, coincidieron, en su comparecencia tras su conversación con Trump. "Si no hay movimiento por parte rusa, la respuesta será un aumento de la presión sobre Moscú", aseguró Merz, quien recordó que son ya 18 los paquetes de sanciones adoptados contra Rusia a raíz de la invasión de Ucrania. "Las sanciones ayudan mucho, afectan a la industria de Rusia", apuntó Zelenski. "Ellos tienen tres veces más artillería que nosotros, pero también tres veces más bajas que nosotros", añadió.

Cinco son, según Merz, los puntos planteados por los europeos a Trump: Ucrania debe estar en la mesa de negociación, el alto el fuego es prioritario, las fronteras no pueden moverse por la fuerza, Kiev debe obtener garantías de seguridad a largo plazo y, de no lograrse avances en Alaska, se aumentará la presión sobre Moscú.

Casi en paralelo a la comparecencia de Zelenski en Berlín, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el del Consejo Europeo, António Costa, ambos en Francia, daban algunos detalles más de lo abordado con Trump: el presidente de EEUU tratará de lograr una reunión a tres bandas, en la que participe también Zelenski, en un país neutral en Europa, afirmó Macron. El republicano se comprometió, además, a mantener informados a los aliados.

Macron justificó la ausencia europea en Alaska en que se trata de una reunión bilateral entre Rusia y Estados Unidos "para calmar el ambiente". Pero "es importante que si se abordan cuestiones que afectan a nuestra seguridad, haya una coordinación con nosotros como europeos", añadió el presidente francés.

Cohesión europea

Con la visita de Zelenski en Berlín, respaldado virtualmente por los líderes de Francia, Reino Unido, Polonia, Finlandia e Italia, Europa escenificó su cohesión ante la cita de los superpoderosos. Merz había sumado a su iniciativa a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y al secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Está claro que "la pelota está en el tejado de Putin", afirmó Rutte, mientras que Von der Leyen destacó la cohesión mostrada una vez más por Europa ante una guerra "en su territorio".

Al plato fuerte de la videoconferencia con Trump, le siguió otra ronda de consulta con líderes de la llamada "coalición de voluntarios", los aliados occidentales de Ucrania, entre ellos España. El propósito de esta coreografía de rondas, como se la ha llamado en Berlín, estaba fijado de antemano: frenar cualquier tentación por parte del presidente de EEUU de pactar con Putin el futuro de Ucrania.

Zelenski había redoblado en los últimos días sus esfuerzos diplomáticos ante sus aliados europeos con notable éxito. Solo Hungría se desmembró de la declaración del lunes de los líderes de la UE, recordando que, de acuerdo al derecho internacional, las fronteras no pueden moverse por la fuerza. Que el primer ministro húngaro, el ultranacionalista Viktor Orbán, boicoteara el documento no causó mayor extrañeza, dada su condición de aliado dentro de la UE del Kremlin. Se redefinió el documento como declaración de los 26, prescindiendo del obstáculo habitual llamado Orbán.

Punta de lanza alemana

Merz, convocante de la videoconferencia, tomó para la ocasión las riendas del trío que forma desde su llegada al poder, el pasado mayo, con el francés Macron y el británico Keir Starmer. Alemania es el primer suministrador europeo de armas, ayuda humanitaria y financiera a Ucrania. Desde el inicio de la invasión rusa a gran escala y hasta abril de 2025, Berlín ha entregado armamento por valor de 28.000 millones de euros a Kiev.

En los últimos meses ha habido un giro a escala europea a favor no de los envíos de material propio, sino de la financiación para la adquisición de armas por parte de Kiev. Desde febrero de 2022, Europa ha financiado contratos de la parte ucraniana por unos 35.000 millones de euros, unos 4.000 millones más que los asumidos por Washington, según datos del Instituto de Economía Mundial de Kiel (norte de Alemania).

Este protagonismo creciente europeo ha discurrido en paralelo a las exigencias de EEUU de un mayor gasto en defensa. También ha influido que Washington haya cerrado esta vía de ayuda o apoyo financiero a Kiev con Trump en la Casa Blanca.

Debilidad interna de Merz

Para el canciller alemán, impulsor del careo virtual entre Trump y Zelenski, la cita actuó de bálsamo en medio de su cuestionamiento interno. Se cumplen 100 días de su investidura, pero su coalición no está para fiestas. En su bloque conservador hubo un amago de revuelta contra su decisión de suspender los suministros de armas a Israel susceptibles de ser usados en Gaza. Los socios socialdemócratas respaldan ese embargo, pero son muchos sus disensos en materia de recortes sociales.

Los sondeos reflejan una debilidad inusitada en tan corto espacio de tiempo. Hoy por hoy, la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) disputaría incluso el primer puesto al bloque conservador. Desde el sensacionalista diario 'Bild' y demás medios de poderoso grupo Springer se acribilla a diario a Merz, sea por su decisión sobre Israel o por los rifirrafes de su coalición. Springer, en el pasado afín a los conservadores, se comportaba ya con el socialdemócrata Olaf Scholz en el poder como un brazo mediático de la ultraderecha. Con el relevo a favor de Merz ha incluso acrecentado su línea del acoso a la coalición gobernante.

martes, 12 de agosto de 2025

100 días y solo en casa


Merz: més armes i menys immigrants




Gemma C. Serra - BERLÍN


Devo­lu­ci­ons en calent a la fron­tera i reac­ti­vació econòmica per recol·locar Ale­ma­nya al món: aques­tes eren les claus del pro­grama amb què el con­ser­va­dor Fri­e­drich Merz va gua­nyar les elec­ci­ons gene­rals del 23 de febrer. Tres mesos després, va ser inves­tit can­ce­ller, al cap­da­vant d’una coa­lició amb els soci­al­demòcra­tes del seu ante­ces­sor, Olaf Scholz. En aquesta tran­sició, es va apun­tar un punt cab­dal: l’aixe­ca­ment del fre al deute per a defensa. El fre era l’ins­tru­ment cons­ti­tu­ci­o­nal que obli­gava Ale­ma­nya a la con­tenció pres­su­postària. Merz, que en la seva cam­pa­nya elec­to­ral havia rebut­jat aco­mi­a­dar-se’n, de cop va acon­se­guir el con­sens par­la­men­tari per alli­be­rar-se d’una eina que havia fet de la pri­mera eco­no­mia de la UE un país paquidèrmic quant a inver­si­ons.

El dia mar­cat per a la seva inves­ti­dura, el 6 de maig, res no va sor­tir com espe­rava. En la pri­mera volta de les vota­ci­ons, no va obte­nir la majo­ria del Par­la­ment. Va haver de recórrer a la segona volta, enmig de mos­tres de ner­vi­o­sisme per una situ­ació insòlita en un país obses­si­o­nat per l’esta­bi­li­tat política. Arren­cava així un govern que, de fet, no segueix el model de gran coa­lició entre els dos par­tits prin­ci­pals com les que va diri­gir Angela Merkel.

Entre els con­ser­va­dors i els soci­al­demòcra­tes, s’hi ha col·locat com a segona força la ultra­dre­tana Alter­na­tiva per a Ale­ma­nya (AfD), política­ment aïllada, però amb prou empenta per mar­car pau­tes.

Dijous vinent, Merz com­plirà els seus pri­mers cent dies com a can­ce­ller. La seva agenda ha estat més ori­en­tada cap a l’exte­rior que cap a l’inte­rior del país. Pot­ser perquè és en política interna on els socis soci­al­demòcra­tes volen dei­xar el seu segell i fre­nar les temu­des reta­lla­des que Merz havia promès apli­car, per exem­ple, en l’ano­me­nat ajut bàsic de 553 euros que per­ce­ben 5,5 mili­ons de ciu­ta­dans. La mei­tat d’aquests per­cep­tors no són ale­manys. Hi ha un nom­bre impor­tant d’ucraïnesos que, a diferència dels refu­gi­ats d’altres pro­cedències, tenen accés directe a aquests ajuts.

Durant la cam­pa­nya, Merz va pro­me­tre dei­xar sense aquest ajut tant els ale­manys que esqui­ven les ofer­tes de feina com els ucraïnesos. Col·locava així l’eti­queta de gan­dul a un col·lec­tiu inde­ter­mi­nat de per­so­nes aptes per tre­ba­llar, però que viuen d’un sub­sidi que costa a l’Estat ale­many 49.000 mili­ons d’euros. La bata­lla per les reta­lla­des tot just ha començat. En joc hi ha el pacte de coa­lició, va adver­tir el líder del Par­tit Soci­al­demòcrata i minis­tre de Finan­ces, Lars Kling­beil.

Que s’insinuï una crisi en un govern que encara no ha com­plert els seus pri­mers cent dies evi­den­cia, de nou, la feblesa que envolta Merz. L’endu­ri­ment de la política migratòria té un nom, el del minis­tre de l’Inte­rior, Ale­xan­der Dobrindt, un falcó dretà de la Unió Soci­al­cris­ti­ana de Bavi­era (CSU), el par­tit ager­ma­nat amb la Unió Cris­ti­a­no­demòcrata (CDU) de Merz. Ha por­tat a la pràctica la implan­tació de con­trols a les fron­te­res amb tots els països veïns, inclosa Polònia. Ha estat un cop més a l’espai Schen­gen i, a més, com­plica el trànsit de tre­ba­lla­dors a un cantó i a l’altre de la fron­tera, a més del de mer­ca­de­ries. Però el can­ce­ller com­pleix així el seu com­promís de prac­ti­car les devo­lu­ci­ons en calent d’immi­grants irre­gu­lars.

Vols de retorn

L’altre com­promís, acce­le­rar les depor­ta­ci­ons de sol·lici­tants d’asil rebut­jats, radi­ca­lit­zats o amb con­dem­nes per delic­tes greus, va tenir la seva esce­ni­fi­cació fa unes set­ma­nes. Va coin­ci­dir amb una reunió de Dobrindt amb minis­tres dels països veïns per exhi­bir cohesió en el propòsit de tan­car l’aixeta a la immi­gració il·legal. Un avió amb 81 afga­ne­sos es va enlai­rar aquell matí de l’aero­port de Leip­zig per retor­nar-los al país d’ori­gen, via Qatar, amb 1.000 euros a la but­xaca, els diners esta­blerts per a les “des­pe­ses” que puguin tenir.

Es van repren­dre així uns dis­po­si­tius com­pli­cats i cars, que Merz vol mul­ti­pli­car. Es tracta d’aug­men­tar “nota­ble­ment” el nom­bre d’expul­si­ons, diu. Si el 2024 va ser de 20.100, el pri­mer semes­tre d’enguany ja se’n comp­ten 12.000. En total, viuen a Ale­ma­nya 3,8 mili­ons de refu­gi­ats, inclo­sos uns 1,8 mili­ons d’ucraïnesos. El nom­bre dels que han vist rebut­jada la sol·lici­tud d’asil és de 220.000. La majo­ria con­ti­nu­a­ran al país per raons huma­nitàries, però uns 42.400 estan pen­dents d’expulsió. Ja s’han produït casos de depor­ta­ci­ons, no d’homes sols radi­ca­lit­zats o cri­mi­nals, sinó de famílies, amb cri­a­tu­res, entre les alar­mes de les ONG.

El gir dretà de la política migratòria ale­ma­nya és un fet. També ho és l’aposta del can­ce­ller pel rear­ma­ment. El 2024, Ale­ma­nya va des­ti­nar per pri­mer cop un 2% del seu PIB a la des­pesa mili­tar. Va que­dar així en el grup dels ali­ats com­pli­dors amb l’objec­tiu recla­mat fins ales­ho­res per Was­hing­ton. Amb Donald Trump, l’aposta ha pujat al 5%. Merz s’ha por­tat com un aliat obe­di­ent. En la seva pri­mera visita a la Casa Blanca es va mos­trar com un can­ce­ller con­tent pel sim­ple fet que Trump no l’humi­li­ava com havia fet amb Zelenski o altres líders. Ja en la cimera ali­ada de la Haia, va aparèixer amb un pla pres­su­pos­tari fet a mida per acon­ten­tar Trump. Ale­ma­nya doblarà en qua­tre anys la des­pesa en defensa. Per al 2029 des­ti­narà el 3,5% a des­pesa bàsica i un 1,5% més a inver­si­ons mili­tars, inclòs l’ajut a Ucraïna.

La sub­missió al soci transatlàntic ha estat una cons­tant en la política exte­rior ale­ma­nya des de fa dècades. Amb Merz s’havia esca­lat a extrems de ser­vi­lisme, fet que, tras­lla­dat a la relació amb Israel, ha actuat de blo­queig a les san­ci­ons que volen apli­car bona part dels socis euro­peus. La decisió de sus­pen­dre els sub­mi­nis­tra­ments d’arma­ment a Israel anun­ci­ada diven­dres per Merz és un gir de gran rellevància. Per a Ale­ma­nya és un tabú atri­buir a Israel geno­cidi, per raons de res­pon­sa­bi­li­tat històrica del país que, sota el nazisme, va matar sis mili­ons de jueus. Merz es manté fidel a la “raó d’estat” amb què Berlín jus­ti­fica la màxima prudència a tota crítica a Israel. Ha expres­sat, això sí, con­dem­nes al “sofri­ment” de la població civil i a la “insu­fi­ci­ent” arri­bada d’ajut huma­ni­tari a Gaza.

La des­pesa mili­tar no és l’única que es dis­pa­rarà. El pla pres­su­pos­tari del minis­tre Kling­beil pre­veu un fons de mig bilió d’euros per posar al dia les infra­es­truc­tu­res ale­ma­nyes, ja siguin car­re­te­res, xar­xes de trens, esco­les o hos­pi­tals, sovint en un estat impropi d’un país ric com Ale­ma­nya. Merz con­si­dera pri­o­ritària l’acti­vació econòmica, després de dos anys en recessió i enmig de la crisi de sec­tors clau com ara l’auto­moció i l’acer. Merz té bons con­tac­tes en l’àmbit econòmic. L’empresa pri­vada va ser el seu refugi en els 20 anys en què va que­dar fora de les estruc­tu­res del seu par­tit, arra­co­nat per la línia cen­trista de Merkel. Ja ha impul­sat un rellançament del made in Ger­many, amb el suport d’uns 60 empre­sa­ris, repre­sen­tants de la gran indústria i com­pro­me­sos a inver­tir a Ale­ma­nya 631.000 mili­ons en tres anys. Se li va cri­ti­car no haver-hi con­vi­dat també pimes, que repre­sen­ten un 26% de l’acti­vi­tat empre­sa­rial del país.

Tam­poc ha ges­ti­o­nat de manera equi­li­brada el com­promís de rebai­xar la fac­tura elèctrica per a tot­hom. A Ale­ma­nya, el preu de la llum és el segon més alt de la UE, només superat per Dina­marca. Dels 0,39 euros/kWh que es paguen –la mit­jana euro­pea és de 0,29 euros–, la mei­tat cor­res­pon a impos­tos. Merz havia promès rebai­xar la càrrega fis­cal a tot­hom, però per ara només arri­barà a la indústria d’alt con­sum energètic.

Orbán no descansa


Orbán se desmarca del apoyo europeo a Kiev y reclama una cumbre UE-Rusia




Archivo - Viktor Orbán, primer ministro de Hungría / Europa Press/Contacto/Wiktor Dabkowski - Archivo
 Gemma Casadevall, Berlín 12 AGO 2025 13:41

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, se ha desmarcado de la declaración de los líderes europeos en apoyo de Ucrania y además reclama la convocatoria de una cumbre entre la UE y Rusia a imagen de la que reunirá a Donald Trump y Vladímir Putin en Alaska. "La única medida por parte de los líderes de la UE que tendría sentido sería una cumbre con Rusia de acuerdo al modelo de la que mantendrán Estados Unidos y Rusia", afirma desde su cuenta en X el líder húngaro, principal aliado del Kremlim entre el bloque comunitario.

En su mensaje justifica Orbán su decisión de no respaldar la declaración emitida por el resto de socios de la UE, a cuatro días de la cita en Alaska. En el texto suscrito por los 26 se advierte de que todo acuerdo de paz debe ceñirse al derecho internacional y, pese a la valoración positiva de los esfuerzos de EEUU, se recuerda que la condición para una negociación ‘efectiva’ debe ser un alto el fuego. En juego está tanto la seguridad de Ucrania como la del conjunto de Europa, recuerda el texto.

"Antes de que el coro del 'mainstream' liberal empiece a entonar su canción favorita sobre la 'marioneta de Putin', explicaré por qué no he suscrito la declaración en nombre de Hungría", empieza el mensaje de Orbán, en una alusión irónica a su atribuida posición de aliado de Moscú. "La declaración trata de establecer condiciones para un encuentro al que no han sido invitados", prosigue. Lamenta que la UE "se quede fuera" de la cita. Pero considera que con los intentos de dar "instrucciones desde fuera" se empeorará la situación.

La declaración de los 26 incide en los esfuerzos europeos por hacerse oír ante la cita de Alaska, con el argumento de que la guerra de agresión lanzada por Moscú se produce en territorio europeo. El canciller alemán, Friedrich Merz, ha dado un paso notable al convocar una reunión virtual este miércoles entre los principales aliados europeos de Ucrania, el propio Trump y Zelenski, además de la cúpula de la UE y la OTAN.

La reunión se iniciará sobre las 14.00, a escala de los líderes de Alemania, Francia, Italia, Finlandia, Reino Unido, Polonia, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y Zelenski. Tras aproximadamente una hora se espera la participación de Trump y de su vicepresidente, JD Vance, a lo que seguirá una nueva ronda de consultas entre los representantes europeos.

lunes, 11 de agosto de 2025

Friedrich invita


Merz convoca a Trump y Zelenski a una conferencia virtual con otros líderes europeos previa a la cumbre de Alaska



El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el ucraniano, Volodímir Zelenski, en la Casa Blanca el pasado 28 de febrero. / SHAWN THEW / EFE

Gemma Casadevall, Berlín 11 AGO 2025 

Alemania ha convocado una conferencia "de emergencia" y en formato virtual este miércoles, con los presidentes Donald Trump y Volodímir Zelenski y la participación de los principales aliados europeos de Ucrania. La iniciativa parte del canciller Friedrich Merz. Su objetivo es abordar "cuestiones relacionadas con reivindicaciones territoriales y de seguridad", además de "opciones para ejercer presión sobre Rusia" ante la cumbre del próximo día 15 en Alaska entre Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin. Se desarrollará "en distintas constelaciones y rondas de conversaciones", indicó el portavoz de Merz, Stefan Cornelius. Están invitados los líderes de Alemania, Finlandia, Francia, Reino Unido y Polonia, así como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente del Consejo Europeo, António Costa, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Por parte de EEUU se prevé la intervención de su vicepresidente, JD Vance, además de la de Trump.

La conferencia virtual se inscribe en las gestiones que se están desarrollando a escala europea en apoyo de Zelenski, pero también en defensa de los intereses europeos ante una guerra que se desarrolla en su continente. En distintos formatos, incluido un comunicado emitido el fin de semana por los líderes alemán, francés, británico, finlandés y polaco, además de la CE, se ha insistido en que no puede haber una negociación a espaldas de Kiev. A este comunicado se unió este lunes otro prácticamente calcado y suscrito por los gobiernos de los países balticos --Lituania, Estonia y Lituania-- y nórdicos --Suecia, Noruega, Islandia, Dinamarca y Finlandia--. El mensaje inherente es la preocupación europea ante un eventual acuerdo entre Moscú y Washington a costa de Kiev. Esta preocupación es especialmente palpable entre los países del flanco este de la OTAN.

En ambos mensajes se recuerda el principio fundamental de que no se pueden cambiar las fronteras con el uso de la fuerza, algo que viene repitiéndose desde la anexión de la península de Crimea, en 2014, pero que ahora remite especialmente a las regiones del este ucraniano que ya están bajo control ruso. Zelenski insiste en que Ucrania no sacrificará territorio, pero Rutte ha insinuado en una entrevista con un medio estadounidense una especie de vía pragmática: "Si llega a producirse un acuerdo según el cual Rusia controle una parte del territorio ucraniano, este reconocimiento sería solo de facto, no un reconocimiento jurítico y político", ha afirmado Rutte. Desde la cumbre de la OTAN en La Haya, el secretario general de la OTAN se ha estado comportando sin disimulos casi como un portavoz de los intereses de Trump, no de los aliados europeos.

"Intercambio de territorios"


Trump insistió este viernes en un posible "intercambio de territorios" entre Rusia y Ucrania como resultado de las negociaciones de paz. En una rueda de prensa en la Casa Blanca, el republicano ha aclarado que la cumbre del próximo viernes en Alaska solo tendrá dos actores: él y el presidente ruso. "La siguiente reunión será con Zelenski y Putin, o Zelenski, Putin y yo. Voy a meterles a los dos en una habitación", añadió, sin mencionar en ningún momento la posibilidad de que Europa esté presente de alguna manera en las conversaciones. Trump se limitará a llamar a los líderes europeos cuando concluya la reunión.

La iniciativa alemana anunciada por Merz trata de remediar el ninguneo de Europa, pese a que en Alaska se hablará de una guerra que discurre en territorio europeo. En Berlín se ve con temor no solo que Putin y Trump puedan maniobrar a espaldas de Ucrania, sino también de los aliados europeos.

"No podemos aceptar que entre Rusia y Estados Unidos se aborden cuestiones territoriales sobre las cabezas de los europeos y sobre las cabezas de los ucranianos", afirmó Merz, en declaraciones a la televisión pública alemana, Ard, este domingo. El canciller interrumpió sus vacaciones, que debería haber empezado la semana pasada, a raíz tanto de su decisión de suspender los envíos a Israel de armas susceptibles de ser utilizadas en Gaza como del anuncio de la cumbre en Alaska.

En paralelo a las gestiones de Merz, la alta representante de Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, convocó también para este lunes una reunión virtual de los titulares de Exteriores. El objetivo de la jefa de la diplomacia europea y los ministros del grupo es evitar todo acuerdo entre Moscú y Washington que no incluya a Ucrania y a la UE. Será con "unidad transatlántica, apoyo a Ucrania y presión sobre Rusia" como se pondrá fin a esta guerra "y se prenvendrán futuras agresiones de Rusia en Europa", informa Beatriz Ríos.

La estonia ha destacado el respaldo de los europeos a los esfuerzos del presidente Trump para llevar paz a Ucrania. Al mismo tiempo, ha asegurado que la UE seguirá trabajando en nuevos paquetes de sanciones contra el Kremlin, y más apoyo económico y militar a Kiev, en paralelo al proceso de adhesión del país al bloque.

domingo, 10 de agosto de 2025

Aprendiz de canciller


Merz se asoma a la reválida de sus 100 días al frente del Gobierno de Alemania abocado al suspenso



El canciller alemán, Friedrich Merz, durante una intervención ante la prensa. / EBRAHIM NOROOZI / AP
 Gemma Casadevall   Berlín 10 AGO 2025 

¿Está capacitado Friedrich Merz para dirigir el Gobierno de Alemania y para resolver las crisis que se le presentan? El próximo día 14 se cumplen 100 días de su llegada a la Cancillería al frente de la alianza entre su bloque conservador y los socialdemócratas. Ante esa especie de reválida, sus compatriotas le colocan en la franja del suspenso. Un 69% de los ciudadanos está insatisfecho con su Ejecutivo, según una encuesta de la televisión pública ARD. Apenas un 29% aprueba su gestión. Su coalición se ha visto sacudida por varias crisis y hasta un disenso grave respecto a una institución muy respetada por los alemanes, el Tribunal Constitucional. A ello se suma la falta de recetas sólidas frente a crisis internacionales, sea la guerra de Ucrania o la ofensiva israelí sobre Gaza. La ansiada reactivación económica se demora y crece la incertidumbre ante los efectos de los aranceles de Donald Trump en el motor exportador alemán.

La legislatura de Merz tuvo un arranque accidentado, el 6 de mayo. Relevaba a la naufragada coalición entre socialdemócratas, verdes y liberales de Olaf Scholz que derivó en elecciones anticipadas. Su propósito era exhibir solidez. Pero por primera vez en la historia del país, no logró los apoyos precisos para ser elegido canciller en la primera vuelta por el Bundestag (Parlamento). Entre conservadores y socialdemócratas suman 328 escaños y apenas obtuvo el respaldo de 310. A la segunda ronda sí les salieron los números. Quedó así en entredicho la capacidad del jefe del grupo parlamentario conservador, Jens Spahn, para dominar sus filas.

Conflicto inédito

Mucho peor fue la situación creada por el bloqueo conservador a la elección de la jurista Frauke Brosius-Gersdorf, propuesta por los socialdemócratas para una de las inminentes vacantes del Constitucional. Se generó el siguiente conflicto inédito en el país, en que jugaron un papel relevante los bulos lanzados por la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) contra la candidata. Se la definía como furibunda partidaria de legalizar el aborto hasta el día antes del nacimiento y se le daba perfil de activista de izquierdas. El hostigamiento a la jueza progresista creció, sin que el bloque conservador lo desactivara ni los socialdemócratas le retirasen su apoyo. Finalmente la jurista renunció para no generar mayores males. Para el jefe del grupo socialdemócrata, Matthias Miersch, lo ocurrido cuestiona "la capacidad de resistencia" de la coalición de Merz.

Hay una tercera crisis con perspectivas de enquistarse: la obsesión de Merz por recortar subsidios, empezando por uno básico al que tienen acceso los refugiados ucranianos, al igual que los alemanes cuyos ingresos o ayudas no les alcanzan para vivir. Son 563 euros por cada adulto, que se suman a apoyos a la vivienda o la familia y que, según Merz, favorecen la gandulería de quienes prefieren subsistir bajo mínimos a trabajar. Lo perciben unos 5,5 millones de personas, la mitad de las cuales no tienen nacionalidad alemana. Suprimir ese subsidio para los ucranianos fue una de las promesas electorales de Merz. El pacto de coalición mantiene ese subsidio, aunque con algunos retoques. Desde las filas conservadoras se insiste en suprimirlo, una ambición compartida por la AfD, partido prorruso, además de xenófobo.

Giro sobre Gaza y expulsiones en caliente

No había atentido hasta ahora Merz a las presiones de sus socios socialdemócratas para reconsiderar el apoyo incondicional a Israel mantenido desde hace décadas por Alemania por razones de responsabilidad histórica. Al propósito de tomar el control sobre Gaza de Binyamín Netanyahu ha respondido el canciller suspendiendo la entrega de armamento susceptible de ser empleado en su ofensiva sobre Gaza. Es, desde la perspectiva de Merz, un giro radical. Pero lo que lima aristas con los socialdemócratas abre más grietas con la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), brazo regional del bloque conservador de Merz, que lo considera 'un grave error', atentatorio contra la 'razón de Estado' en que sustentan el apoyo a Israel.

La decisión de Merz paliará el menos el aislamiento en que estaba cayendo Alemania frente importantes socios de la UE por no sustentar las sanciones contra Israel. Un 80 % de los ciudadanos alemanes reprueban, además, el proceder de Israel en Gaza.

En materia de asilo, Merz ha llevado a la práctica su promesa electoral de practicar las devoluciones en caliente en la frontera como instrumento para frenar la inmigración irregular. Alemania sigue ahí la línea de mano dura en materia migratoria dominante a escala europea. Pero al mismo tiempo Merz admite que los controles en todas las fronteras implantados por su Gobierno no pueden eternizarse. No solo por el zarpazo que da al espacio Schengen, sino porque convierten en un vía crucis el paso diario de trabajadores entre países vecinos, además del transporte por carretera de mercancías.

El rearme como clave para la reactivación económica

Merz delegó en su compatriota y correligionaria Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, la negociación con Trump de unos aranceles que atentan a sectores clave para las exportaciones alemanas, la automoción y el acero. Ambos sectores estaban ya en una crisis profunda, presionados especialmente por la competencia china. Se ha amparado así en las competencias de la Comisión para esa negociación a escala europea y evitado un pulso con el presidente estadounidense. Ahonda así su línea de sumisión al gran aliado transatlántico. Hoy por hoy, solo un 35% de sus conciudadanos le ve como un defensor de los intereses alemanes, según el sondeo de la ARD. Un 65% se muestra preocupado o muy preocupado por la economía alemana, que arrastra ya dos años en recesión y a la que se pronostica un estancamiento este 2025.

Las expectativas de reactivación proceden principalmente del rearme. El objetivo declarado de Merz es dotar a Alemania del mayor ejército convencional de Europa. El gasto en defensa está ya liberado del freno a la deuda que bloqueó sus inversiones. A ello se suma el compromiso de Merz de situarse para 2029 en un 3,5% del PIB en gasto básico militar, más otro 1,5% en otras inversiones en seguridad. Se coloca también ahí en la línea de los aliados obedientes a las exigencias de Trump. Sin embargo, amenaza chocar con Von der Leyen, miembro de la CDU que él lidera, impulsora de un concepto de rearme europeo, no de iniciativas nacionales.

viernes, 8 de agosto de 2025

En la dirección correcta

Alemania suspende la entrega de armas a Israel "susceptibles de ser usadas" en Gaza tras el anuncio del plan de Israel



El canciller alemán, Friedrich Merz / Carsten Koall/dpa

 Gemma Casadevall, Berlín 08 AGO 2025 12:57

Alemania no exportará armas a Israel "susceptibles de ser utilizadas en Gaza": con esta decisión respondió el canciller Friedrich Merz a la ofensiva anunciada por el Gobierno de Binyamín Netanhayu para hacerse con el control de la Ciudad de Gaza. Es un giro de gran relevancia para Berlín, que hasta ahora ha rechazado adoptar las sanciones a escala europea impulsadas por otros socios de la UE y también interrumpir los suministros de armas a Israel. Tampoco se plantea, por el momento, un reconocimiento de Palestina, como sí han anunciado Francia o Reino Unido.
"Israel está en su derecho de defenderse frente al terror de Hamás. La liberación de los rehenes y la consecución de una tregua es asunto prioritario para nosotros (…) Hamás no puede desempeñar ningún papel en el futuro de Gaza", establece el comunicado difundido por Merz, de acuerdo a la línea de su Ejecutivo de expresar en primer lugar su apoyo a Israel.
El plan de Netanyahu cierra aún más las posibilidades de avanzar hacia estos objetivos, sostiene a continuación el líder alemán, para justificar así su decisión, con efectos inmediatos, de no suministrar armas "utilizables" para esa nueva ofensiva. "El Gobierno alemán está profundamente preocupado por el sufrimiento de la población civil de Gaza", insiste Merz, quien reitera además su apremio a Netanyahu para no dar "ni un paso más" en dirección a una anexión de Cisjordania.
Alemania ha sido hasta ahora uno de los grandes exportadores de armas a Israel, con un 30 % del total que adquiere ese país. Desde el inicio de la ofensiva israelí, tras la toma de rehenes de Hamás, el 7 de octubre de 2023 y hasta el pasado mayo, Berlín ha autorizado ventas de armamento a ese país por 485 millones de euros, según cifras recientes del ministerio de Economía.

Bloqueo a la acogida de menores gazatíes

La decisión de Merz sigue no solo a las alarmas internacionales sobre la hambruna que padecen especialmente los niños de Gaza, sino también al creciente rechazo entre la opinión pública a la ofensiva israelí. Un 80 % de los alemanes desaprueba el proceder del gobierno de Netanyahu en Gaza. En medio de ese giro, ha causado extrañeza el bloqueo del Gobierno de Merz a la acogida de grupos reducidos de menores enfermos o heridos. "Son iniciativas generosas, pero para atenderlas tenemos que resolver una serie de problemas de seguridad", afirmaron fuentes del Ministerio de Interior, ante las críticas de ciudades como Hannover, Berlín, Bonn y Leipzig por ver bloqueada su oferta de acogida. Alemania ha ido evacuando de Gaza a ciudadanos de nacionalidad germana o sus familias, aunque con enormes restricciones y en grupos muy reducidos.
El Gobierno de Merz da prioridad "a la ayuda sobre el terreno", argumentan las fuentes de Interior. Se remiten para ello tanto al llamado "puente aéreo" o lanzamiento desde aviones militares de paquetes de ayuda humanitaria, que se activó a finales de la semana pasada, como a la atención sanitaria sobre el terreno. Lo primero, el lanzamiento aéreo de toneladas de alimentos, topa con las críticas de onegés, que advierten de sus riesgos, mientras que el propio Ejecutivo alemán admite que es un sistema caro y poco eficaz, que en ningún caso puede sustituir al transporte terrestre. La atención sanitaria en Gaza es prácticamente imposible, porque los ataques de Israel han devastado los hospitales de la Franja.
Hannover fue la primera ciudad en ofrecerse a atender en sus hospitales a niños enfermos de Gaza. "Queremos lanzar una señal humanitaria", afirmó su alcalde, Belit Onay, del partido Los Verdes e hijo de inmigrantes turcos. A su iniciativa siguieron similares ofertas de Berlín, Hamburgo y otras ciudades del país. La primera respuesta desde el gobierno de Merz fue negativa: "Es una idea electoralista y no se trata de hacer campaña con estas cuestiones", afirmó la secretaria de Estado de Exteriores Sepat Güler, de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merz, sin concretar a qué comicios alude. Próximamente solo hay convocatorias a escala municipal en el ‘land’ de Renania del Norte-Westfalia, al que no pertenece Hannover.
Los obstáculos planteados desde Interior se producen en un momento en que la opinión pública alemana está claramente decantada en contra del compromiso casi incondicional hacia Israel que practica el gobierno alemán. No es una posición nueva de Merz, sino que se inscribe en la llamada "razón de estado" a la que se ciñe desde hace décadas Alemania por responsabilidad histórica tras los seis millones de judíos asesinados por el nazismo. Desde el Partido Socialdemócrata (SPD), su socio de coalición, se apremia al bloque conservador de Merz a replantear su histórico apoyo incondicional.

Protestas a la deportación de menores yazidíes

La incomprensión por el bloqueo a la atención de niños gazatíes se suma a la provocada por la deportación a Irak de una familia de yazidíes, incluidos cuatro menores. El caso ha levantado protestas en Lychen, la población de Brandeburgo donde estaban acogidos. Llevaban años en esa ciudad del 'land' que envuelve Berlín y los menores estaban escolarizados ahí, pero las autoridades de Inmigración habían rechazado su petición de asilo. Finalmente lograron una orden judicial para impedir ‘in extremis’ su expulsión. Pero la notificación se produjo cuando ya estaban en el vuelo de deportación.
El tribunal administrativo de Brandeburgo considera "irreversible" su expulsión e implanteable su regreso al país. Mientras, un grupo de escolares de Lychen ha entregado una petición con 35.000 firmas al Parlamento regional de Brandeburgo reclamando el regreso de la familia.

jueves, 7 de agosto de 2025

Para qué pensar si tenemos la KI

El uso de ChatGPT pone en apuros al primer ministro de Suecia



El primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, durante un discurso televisivo a la nación el pasado 9 de febrero. / MAGNUS LILJEGREN / EFE

Gemma Casadevall    Berlín 07 AGO 2025 

¿Debe un jefe de gobierno usar la inteligencia artificial (IA) para formarse una segunda opinión o pone con ello en peligro la seguridad de su país? La pregunta persigue al primer ministro sueco, el conservador Ulf Kristersson, desde que en una entrevista al diario 'Dagen Industri' admitió el uso frecuente de ChatGPT para estos menesteres. Al margen de cuestionarse para qué se paga entonces a su equipo de expertos y asesores, sobre Kristersson pesa la pregunta de si está poniendo en peligro la seguridad de Suecia, país que pidió el ingreso por la vía rápida en la OTAN a raíz de la invasión rusa de Ucrania.
"Sí, lo uso bastante a menudo", afirmó Kristersson a ese medio, un periódico de información económica y bursátil. Especificaba ahí que utiliza tanto ese chat como su equivalente francés, LeChat, para cuestiones relacionadas con su trabajo. Y admitía a continuación que echa de menos un modelo semejante, pero en sueco y basado en experiencias de su país. Poco después, su portavoz matizaba que no lo usa para cuestiones "de relevancia o seguridad", sino para evaluaciones "grosso modo".
Kristersson, quien gobierna al frente de una coalición centrista, pero depende del apoyo externo de la ultraderecha, ha generado con esa respuesta una serie de críticas desde los grandes medios suecos. El sensacionalista diario 'Aftonbladet' dedicó una columna a la cuestión. Es "relevante", apuntaba, que "el hombre más poderoso de Suecia" recurra a ese instrumento, en lugar de hacerlo a su "enorme y bien pagado equipo de expertos". Atribuía a Kristersson haber caído "en la psicosis de los oligarcas". El diario nórdico añadía opiniones de expertos, como la profesora universitaria de IA de la Universidad de Umea, Virginia Dignum, según la cual estas tecnologías no son aptas para proporcionar opiniones políticas. "No hemos votado a ChatGPT", concluía. Fuertes han sido también las opiniones de 'Dagens Nyheter', periódico de referencia en el país, donde se cuestiona si el país debe estar dirigido por líderes que buscan "respuestas en el Chatbot".

Riesgos "incalculables"


Aparentemente Kristersson cayó en una especie de sincericidio. El experto en IA Jakob Ohlsson opinaba en el tercer gran diario del país, 'Expressen': "Yo amo la IA. Pero yo no soy primer ministro". Chatear puede parecer algo inocente, pero los riesgos de seguridad son "incalculables".
Kristersson llegó al puesto de primer ministro tras haber quedado su Partido Moderado en tercera posición en las elecciones parlamentarias de 2022. La fuerza más votada fue la socialdemocracia de la jefa del gobierno saliente, Magdalena Andersson, quien había impulsado las negociaciones del ingreso sueco en la OTAN, en paralelo a las de Finlandia, en ambos casos bajo el impacto de la guerra de agresión lanzada por Rusia sobre Ucrania. La ultraderechista Demócratas Suecos se alzó con el segundo puesto. Kristersson logró armar desde su posición de tercero una coalición de signo centrista, cuya acción de gobierno está condicionada al apoyo parlamentario de los ultras.

miércoles, 6 de agosto de 2025

Karol Liquidator

La presidencia de Polonia cae en manos de Karol Nawrocki, un halcón ultra dispuesto a liquidar el europeísmo de Tusk



Gemma Casadevall, Berlín 06.08.2025

El ultraconservador Karol Nawrocki, un neófito en política, defensor de la familia tradicional y euroescéptico, se convirtió este miércoles en el nuevo presidente de Polonia, determinado a bloquear la "regeneración democrática" prometida por el primer ministro Donald Tusk o incluso a finiquitar su erosionada coalición de Gobierno.

Dos meses después de su victoria en las elecciones presidenciales, Nawrocki, de 42 años, tomó el relevo a Andrzej Duda, el político que, como él, accedió hace diez años a la jefatura del Estado propulsado por Ley y Justicia (PiS), el partido de Jaroslaw Kaczynski.

"Seré la voz de la Polonia soberana (...) seré la voz de los que quieren una Polonia normal, una Polonia defensora de sus valores, (...) Una Polonia que está dentro de la UE, pero no sometida a sus vecinos occidentales", afirmó en su discurso de investidura ante el Sejm, el Parlamento, punto clave de una sucesión de ceremonias que se inició con el traspaso de poderes de Duda en el palacio presidencial.

Sí o no a Tusk

La victoria de Nawrocki en los comicios del pasado junio fue una demostración de fuerza del PiS frente al bloque europeísta de Tusk. Derrotó al carismático alcalde de Varsovia, Rafal Trzarkowski, pese a que seis meses antes era un rostro casi desconocido para sus compatriotas. Su baza electoral fue convertir los comicios en un sí o no a Tusk.

Duda se había encargado ya de debilitar su gestión de Gobierno, con el bloqueo sistemático a toda medida destinada a devolver a Polonia a la senda del europeísmo, a liberalizar el aborto o a revocar una reforma del poder judicial atentatoria contra la separación de poderes.

Las esperanzas de Tusk estaban depositadas en una victoria del alcalde capitalino para liberarse de la tenaza ultraconservadora. En lugar de eso verá endurecerse la asfixiante cohabitación con el PiS, ahora con un Nawrocki que debe su victoria al apoyo en la segunda ronda de los comicios de la nueva ultraderecha libertaria de Confederación.

Exboxeador o aplicado historiador

En el perfil de Nawrocki confluyen rasgos aparentemente contradictorios. Fue boxeador en su juventud, trabajó como guardia de seguridad y se relaciona esa etapa con presuntos vínculos con los bajos fondos polacos. Desde esta posición saltó al puesto de director del Instituto de la Memoria Nacional (IPN), entidad promotora de la retirada de monumentos del Ejército soviético.

Karol Nawrocki es investido como nuevo presidente de Polonia / e

Desde el PiS se ha difundido la imagen de un hombre modesto que se convirtió en historiador trabajando de día y estudiando por las noches. En los últimos meses salieron a la luz asuntos turbios, como la compra de un inmueble aprovechándose de un vecino enfermo, así como sus relaciones con redes de la prostitución. Pese a ello, o tal vez por eso, parte del electorado sigue identificándole como alguien cercano, con defectos pero determinado a superarlos.

Formalmente es independiente, como lo ha sido Duda en su etapa presidencial. Pero debe su ascenso al PiS, el partido que orquestó toda la campaña electoral en torno a este candidato. Nawrocki ha hecho suyo el objetivo de ‘echar del poder’ a Tusk y con ello ha aglutinado el poderoso voto del campo polaco.

Su victoria ha acelerado la erosión del gobierno de Tusk, una coalición en la que se integran una decena de corrientes políticas, desde los liberales del primer ministro al centrismo o la izquierda moderada. Entre la alianza reinaba ya la frustración por el bloqueo practicado por Duda.

A la derrota del alcalde Tszarkowski, correligionario de Tusk en la llamada Plataforma Cívica, respondió el primer ministro con un voto de confianza, que superó, seguido de una profunda remodelación de su equipo.

Azote para Von der Leyen

La presencia de Nawrocki en la jefatura del Estado, con un mandato de cinco años, pone contra las cuerdas a Tusk y agravará las relaciones con Bruselas. Es un beligerante defensor de los valores y la familia cristianos, de la práctica prohibición del aborto y representante del hostigamiento a los colectivos LGTBIQ+. Esta línea le acerca a la del ultranacionalista húngaro Viktor Orbán.

Pero se sitúa en las antípodas de Budapest en lo que Moscú se refiere. Mientras que Orbán es el más poderoso aliado dentro de la UE de Vladímir Putin, el PiS polaco representa la máxima aprensión hacia el Kremlim. Sí comparte con el líder húngaro el rechazo a un ingreso a corto o medio plazo de Ucrania en la OTAN y en la UE. En tanto que presidente, le compete representar a su país en las cumbres de la Alianza Atlántica.

Es un defensor de la línea más dura en política migratoria, tal vez su único factor de acercamiento con Tusk, quien hoy por hoy se sitúa también entre representantes del cerrojo a la inmigración irregular. Para Nawrocki, toda legislación en materia migratoria debe obedecer a los intereses nacionales polacos, lo que a su parecer incluye el no al Pacto Migratorio de la UE. No es lo único que rechaza en el conjunto de imposiciones atentatorias contra la soberanía nacional que atribuye a Bruselas. También se opone al Pacto Verde, porque afecta a la minería polaca.
Reparaciones por la ocupación nazi

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tiene ante sí el siguiente hueso duro de roer. Tampoco facilitará Nawrocki las relaciones con Berlín. El PIS insiste en su reclamación histórica de reparaciones por la ocupación nazi, que Alemania considera ya saldadas.

Sí se prevé que se acentúe la armonía entre Varsovia y Washington, aliado incuestionable de Polonia desde la caída del Telón de Acero. Es, como la mayoría de los grandes partidos, un profundo atlantista, pero además se declara personalmente admirador de Donald Trump.

Está comprometido con el aumento del gasto en Defensa hasta el 5 % del PIB y de incrementar el contingente de sus fuerzas armadas a 300.000 soldados --actualmente en 220.000 efectivos--. Considera, sin embargo, que ese rearme debe producirse a escala nacional, no europea, lo que apunta al siguiente punto de confrontación con Bruselas y con Berlín.